El genio de Pedro Friedeberg plasmado en una botella de tequila

El artista surrealista realizó una colaboración con Tequila 1800 Milenio en la que intervino una de sus botellas para una edición limitada de 550 piezas que gozan de uno de sus grabados. Visitamos la casa de Pedro Friedeberg, uno de los últimos artistas de la generación del surrealismo mexicano, para recorrer las habitaciones y conocer su más reciente colaboración. El artista, nacido en Italia, de origen alemán, pero mexicano desde los tres años de edad, llegó al país como consecuencia de la guerra y aquí forjó una prolífica carrera, marcando tendencia en el mundo del arte. Él es uno de los pioneros en el arte objeto, las sillas con forma de mano son icónicas de su obra, aunque ésta es muy variada, tomando como principal fuente de inspiración las líneas arquitectónicas. Al recorrer las habitaciones de su casa en la colonia Roma – a donde llegó hace apenas unos años, ya que su hogar solía estar en San Miguel de Allende – nos encontramos con varias de estas piezas de arte objeto. Sillas con forma de mano, algunas con base en forma de pie, otras con brazos que salen del respaldo, en tamaños pequeños, hasta gigantes. Su obra le ha otorgado numerosos galardones como la Bienal de Córdoba, Argentina, la Exhibición Solar en la Ciudad de México, y la XI Bienal de Artes Gráficos, entre otras. Así como exposiciones en distas partes del mundo, como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo de Arte Contemporáneo en Chicago, el Museo de Louvre en París y el Museo de Israel en Jerusalén. Una de las primeras habitaciones que visitamos es la sala en donde guarda sus colecciones, un verdadero museo en donde se reúnen desde pisa papeles, hasta cuadros creados por artistas legendarios. Aquí, nos cuenta Pedro, se encuentran algunas de las cosas que comenzó a coleccionar, como bustos de perfumes franceses de estilo art nouveau que se exhibían en las farmacias hace 100 años, carritos de juguete provenientes de distintas ciudades, piezas precolombinas y postales con poemas, entre otras cosas. Así mismo tiene una gran cantidad de cuadros colgados en las paredes entre los que se encuentran retratos que le hizo José Luis Cuevas en 1970, retratos de otros artistas como Juan Soriano y Francisco Corzas, una ilustración Richard Lindner y una obra creada por Leonora Carrington solo para él en la que a través de un juego surrealista lavó su cabeza con agua sucia y la plasmó en un lienzo, nombrándolo “El cerebro de Pedro” A lado de la sala se encuentra un showroom a la venta, en donde se encuentran las piezas icónicas de su obra, desde pinturas hasta objetos. Una de ellas es una escultura en bronce basada en la idea de la piedra filosofal. La siguiente habitación, llamada el salón azul, resguarda algunas de sus esculturas, pero sobre todo tiene sus famosos grabados. Una de sus obras predilectas, nos confiesa, que es un mapa del panteón de París, con textos del mes de mayo de 1970 sacados de periódicos franceses, además del dibujo de un Mickey para no olvidar el toque de humor. Finalmente llegamos a la biblioteca, cuyas paredes están cubiertas de piso a techo con numerosos textos, una de sus mayores pasiones.   Botella única   Lo que ha plasmado en esta botella de edición especial de Tequila 1800 Milenio se trata del grabado de una composición relacionada a sus primeros acercamientos con la arquitectura, plasmando lugares, palacios y paisajes de ilusión con patrones de repetición. El destilado está creado a través de una fina selección de agaves. El líquido es madurado de 36 a 40 meses en barricas de roble americano con un terminado adicional de otros 4 meses en barricas de roble francés usadas en la maduración del cogñac. Ello lo provee de un color ámbar, con toques cobrizos y dorados. El sabor tiene un llamativo dulzor, aunque no se olvida el ahumado que viene de la madera. Dentro de sus notas al paladar destacan las frutas y especias, especialmente higo, miel de abeja y canela.  

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