Sumar 100 mil niños en Módulos Educativos: la meta de Fundación Dondé

En su casa pensaban que Laila era sordomuda. A sus siete años emitía algunos sonidos pero nunca había pronunciado una palabra. Después del horario de clases se integró a las actividades del Módulo Educativo Dondé y tras un programa de verano de audiopsicofonología, sorprendió a su mamá, maestros y compañeros con un emotivo discurso al final del ciclo escolar. La de Laila, es una de las más de 750 mil historias de niñas, niños y jóvenes que han sido beneficiados con los programas de educación y desarrollo de la Fundación Dondé a lo largo de diez décadas. Labor que forma parte del legado de un hombre con la certeza de que la enseñanza es la herramienta más poderosa para transformar vidas. Rafael Dondé Preciat, poseedor de un espíritu dispuesto a apoyar a los que menos tienen, quiso contribuir al crecimiento de México y corresponder el apoyo que recibió en su juventud para estudiar leyes en el Colegio de San Ildefonso. Fue en ese emblemático recinto donde la institución de asistencia privada, emanada de los ideales del notable abogado, celebró 100 años de existencia. Una labor que transciende generaciones Desde sus primeros tiempos, la Fundación Dondé se dio a la tarea de construir espacios destinados a mejorar la calidad de vida de la población desprotegida y, en especial, la de menor edad. En épocas recientes, esta misión se ha intensificado con los Módulos Educativos Dondé que, a la fecha suman más de 152 en la República Mexicana. “Los módulos se encuentran en escuelas localizadas en zonas urbano-marginadas donde la población infantil se enfrenta a situaciones muy complejas”, comentó Eduardo Dondé de Teresa, quien desde hace 13 años preside la Fundación Dondé. Recordar el caso de una niña con los brazos marcados por las cicatrices de quemaduras de cigarro, quebró su voz y lo dejó en silencio antes de continuar su charla con Forbes Life. Por eso, detalló, la primera misión de los módulos es fortalecer el autoestima de los niños, niñas y jóvenes; hacerles saber que son valiosos por el simple hecho de existir y que tienen todo el potencial de alcanzar todos sus sueños. Ahí, también se les enseña a manejar sus emociones, la importancia del trabajo en equipo, la cooperación y el agradecimiento. “De ahí que consideramos que el trabajo más delicado de la institución es seleccionar y formar a las psicólogas que colaboran en los módulos. Una vez que pasan un riguroso proceso de elección, reciben capacitación y desde ese momento, la formación es continua”, aseguró Dondé de Teresa. El trabajo que se realiza en los módulos es posible gracias al componente financiero aportado por 380 sucursales prendarias y bancarias de Fundación Dondé. “Estas unidades, distribuidas en todas regiones del país, a su vez cumplen con una labor social importante al apoyar a la población que no tiene acceso a la banca comercial y permitirle solucionar alguna urgencia”, precisó Julio Camarena Villaseñor, titular del Área de Servicios Corporativos de la institución y Consejero del Banco. El siguiente paso, reveló, es consolidar las plataformas digitales para brindar un mejor servicio prendario y bancario, y crear un nuevo instrumento para pymes. Sin perder de vista, que estos esfuerzos tienen la finalidad de continuar apoyando el desarrollo de la infancia mexicana. La meta de la Fundación Dondé es alcanzar en el mediano plazo la cifra de 100 mil niños, niñas y jóvenes beneficiados por medio de los módulos educativos. En la actualidad, este esquema favorece a más de 75 mil menores de edad. El verdadero reto radica en involucrar a más profesionales convencidos de apoyar esta causa. Te puede interesar: El futuro es femenino: participa en Cartier Women’s Iniciative