La ruta estaba marcada. La fecha también. Sólo unos minutos después de dejar atrás el aeropuerto internacional de Cancún la entrada a este paraíso caribeño se posa ante nuestros ojos y, quizá, no hace falta ir más allá. Ahí las puertas de Nizuc Resort & Spa, cuya localización colinda entre el mar Caribe y la laguna Nichupté, se abren para celebrar el décimo aniversario de este hotel que forma parte del portafolio de Grupo Brisas.
Enmarcado en un paraíso de aguas cristalinas, un pebetero a la orilla del mar atraer la atención de los visitantes. Ellos descubren así el diseño interior de este refugio de hospitalidad, en el cual sobresalen materiales como la piedra y madera, mismos que se combinan a la perfección con un entorno de colores inspirados en el mar y la playa.
Ahí Forbes Life fue uno de los invitados para conmemorar la primera década de vida de esta marca de hoteles de lujo. “A través de estos años hemos posicionado una marca que no existía y que hoy goza de un gran prestigio”, comentó Antonio Cosío Pando, CEO de Grupo Brisas durante el evento de celebración, que vivió dos grandes noches de festejo.
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La primera de ellas tuvo lugar en las playa en donde los invitados especiales fueron sorprendidos por un espectáculo de drones, con luces multicolores, que iluminaron el cielo nocturno del caribe para dar gracias por estos años.
En la segunda velada se llevó a cabo una cena especial elaborada por el chef ejecutivo Sylvain Desbois y su equipo, quienes deleitaron el paladar de los comensales con un menú de cuatro tiempos, comenzando por un “Flan de Espárragos” elaborado con trufa negra y parmesano, jamón ibérico en chips. A este, le siguió una “Ensalada de Cangrejo”: lima kaffir, aguacate y apionabo rebanado.
La cena continuó con un “Halibuto Ponchado”: sabayón de champaña, puré de berros; así como un “Short Rib de Res” elaborado con morillas y polenta cremosa.
Paraíso entre manglares
De esta forma, los invitados pudieron disfrutar de las instalaciones de Nizuc que resaltan entre un espeso follaje verde, hermosos manglares, y espejos de agua; todo ello abrazado por la arena blanca y el mar turquesa de Cancún.
El resort cuenta con 274 suites y villas que representan la versión moderna del antiguo estilo Maya. Asimismo, su propuesta gastronómica se compone por seis opciones culinarias con “Ramona” como su restaurante insignia, el cual ofrece cocina mexicana basada en recetas tradicionales con un toque contemporáneo.
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O “Ni” un spot con un ambiente más relajado, en donde la cocina peruana es la protagonista de la carta para deleitar con sus ceviches y tiraditos, Causa del Mar o clásicos del país andino como el Ají de Gallina o Lomo Saltado al Pisco, mismos que se puede disfrutar mientras la vista se pierde en el horizonte con el acompasado y suave vaivén del mar.
Porque ahí todo parece estar dispuesto para entregarse al hedonismo y disfrutar de Cancún.
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