Desde niña Inés Jiménez fue muy curiosa. Siempre quería saber cómo funcionaban las cosas. Sus asignaturas favoritas eran las relacionadas con la ciencia, en específico la biología, la química y la física.

“Lo que más me entusiasmaba era la combinación de esas materias y específicamente cómo juntar la ingeniería con la biología”, dice Inés Jiménez en entrevista para Forbes Women. 

Ella buscaba tener un impacto en la sociedad, cambiarle la vida a las personas a través de la ciencia. “Desde los 16 años, los maestros, en ese entonces, me decían ‘es más difícil de lo que tú crees’. Pero yo decía ‘no importa’, ¡vamos!”, relata.

Cuando llegó el momento de elegir una carrera profesional se decantó por Ingeniería Biomédica. Así que se dio a la tarea de revisar los programas en varias universidades para elegir dónde podría estudiarla. No obstante, la universidad que ella decidiera debía estar en “la capital del mundo”, que para Inés podría ser Nueva York o Londres. 

“Entonces agarré la lista de las universidades de Nueva York, la lista de Londres, los temas, y encontré lo que era la Ciencia de los Materiales, que era justamente eso, la combinación de la química, la física, la biología y cómo lo podríamos integrar”, dice.

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Inés, originaria de Guadalajara, estudió Ingeniería Biomédica y Ciencia de los Materiales. Además, es Maestra en Ingeniería de Materiales en Medicina y estudió un doctorado en Investigación en Ciencia de los Materiales. Todos sus estudios los realizó en la Queen Mary University of London. Su investigación se enfocó en el campo de la Ciencia de los Materiales estudiando las propiedades del hueso como un material de ingeniería. Siempre fue una estudiante sumamente destacada y vivió en Londres desde los 19 años y hasta los 27.

“Nunca nadie me dijo que no podía, o si me lo dijeron, yo no lo escuché. Yo creo que eso fue gracias a mi familia, que siempre me apoyó […] A las mujeres a las que nunca les dijeron que no podían, son las que sí están ahí en esos puestos clave”, dice. 

Inés siempre supo que quería emprender y fundar una empresa que pudiera tener un impacto directo en la sociedad. Así que cuando regresó de Inglaterra revisó sus fortalezas, debilidades y comprendió el papel que ella debería jugar.

“Es ahí donde planteo una plataforma de ciencia y tecnología, donde se pudiera realizar ciencia para que salga directamente al mercado”, recuerda. En este sentido, agrega, una de sus fortalezas era coordinar equipos de “grandes héroes y grandes talentos” para alcanzar objetivos específicos. 

Así es como en 2013 nació InMateriis, una plataforma de ciencia y tecnología enfocada en el desarrollo de proyectos de base tecnológica.

“Se lo planteo a mi padre, y siempre mi padre cree en mí, y me dijo ‘¿cómo le hacemos?’ Así que establecimos un esquema de trabajo […] trayendo un peso por cada peso que él invirtiera”, dice. Esto quedó establecido como un plan a 10 años, agrega Inés. Previo a la fundación de la empresa impartió clases a nivel preparatoria. Lo que le permitió interactuar con gente muy joven, le ofreció también estabilidad y tener horarios de trabajo. 

“Al principio me veía yo muy pequeñita, muy jovencita. Tenía 27 años y yo estaba hablando de una plataforma gigante, con diferentes laboratorios, áreas, equipos de trabajo y proyectos de normativa, que yo no conocía; en un país que, en realidad, yo no conocía. No tenía ni siquiera idea de lo que era el Sistema Nacional de Investigadores. Entonces me fui empapando […] Creo que lo que me ayuda es que siempre pregunto. No me importa que yo me vea mal. Siempre estoy preguntando. No importa qué suceda […] Levantar la mano y verse ridícula. No hay problema mientras yo tenga la información que yo quiera”, dice. 

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Estos no fueron los únicos obstáculos que debía librar. También se enfrentaba, por ejemplo, a la falta de credibilidad por parte de proveedores. No obstante, el panorama cambió cuando comenzó a recibir fondos gubernamentales –la emprendedora recibió apoyos por parte de la Secretaría de Economía, de la Cofepris y del Inadem.

La maternidad…

“Yo ya tenía mi vida muy planeada […] Yo decía, a los 32 voy a tener mi hijo sea casada o sin casar. Pero sí, encontré a un compañero que me apoya 100%. Y entonces, dije, ‘pues entonces sí me caso y lo tengo’. Lo tuve a los 32, el primero […] Yo escondí los dos embarazos. Yo los escondía […] No tenía la confianza de decir sí, estoy embarazada”, confiesa.  

Ella consideraba que si la gente notaba su embarazo creerían que dejaría el proyecto. Así que prefirió esconder su condición ante proveedores, en juntas y reuniones.

“A mí también me faltó comunicación, cosa que aprendí en ese momento; tener muchísima más comunicación con mi equipo de trabajo. ‘Si estoy embarazada, así va a ser, y este proyecto no se va a tronar’”, recuerda.

Esta experiencia, le valió a Inés para manejar uno de los periodos más desafiantes que vivió la humanidad, la pandemia. Y es que cuando ella se reincorporó a la compañía, después del periodo por maternidad, ejecutó una estrategia para reforzar el mensaje de continuidad del proyecto en el equipo.

“Cuando llegó la pandemia, yo ya sabía qué hacer: reforzar la comunicación, para que no se creara incertidumbre”, dice. 

Lo que hoy es InMateriis

Actualmente, InMateriis tiene un laboratorio especializado para la caracterización y procesamiento de materiales para cualquier industria. También ofrece impresión 3D para todo tipo de aplicaciones, brinda capacitación en áreas de calidad, dispositivos médicos, farmacéutica y herramientas de mejora. Además, incuba proyectos de innovación de alto impacto; tiene laboratorios de puertas abiertas y agiliza la innovación a través de consultoría especializada. Asimismo, tiene un servicio de realidad virtual como herramienta para la visualización de imágenes médicas.

Entre los proyectos que hoy está desarrollando la empresa se encuentra uno enfocado en el desarrollo de prótesis de mama externas personalizadas e impresas en 3D. Este proyecto se llama Cali, ha sido también apoyado por el gobierno y se le otorgó la patente. El autor de este proyecto está buscando llevarlo a Alemania.

BioMai es un proyecto que busca aprovechar un desecho agroindustrial para obtener un biomaterial que pueda aplicarse en lesiones de la piel de diabetes o quemaduras. Para lograrlo, se utiliza el mango como medio de cultivo para un microorganismo y producir celulosa bacteriana. Este producto, muy accesible por su costo de producción, tiene propiedades de regeneración de tejidos y puede utilizarse como tratamiento en padecimientos de la piel, de acuerdo con información de la página en internet de InMateriis. El objetivo a corto plazo, explica Inés, es vender este producto para cosmética y sentar las bases para que se regule y pueda ofertarse como un dispositivo médico.  

Bajo el nombre de Osseum, este proyecto ya constituido, consiste en la impresión 3D de implantes craneofaciales a la medida: “Este proyecto ya está en protocolos clínicos, y ya estamos armando toda la documentación para estar completamente en orden. Los protocolos han sido muy exitosos […] Y hasta que Cofepris nos dé luz verde”, concluye.

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