Las calles de Corregidora, Correo Mayor y Venustiano Carranza comenzaron su apertura este martes con filas de gente sin sana distancia y aglomeraciones en las estrechas baquetas.

De acuerdo con el plan de reinicio de actividades de la CDMX durante el semáforo naranja, los comercios del Centro Histórico podrán operar tres días a la semana desde este martes.

Los negocios con número par abrirán los lunes, miércoles y viernes; mientras los de numeración non lo harán martes, jueves y sábado. Los domingos todos permanecerán cerrados.

Además, su horario de atención al público será de las 11:00 a las 17:00 horas para los comercios que se encuentren en los perímetros A y B del Centro Histórico.

A pesar de que Corregidora es una cuadra de acceso controlado, las personas que hacen fila para entrar a la calle no mantienen el distanciamiento de 1.5 metros que las autoridades sanitarias recomiendan, puesto que la angosta acera y el flujo de gente no lo permiten.

Aunque los comercios de productos eléctricos y refacciones de un solo lado de la acera son los que están abiertos en su mayoría, varios acompañantes de los compradores permanecen a unos cuantos metros esperando a que se concluya la venta.

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Tlapalerías, casas de materiales y tiendas de telas son las que acaparan la mayoría de clientes sobre Corregidora; en tanto, algunas de las joyerías permanecen solas con los aparadores brillantes, mientras otros locales de ese mismo giro decidieron permanecer con las cortinas abajo.

Sobre la esquina con la calle Academia, descansa un grupo de no más de 10 diableros a la espera de que sean contratados para llevar los grandes paquetes de un comprador, aunque la mayoría de ellos mantienen su rostro descubierto sin algún tipo de protección.

La cuadra de Venustiano Carranza habilitó un carril vehicular para uso exclusivo de los peatones, pero son pocos los transeúntes que aprovechan esa disposición; en tanto un par de vendedores intentan convencer a los que caminan por el lugar a comprar un cubrebocas de tela o una careta de plástico.

Las autoridades capitalinas indicaron que el comercio informal sólo podría laborar dos días a la semana, los cuales se dividirían por sector: la zona norte, los jueves y sábado, del Eje 1 Norte a San Idelfonso; la centro, los martes y viernes, de San Idelfonso a Venustiano Carranza; mientras, la sur tendrá los lunes y miércoles, de Venustiano Carranza a Nezahualcóyotl.

Decenas de personas montaron lonas de plástico con mercancía sobre el piso, las cuales sujetaron de las esquinas para moverse en caso de ser necesario. Las ofertas en formas de grito y los comerciantes que obstruyen aceras le dieron la bienvenida a la nueva normalidad en el Centro Histórico.

Las calles más angostas y aledañas al Zócalo capitalino son las que más gente reúnen, mientras que las avenidas más amplias como 20 de Noviembre, 5 de Febrero y 16 de Septiembre tienen un ritmo de gente mucho más ligero, pues la gran mayoría de los grandes comercios mantuvieron abajo sus cortinas.

Un Zócalo cercado

La plancha de Zócalo capitalino permanece sin acceso; además, un grupo de taxistas tiene cerrada la circulación sobre dicho circuito; la cuadra de Moneda es la única que permanece abierta, a un costado del Palacio Nacional.

La zona entre la Catedral Metropolitana y las ruinas del Templo Mayor se ha convertido en una área libre de ritos y limpias; en tanto las librerías y locales del lugar mantienen la suspensión de actividades.

El Antiguo Ayuntamiento de la Ciudad de México continúa cercado, las joyerías más próximas no se han atrevido a abrir, más que un antiguo negocio de sombreros y una pequeña tienda de abarrotes que no permite el acceso al interior del lugar.

Mientras los boleros descansan sin clientes en un pequeño banco junto a sus instrumentos de trabajo, algunos albañiles, plomeros y electricistas mantienen sus gastados letreros a un costado de la Catedral, a la espera de una asignación o trabajo.

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La entrada a Madero, una de las calles más transitadas del lugar, sólo se permite por las calles aledañas. Decenas de comercios continúan cerrados, aunque algunos pequeños comerciantes han decidido deslizar la cortina hacia arriba para realizar labores de limpia y reacomodo.

Aún con la reactivación gradual de actividades en el Centro Histórico, dicha vía principal de camino al Zócalo capitalino permanece soltaría y acordonada

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