Después de superar las crisis económicas, la firma de muebles de baño y cerrajería se prepara para crecer su operación en Latinoamérica, por lo que analiza su llegada a Colombia, mientras  que en los próximos dos años invertirá más de 300 mdp para ampliar sus líneas de producción. Después de conquistar América, el mapa de Grupo Urrea tiene un nuevo destino marcado: el viejo continente.   Foto: Fernando Luna Arce. Las nubes de una gran tormenta económica comenzaban a divisarse en el horizonte. Eran principios de 1994 y Jesús Carlos Urrea, director de Grupo Urrea, sabía que era necesario hacer el relevo generacional al frente de la empresa, que entonces tenía 87 años de vida. A principios de ese mismo año, el jerarca de la familia reunió a su hijo Raúl, de 27 años, y a su sobrino Juan Carlos, de 31, y les dijo: “Muchachos, ya les toca tomar el control, porque se vienen tiempos complicados.” La previsión de Jesús Carlos se cumplió. A finales de aquel año ocurrió el llamado “error de diciembre”, que provocó una devaluación de más de 100% del peso mexicano y una caída de 6.2% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Para enero de 1995, los dos miembros de la cuarta generación de la familia Urrea ya eran los flamantes directores de la empresa familiar: “Nos estrenamos en la compañía con el error de diciembre, con una caída de la industria de la construcción terrible, y ahí lo único que podíamos hacer era achicar el negocio y salir fortalecidos. “Afortunadamente, lo logramos, pero fueron tiempos de incertidumbre. Nos tocó (a mi primo y a mí) fajarnos los pantalones”, relata en entrevista con Forbes México Juan Carlos Ramírez Urrea, director de Grupo Urrea y encargado del negocio de soluciones para baño. Hoy, la firma tiene 108 años de vida y exporta la mayor parte de sus productos a Estados Unidos y Canadá, así como a otros países de Latinoamérica, región que promete incrementar las ventas anules de la compañía, que en la actualidad se ubican en 400 millones de dólares (mdd). Hace un año, la empresa abrió una operación en Perú, que incluye la apertura de oficinas corporativas y de ventas, y un centro de distribución de los productos que manufactura en la división de soluciones para baño. Sin embargo, este paso es tan sólo el inicio de un plan más ambicioso en el continente americano. “El modelo peruano será replicado en varios países de Latinoamérica. Nuestro siguiente objetivo para este año será analizar la mejor forma de hacer una operación similar en Colombia”, asegura el empresario de 52 años de edad. La apuesta de esta compañía nacida en Jalisco podría incluir alguna producción en Perú, Colombia o Ecuador, países que por su estabilidad política y económica son las opciones que para Grupo Urrea resultan atractivas para abastecer una región que es una promesa de negocio. Por ahora, la firma quiere consolidar las oportunidades que les ofrecen los mercados mexicano y estadounidense, por lo que la empresa está lista para invertir 300 millones de pesos (mdp) en los próximos dos años para crear un nuevo centro de datos y la ampliación de sus líneas de producción, como es el caso de la planta de cerámica. La estrategia final es llegar a Europa de la mano de un socio del viejo continente y continuar la institucionalización de la compañía, que se prepara para recibir a un director general que podría venir fuera de la familia Urrea.   El hombre que cambió trenes por baños Para inicios del siglo XX, el tren ya había demostrado su importancia como medio de transporte en México. La necesidad de especialistas en la locomotora ofreció una oportunidad de trabajo al  estadounidense William B. Carroll. El recién llegado de la Unión Americana se convirtió en admirador de la arquitectura de las haciendas que divisaba en cada viaje. En una de ellas vivía la que tiempo más tarde sería su esposa y bisabuela de Juan Carlos Ramírez Urrea. La hacienda contaba con 15 habitaciones, pero un solo baño para toda la casa. Entonces Carroll se hizo una pregunta que cambiaría su vida y la de todas las generaciones familiares posteriores: “¿Cómo es posible que existan estas casas, tan enormes y tan bonitas, y que tengan sólo un baño?” “En ese momento, mi bisabuelo decidió dejar de trabajar en los ferrocarriles y montó una importadora de productos para baño a principios de 1907, y ahí se funda el negocio”, cuenta Ramírez Urrea. Así inició la operación de Válvulas Carroll, en Jalisco. Para 1942, el yerno de William Carroll, Raúl Urrea, toma el control del negocio después de haber pasado por la industria de los textiles y más tarde compra el negocio de su suegro. La primera decisión del empresario fue hacer una alianza con una empresa estadounidense llamada NIBCO, con el fin de profundizar en el negocio de los accesorios para baño y, de paso, subsanar la ignorancia en el negocio de plomería y grifería. La sociedad entre la empresa mexicana y la estadounidense se prolongó por 40 años, en donde Urrea tuvo un crecimiento muy importante. Para 1965, la tercera generación de la familia Urrea ya estaba lista para escribir una nueva historia. Alfonso Urrea, Juan Carlos, Jesús Carlos Urrea y Guillermo Urrea compran las acciones de los estadounidenses y se convierte en Grupo Urrea, una empresa 100% mexicana; hacia 1993, la compañía decide incursionar en un nuevo negocio: las herramientas, con la división Solución Total de Herramientas, lo que completa el portafolio actual que tiene la firma. Hace 20 años entró al negocio la cuarta generación de Grupo Urrea, en que Juan Carlos Ramírez Urrea comparte la dirección con su primo Raúl Urrea, mientras que la división que fábrica artículos de cerrajería y herramientas de mano la maneja otro de sus primos. Grupo Urrea, División Dando Vida al Agua, maneja todas las soluciones para que las personas disfruten del baño en el hogar. En esta área de la empresa, Juan Carlos ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional, después de haber trabajado algunos años antes en Banamex, cuando recién terminó la carrera de administración de empresas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). “No puedo hablar de mi persona sin hablar de mi familia, porque Grupo Urrea es un negocio familiar”, dice orgulloso el empresario.   Innovar para no morir A dos décadas de la crisis que enfrentó junto con sus primos, Ramírez Urrea quiere construir junto con su familia el camino que lleve a la empresa a cumplir otro siglo en el mercado. El directivo es un apasionado de los temas de innovación y hace casi cinco meses visitó Palo Alto, California, para tomar un curso en  una universidad durante 10 días. La brújula de la firma orienta su futuro hacia este camino. “El tema de innovación se me ha convertido en un hobby de aprendizaje… En Urrea nos hemos metido a desarrollar esta cultura de la innovación en toda la compañía. En esta división (de muebles de baño) somos 2,300 personas y tenemos una Dirección de Innovación, así como un equipo que está fomentando todas las iniciativas innovadoras de la empresa”, dice el jalisciense. “Los tres principales campos que vemos en Urrea para innovar son: la innovación de productos, innovación de procesos e innovación de mercados”, asegura Juan Carlos. Existen dos marcas que conforman la ecuación de Urrea: Stanza, para el mercado premium, y Orión, para muebles de baño. “El portafolio de Urrea hace a la empresa la opción más integral, más completa y más innovadora para el mercado mexicano. Hemos apostado mucho por los diseñadores, ya que a Urrea no le gusta copiar, sino crear tendencia, y por eso hemos trabajado de la mano de diseñadores de varios países del mundo, como Italia, Francia, España y Rumania”, comenta el director. Urrea tiene una alianza estratégica con los principales fabricantes de Italia para ofrecer al mercado la marca Stanza en el segmento premium, en que la firma mexicana no participaba, y ahora lanzar un concepto llamado tubo-gas, que es todo un sistema de conducción y control de gas natural para la industria de la construcción. Asimismo, la empresa familiar impulsa el desarrollo del talento local, incluyendo los diseños de mexicanos en su portafolio de ofertas. Aunque no es el único frente desde donde pelea la firma familiar. Para la próxima década, la empresa observa que hay una oportunidad importante en el sector de la construcción en el segmento medio y residencial de la industria, hotelería y oficinas.   El siguiente paso “Nuestro plan es fortalecernos en las Américas. Ya tenemos presencia en Estados Unidos, con una distribución considerable, pero el mercado estadounidense es enorme, y trataremos de fortalecer nuestra presencia en EU y seguir consolidándonos en México como la mejor marca”, cuenta Juan Carlos. En los últimos años, el mercado estadounidense ha sido el más relevante para el corporativo mexicano, aunque la familia Urrea espera que la composición de las ventas se diversifique con las operaciones de Latinoamérica. La conquista de la mexicana plantea abrir nuevas etapas para el negocio, como es la apertura de sus plantas de producción fuera de México. Un proyecto que se encuentra en la mesa de análisis. “Hay muchas líneas que podríamos producir en algún otro país que podrían abastecer a Centroamérica, pero el primer paso es abrir las operaciones comerciales y los centros de distribución, darnos a conocer como empresa, crecer en el mercado y, en un momento dado, que podamos tener masa crítica para justificar una inversión. Sí estaría dentro de nuestros planes, en algunas de las líneas en que incida mucho en el costo de las ventas, poner una instalación de manufactura”, explica Ramírez Urrea. El empresario no descarta en el largo plazo llegar a un acuerdo con alguna empresa europea para entrar a los distintos mercados que ofrece el viejo mundo. En la actualidad, la firma suma con sus dos negocios más de 2,300 personas, lo que impone la responsabilidad de crecer con pasos firmes por el bien de toda la corporación. Juan Carlos Ramírez Urrea se siente orgulloso de haber sabido remar contra corriente en tiempo de crisis económica, y asegura que la empresa está hecha para crecer por más años. “Nos ha tocado vivir muchas situaciones, pero como es una empresa sólida y fortalecida, hemos podido superarlas y estamos haciendo todo lo posible para que podamos vivir otros 108 años más.”

 

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