Las novelas de Guillermo Arriaga han trascendido al cine y su obra se ha convertido en un referente para comprender parte de la realidad. Este año, el escritor consiguió uno de los reconocimientos más añorados en su carrera: el Premio Alfaguara 2020.

Guillermo Arriaga es el creador que siempre quiso ser. Su mundo literario le ha permitido transformar las letras en imágenes a través del cine, pero sabe que su naturaleza es la del novelista, aunque el mundo de la pantalla grande es una de sus pasiones.

“Cuando me dicen que soy un cineasta, les digo que soy un novelista que hace cine. Y, dentro del cine, hago novelas”, afirma, en entrevista, Guillermo Arriaga, ganador del Premio Alfaguara 2020, obtenido por su novela Salvar el fuego.

El escritor, director y productor de cine está convencido que su carrera como novelista le permitió modelar los guiones de las películas Amores perros, 21 gramos, Los tres entierros de Melquiades Estrada y Babel.

Los hechos de su vida alimentan sus obras. Cuando le pasan cosas malas en su camino o que resultan dolorosas, lo único que piensa es que tiene una nueva historia por ser revelada a otra persona. “Cada vez que me pasa algo duro, pienso que tengo algo que contar”.

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Arriaga no se queja de las circunstancias en las que realiza su obra o los momentos complejos que ha vivido, ya que está convencido de que existen situaciones más adversas para una persona en el territorio humano.

“Difícil es pararte a las cuatro de la mañana para barrer las calles de la Ciudad de México, con estos inviernos tan brutales; difícil es ser una prostituta en La Merced, que tiene dos niños chiquitos y los tiene que encadenar en un poste, porque no tiene con quien dejarlos. Eso sí es difícil”, dice.

Los pies del escritor de El búfalo de la noche y de El salvaje han echado raíces en el territorio de la realidad para contar su visión del mundo. También ha desterrado algunas palabras de su imaginario.

“Ya no quiero utilizar las palabras ‘soñador’ ni ‘sueños’ […] porque me hace sentir bobo. Yo siempre he tenido metas, no sueños. Tuve la meta de ser escritor y la he ido siguiendo paso a paso”, explica.

Los próximos objetivos de Arriaga son escribir una novela, dirigir una película y producir el primer largometraje de sus hijos Mariana y Santiago. En el largo plazo, hay una meta más que también le emociona: “Me gustaría tener un rancho ganadero. Me gustan mucho los ranchos. Yo soy más de monte que de ciudad”, dice con voz suave.

El novelista tiene un consejo para las nuevas generaciones de creativos, que pretende anclar al principio de un trabajo constante en sus coterráneos. “Uno es el creador que puede, no el creador que quiere. Y hay que aceptarlo y no pelear contra eso […] para no traicionar tu naturaleza”.

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