De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en México hay más mujeres que hombres con estudios de educación superior. En 2021 las mujeres representaron 54% de los estudiantes universitarios. Lo que sucede en nuestro país es un reflejo de una tendencia global: entre los países de la OCDE las mujeres constituyen el 57% de los adultos jóvenes (25 a 34 años) con una licenciatura, maestría o doctorado. Sin embargo, enfrentan mayores tasas de informalidad, menores niveles de ocupación y un nivel salarial más bajo que sus contrapartes masculinas. 

El IMCO analizó las decisiones profesionales de hombres y mujeres y cómo estas influyen sobre su panorama laboral con datos de la matrícula de educación superior del ciclo escolar 2021-2022 de la Secretaría de Educación Pública, así como la información de su herramienta Compara Carreras.

En el análisis se observó que el panorama laboral de las carreras con mayor composición femenina es menos favorable que el de otras profesiones con menor presencia de mujeres.

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¿Cómo tienden a elegir hombre y mujeres?

Aunque la elección de carrera es una decisión personal, mujeres y hombres tienen distintas preferencias en cuanto a carreras profesionales. Esta decisión debe considerar gustos y habilidades, pero también influyen otros factores como el costo, la oferta educativa local o los roles de género.

Generalmente, las mujeres tienden a elegir profesiones que les garanticen flexibilidad de horarios o jornadas laborales más cortas, como la docencia; o bien aquellas vinculadas con la provisión de cuidados, como la enfermería, o de servicios como la administración de empresas. 

La composición por género es distinta entre las carreras. Hay carreras en las que predomina la presencia de hombres tanto entre sus egresados como entre sus estudiantes, mientras que otras carreras están más feminizadas.

En psicología, por ejemplo, tres de cada cuatro estudiantes son mujeres, mientras que en ingeniería mecánica e ingeniería civil, nueve de cada 10 estudiantes son hombres. Incluso dentro de una misma área donde predomina la presencia femenina, como la salud, tres de cada 10 mujeres eligen enfermería y solo dos escogen medicina, mientras que con los hombres la proporción se invierte: cuatro de cada 10 estudiantes hombres en el área de la salud escogen medicina y apenas dos estudian enfermería.  

Desde 2012 algunas áreas de estudio han ganado popularidad entre las mujeres. Tal es el caso de las ciencias de la salud, los servicios y, en menor medida, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), la agronomía y medicina veterinaria. En otras áreas la popularidad ha disminuido, como administración y negocios, ciencias sociales y educación.

Desde niños(as) elegimos lo que estudiaremos y, en esa decisión, los que serán nuestros ingresos

Desde la niñez surgen las diferencias que más adelante se traducen en disparidades profesionales en el mercado laboral entre mujeres y hombres. De acuerdo con un estudio de la OCDE, niñas y niños tienen distintas aspiraciones profesionales para su futuro: 7.7% de los niños aspiran a ser ingenieros, 6.7% prefieren la administración de empresas, 6% la medicina y 5.5% las TIC. En el caso de las niñas, la aspiración profesional más frecuente es la medicina (15.6%), seguida por la docencia (9.4%), la administración de empresas (5%) y el derecho (4.6%). 

Estas diferencias se vuelven más notorias conforme avanza el nivel de escolaridad y se ingresa al mercado laboral. Se observan particularmente en carreras relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), donde únicamente tres de cada 10 egresados en México son mujeres.

La elección de carrera es el primer paso que determina la prospectiva laboral de los jóvenes. La OCDE considera que las diferencias en la elección del campo de estudio entre hombres y mujeres son el principal factor que alimenta la brecha salarial de género entre profesionistas. Por ejemplo, los hombres son más propensos a estudiar en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM), mismos que se asocian con mayores ingresos, mientras que una mayor proporción de mujeres eligen carreras con expectativas salariales más bajas como la educación, las artes y las humanidades.

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Las 3 carreras más elegidas por ellas también son las peor pagadas

Un claro ejemplo de lo anterior es que las carreras de formación docente de educación inicial, trabajo social y orientación educativa, tres de las cinco carreras con mayor porcentaje de mujeres, encabezan también la lista de las peor pagadas en el ranking de Compara Carreras.

Elegir carrera de manera informada mejora los rendimientos futuros de la educación: mayores ingresos, menor riesgo de quedarse en la informalidad o el desempleo y  tres veces más probabilidad de crecer dentro de una organización. 

De acuerdo con la OCDE, a mayor tiempo e información en la toma de decisión de carrera, mayor será el impacto positivo en la perspectiva laboral de un joven estudiante. 

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