Un joven emprendedor, egresado de la UNAM, desarrolló un sistema que capta la energía solar y permite abastecer de luz a las comunidades más apartadas y pobres de México.   En México existe un rezago en el acceso a la red eléctrica. Son más de 500,000 las familias que dependen de velas y diesel para iluminarse en comunidades rurales. Además de representar un mayor costo, estas modalidades de iluminación generan problemas de salud por el humo de los combustibles al interior de las casas. En 2009, un grupo de ocho ingenieros electrónicos, encabezados por Manuel Wiechers, tuvo una idea que transformaría las condiciones de vida de las poblaciones marginadas en México: emplear la energía renovable como su principal aliado. “Somos una empresa social que busca llevar energía a las comunidades rurales. No tener acceso a la energía limita las oportunidades para generar ingresos y recibir una educación de calidad. Proveer este servicio básico es una oportunidad muy importante para nosotros; ayudamos y mejoramos la calidad de vida de las personas”, platica a Forbes México Manuel Wiechers Banuet, socio fundador y director de Operaciones en Iluméxico.   El reto de emprender Cuando Manuel era estudiante de la Facultad de Ingeniería (FI) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no contaba con los recursos suficientes para emprender. Después de tocar varias puertas, él y su grupo decidieron entrar a un concurso de sustentabilidad realizado por el Banco Santander, en el cual obtuvieron el primer lugar con el prototipo de su equipo Prometeo. Aunque Wiechers tenía clara la meta de llevar fuentes de iluminación sustentables a las comunidades, nunca se imaginó que Prometeo sería el protagonista de su misión. Con un financiamiento tripartito por más de 600,000 pesos provenientes del premio de Santander, la aceleradora Ashoka y un fondo de la organización Pase usted de innovación, Iluméxico comenzó de manera formal con la investigación, producción y desarrollo de equipos que captan la energía solar con un panel de celdas fotovoltaicas, que transforma la energía en una batería que ilumina por varias horas las calles y viviendas de los municipios marginados en México. A la fecha, la empresa mexicana ha beneficiado a más de 18,000 personas en 254 comunidades, al instalar más de 3,000 equipos, con los que ha ayudado a reducir aproximadamente 1,940 toneladas de emisiones de CO2. Entre los 11 estados en los que Iluméxico tiene presencia destaca la participación de tres: Veracruz, Guerrero y Campeche.   Llevar luz a los más pobres En 2008, Manuel Wiechers fundó la Sociedad de Alumnos de Energía y Medio Ambiente de la UNAM, y tiempo después decidió encaminar su última etapa universitaria a la realización de su tesis: Energía renovable para el desarrollo rural, en la FI, espacio en donde nacería Iluméxico hace casi cinco años. Con un proyecto bajo el brazo, pero con escaso financiamiento, el emprendedor social, apoyado por Ashoka, explica que en el primer año (2010) facturaron menos de un millón de pesos. Sin embargo, para los años posteriores los ingresos por venta de equipos crecieron a 3 millones de pesos (mdp), en 2012 la cifra repuntó hasta 7 mdp, “en 2013 hubo una baja (3 mdp) por cambio de gobierno”, y a octubre de 2014 Iluméxico había logrado una facturación por casi 7 mdp. “El emprendimiento sobrevive gracias a la venta a crédito de productos, la venta de programas a gobiernos (subsidios) y empresas de responsabilidad social, así como la venta de los mismos productos a través de otros canales (distribuidores de vivienda, microfinancieras, entre otros). El más común es la venta a crédito de productos, que requiere de mucho capital de trabajo para dar préstamos.” El equipo Prometeo ha ayudado a sustituir las velas y el diesel en las comunidades rurales que los utilizaban como su principal fuente de iluminación. El emprendedor detalla que estos métodos son contaminantes, nocivos para la salud y además representan un gasto superior al que se invierte con los equipos solares. Prometeo transforma la energía que generan las celdas solares y controla los ciclos de carga y descarga, permitiendo un uso más prolongado a las baterías. Los procesos de instalación y manejo de los equipos están diseñados para que todas las familias puedan utilizarlos. Además está programado para optimizar el uso de la iluminación LED, gracias a que aprovecha al máximo la energía y el usuario puede regular el nivel de iluminación de acuerdo con sus necesidades. Este mecanismo sustentable de iluminación tiene un costo menor a 3,000 pesos, que la empresa les financia a un plazo de un año a las familias de escasos recursos. El equipo de ingenieros que comenzó con ocho personas, ahora emplea a 30, que se esfuerzan cada día por hacer un cambio.   Momentos oscuros El emprendedor, que en 2013 apareció en la Lista Forbes 30 Under 30: Energy, está seguro de que el proyecto, que ha construido en conjunto con amigos, vale la pena. “A diario hay retos, desde los típicos retos financieros hasta el llegar a la próxima comunidad, porque no hay acceso más que cruzar por un río. Creo que nuestra actitud positiva y pasión por el proyecto ayuda a pesar de que no tenemos todas las herramientas directivas ni experiencia. Buscamos formas creativas e inclusivas para solucionar estos retos.” El ingeniero, de 27 años, sabe que queda mucho camino por recorrer, pues aún existen comunidades que no cuentan con acceso a la red eléctrica, pero adelanta que entre los planes para este año se encuentra la apertura de 10 ILUCentros nuevos. En un plazo a cinco años buscarán establecer 50 centros, así como tener presencia en toda la República Mexicana y entrar a más de 50,000 viviendas. Además buscan replicar el modelo de negocio en Latinoamérica y el Caribe. Manuel mira con gran optimismo al futuro y le emociona saber que cada vez más comunidades rurales pueden tener noches iluminadas: “Una de las mayores satisfacciones es trabajar todos los días por generar un cambio positivo en nuestro país y el que otros tengan la oportunidad de contar con servicios básicos. El hecho de que los clientes no son vistos como beneficiarios, sino que participan en el proceso, hace que su mentalidad cambie de ‘pedir’ por una de ‘hacer’ para conseguir y salir adelante.”

 

Siguientes artículos

Moris: el artista rebelde que va y viene del infierno
Por

Su nombre forma parte de colecciones como la Bergé, en Madrid; la David Chipperfield, en Reino Unido; la del Museum of C...