Por Claudia Ramírez* Desde pequeña he tenido un gusto especial por los materiales impresos; la experiencia de tener contacto con su textura, forma, diseño, olor e incluso temperatura han captado siempre mi atención e interés a lo largo de mi vida. Mi predilección hacia los impresos se ha mantenido, de forma consciente y muchas otras de manera subconsciente, aún después de casi 20 años trabajando en la industria de las tecnologías de la información; y he sido testigo no sólo de su evolución sino también del valor preponderante que tienen en la vida diaria de todos nosotros. Muchos pensaron, incluyéndome, que en algún momento el papel y los impresos desaparecerían. Primero con la llegada de la Tercera Revolución Industrial, impulsada por los sistemas informáticos, las computadoras y la automatización, facilitando la forma de procesar y compartir información. La comunicación, con la llegada del internet se masificó; sin embargo, el papel y los impresos persistieron. Posteriormente, se reforzó la posibilidad de la disminución o extinción de la comunicación impresa nuevamente, con el inicio de la actual Cuarta Revolución Industrial; explicada por Deloitte como “la industria 4.0 que consiste en la unión de las tecnologías físicas y digitales. Que al igual que las revoluciones industriales anteriores, está redefiniendo las industrias. Esta vez, sin embargo, la revolución avanza a una velocidad sin precedentes, impulsada por tecnologías inteligentes y conectadas que se están desarrollando a un ritmo exponencial”. Y cuyo impacto, en la industria de la comunicación, no fue su excepción. Enfrentado ésta una fuerte disrupción ocasionada por la aparición de nuevos medios y tecnologías digitales; tales como el crecimiento acelerado de las redes sociales y la gestión de datos (Big Data), que apenas comienza a aprovecharse adecuadamente para la entrega de mensajes personalizados y relevantes. Sin embargo, en este mundo mayormente digital, en plena Cuarta Revolución Industrial y en donde se vislumbra ya la Industria 5.0, el impreso sigue más vigente que nunca y se consolida como un medio permanente en el ecosistema de la comunicación. Evolución y retos principales de la industria de la publicidad en México La comunicación tiene un papel muy importante en la economía del país y en el desarrollo de su productividad, incentivando también el consumo privado. Al cierre de 2018, la industria de la comunicación registró una inversión de 180 mil millones de pesos. La producción bruta de la industria de la comunicación corresponde al 0.92% del PIB a valores acumulados a precios corrientes. Sin embargo, este porcentaje tiene un efecto multiplicador en la economía. En una industria donde por cada peso invertido, se generan 17.77 pesos en el PIB; cobra relevancia conocer su evolución y sus retos a afrontar. De hecho, un estudio reciente mostró que los cinco canales más confiables son todos “tradicionales”: anuncios impresos en periódicos y revistas (82%); Anuncios de televisión (80%); Anuncios de correo directo y catálogos (76%); radio (71%); y carteles exteriores / vallas publicitarias / anuncios de transporte (69%). Estas tendencias representan una gran oportunidad para que los comercializadores y proveedores de servicios de impresión (PSP-Print Service Provider), trabajen junto con las agencias de publicidad y creativas en campañas multicanal y omnicanal combinando las ventajas de los mensajes impresos: su naturaleza táctil y física; así como la confianza, autoridad y credibilidad que brindan. *Directora de Planeación Estrategia y Mercadotecnia en Canon Mexicana.   Contacto: Facebook: CanonMexicanaBISG Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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