Por: Luis Carlos Chacón J.* Después de una semana donde el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela tomó y volvió a entregar el poder legislativo a los miembros de la Asamblea Nacional (cuya mayoría controla la oposición), el mundo ha podido ratificar que Nicolás Maduro y el Partido Socialista Unido de Venezuela tienen poder casi absoluto sobre los procesos económicos, políticos, sociales y culturales de esa nación. Como la ‘gota que derramó el vaso’, estos hechos dejaron al país en medio de la incertidumbre. Sobre todo, porque queda la impresión de que, ante la crisis interna y la presión externa, Maduro estará dispuesto a hacer lo que sea necesario para quedarse en el puesto de mando que Hugo Chávez —el prócer de la revolución bolivariana— creó en medio de la bonanza petrolera. En esta ocasión las voces de rechazo por parte de los gobiernos de la región y la OEA fueron tajantes, buscando defender la débil democracia venezolana. Sin embargo, estas voces de protesta diplomática para algunos líderes de la región llegan tarde, “durante muchos años América Latina dejó sola a Venezuela” afirma Andrés Pastrana, ex presidente de Colombia en conversación con este medio, quien se ha manifestado abiertamente en contra de los abusos de poder que vive la oposición y de la ausencia de una posición más firme por parte de algunos gobiernos y otras instituciones regionales con respecto a la crisis política y económica de este país. Lee también: ¿Por qué Maduro decidió quitar el poder Legislativo en Venezuela? ¿Por qué América Latina hoy cambia su discurso ante la situación de Venezuela del ‘silencio incómodo’ a la ‘protesta mediática’? por supuesto la razón siempre tendrá que ver con la economía. Visto desde una línea de tiempo de treinta años desde 1995 hasta 2025 esta historia tiene cuatro momentos. En 1995, Venezuela era uno de los sitios preferidos de la región. De acuerdo con el estudio ‘La voz de la diáspora venezolana’, del Sociólogo Tomás Páez, más de 20% de la población del país consistía en inmigrantes procedentes de Europa y América Latina. Pastrana recuerda que en ese entonces “irse a Venezuela era el sueño de muchos colombianos de escasos recursos que podían trabajar allá haciendo laborales como servicio doméstico y enviar dinero a sus familias”. Sin embargo, era un momento de inestabilidad económica en medio de una crisis financiera basada en el movimiento de ‘capitales golondrinos’ y el soporte que tuvo que hacer el gobierno para sostener a los bancos privados locales. Más de 70,000 medianas y pequeñas empresas quebraron, fundamentalmente por el control de cambio impuesto por el gobierno, que dificultó la obtención de divisas para adquirir insumos. Con una intervención del FMI, los segmentos vulnerables de la población comenzaron a pedir un cambio. El segundo momento de esta historia sucede entre 2008 y 2010, cuando Hugo Chávez consolida su ‘Socialismo del Siglo XXI’ ante una bonanza petrolera, “Entre 1999 y 2014, Venezuela recibió 960,589 millones de dólares. Un promedio de 56,500 millones anuales durante 17 años, tenga en 1997 el ingreso anual rodeaba los 15,000 millones”, asegura un estudio de la consultora Ecoanalítica. Con estos números Chávez creó un sistema económico y político donde logró expropiar a las principales compañías del país (incluyendo a las petroleras), un sistema de subsidios para los más necesitados y otros beneficios. El nuevo líder mundial marcó un estilo enfático a nivel global, “Aquí huele a azufre” decía ante la presencia de George Bush en UN. Inolvidable. La Venezuela socialista con una billetera ilimitada prometía compartir la riqueza petrolera por todo el continente y más allá, llegando a ofrecer gasolina subsidiada a Londres y a los pobres del noreste de Estados Unidos. En América Latina Argentina, Ecuador, Cuba y varios países de Centro América y Caribe recibían también subsidios que venían en forma de barriles de petróleo, compra de deuda externa o prestamos, que en algunos casos representaron una porción del 5% del PIB, en países como Nicaragua o Haití, de acuerdo con cifras de gobiernos locales. Por supuesto el Chavismo era un gobierno de tipo opresivo, pero ningún país se quejaba, sólo Colombia que fue impactada por el deterioro de las condiciones con su segundo socio comercial de ese entonces, de acuerdo con el Ministerio de industria de este país, los dos países tuvieron un comercio de más de 6,000 millones de dólares en el 2008, tal dinámica cayó a 1,423 millones en 2010. La razón detrás fue la disputa política entre ambas naciones. El tercer momento sucede entre 2015 y este año, cuando el ciclo económico cambió radicalmente los precios de los hidrocarburos y Chávez y sus miles de millones de dólares han sido por Nicolás Maduro y una escasez que ha llevado a los venezolanos que antes vivían entre abundancia y marcas, a buscar comida en los botes de basura. Con un 750% de inflación, 85% en la reducción de importaciones, 6% de contracción en PIB y un 96% del sistema económico dependiendo del petróleo de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional el impacto es contundente. Con un 75% de la población viviendo en la pobreza y un desabastecimiento que rodea el 70% de los productos, la migración masiva no se ha hecho esperar: cerca de 2 millones de venezolanos han salido del país en los últimos 10 años, de los cuales la mitad salió entre 2014 y 2017, de acuerdo con el análisis de las cifras públicas desarrollada por el Sociólogo Tomás Páez entre el 6 y 7% de la población del país ha optado por irse del mismo, el doble de la media mundial que registra el PNUD. Lee también: La OEA propone suspender a Venezuela del organismo Brasil, Colombia, México y Estados Unidos son hasta el momento los lugares a los cuales estadísticas no oficiales (basadas en las cifras del lugar receptor) muestran como los preferidos por los venezolanos. Hoy en día no es casual encontrarlos en los puestos laborales de todo perfil en estas zonas del mundo. Comienzan entonces a prenderse las alarmas de la región, donde el desempleo es parte del día, comienza el reto de aumentar la base laboral a partir de las migraciones, posiblemente esto moviliza el interés emergente de los gobernantes. Casualidad. “El impacto que tendrá en el futuro de la región la migración venezolana será un golpe para todas sus economías” afirma Pastrana a la hora de pensar en las consecuencias a mediano plazo de esta crisis. Datincorp presentó a finales de 2016 que el 57% de la población del país aspira salir del país a buscar mejor vida. Si en el caso de Siria cinco millones de personas han salido del país en su mayoría a Europa, y este hecho generó una crisis política y social fuerte, imagine lo que podrá suceder cuando la dictadura venezolana siga su curso y las economías locales comiencen a verse realmente afectadas por este fenómeno. Ese puede ser el cuarto y final momento de esta historia, un 2025 donde la dictadura lleve la quinta parte del país a vivir en otro lugar.   *Consultor global en prospectiva, estrategia e innovación Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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