Vienen tiempos duros en la frontera con Estados Unidos. El anuncio del presidente Joe Biden sobre su disposición para aplicar medidas aún más duras contra los cruces ilegales, revela que está tratando de hacer frente a un problema de gran magnitud, ya que tan solo en diciembre pasado, las autoridades detectaron 249 mil 785 pasos de inmigrantes sin las autorizaciones del caso, la cifra más grande en un mes, desde que se tiene registro.

La Patrulla Fronteriza tiene registrados más de 6 millones de cruces ilegales en lo que va de la presente administración.

Pero la urgencia de Biden tiene que ver, y mucho, con el entorno electoral y con las presiones que ya genera la posibilidad de que Donald Trump alcance la nominación Republicana.

De ahí su empuje a lograr un acuerdo legislativo que otorgaría la ampliación de poderes en las deportaciones, mil 300 agentes adicionales de la Patrulla Fronteriza, 375 jueces de migración, mil 600 funcionarios de asilo y más de 100 máquinas detectoras de fentanilo.

Y, además, señaló hace unos días Biden, “también me daría a mí, como presidente, la autoridad de emergencia para cerrar la frontera hasta que pudiera estar bajo control.”

En términos generales, la propuesta está condenada al fracaso, porque el líder real de los republicanos, que es Trump, ya señaló que “un mal acuerdo fronterizo es mucho peor que no tener un acuerdo fronterizo”.

Para Trump el tema de los límites con México es central en su estrategia de campaña y por ello ha dicho barbaridades como las que hay “un cien por ciento de probabilidades de que se produjera un gran atentado terrorista en EU” y que los perpetradores entrarían por los porosos puentes aduanales y migratorios a lo largo del norte de México.

Trump no utiliza información de calidad y lo más probable es que no tenga un informe sobre los verdaderos desafíos en estos momentos, pero lo que sí sabe es conmover a sus probables votantes colocando a los migrantes como enemigos potenciales y sospechosos permanentes.

En el otoño de 2019 Trump dijo: “estamos construyendo un muro en Colorado, estamos construyendo un hermoso muro, uno grande que realmente funciona, que no se puede superar, no se puede hundir.”

El problema, por supuesto, es que Colorado no tiene frontera con México, es más, Ciudad Juárez está a mil 444 km de Denver.

El gobernador Jared Polis, aprovechó el dilate para señalar: bueno, esto es incómodo. Colorado no limita con México. Lo bueno es que Colorado ahora ofrece jardín de infantes de día completo para que nuestros hijos puedan aprender geografía básica.”

Trump, en un intento de atajar las criticas afirmó que se había tratado de una broma, aunque hay evidencias de sus confusiones, constantes, entre países y regiones, como cuando dijo que “Bélgica es una ciudad hermosa, o luego de un atentado terrorista en París, calificó Alemania como un desastre.

Lo inquietante, es que la migración está significando nuevos retos, en particular porque el problema no es por quienes proceden de México, Guatemala o El Salvador, sino los que llegan desde Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Sea quien sea el próximo presidente, deberá tener una alta sensibilidad, y no sobraría que supiera algo de geografía.

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