Cerca de 22,1 millones de inmigrantes indocumentados, según el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos, esperan el resultado de los comicios electorales de este 2020 con la esperanza de que pronto se resuelva su situación legal a través de la Reforma Migratoria.

Los dreamers son jóvenes que migraron a Estados Unidos con sus padres cuando eran niños y actualmente buscan que el privilegio del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés) se extienda para toda la comunidad migrante.

Durante la administración de Donald Trump, se intentó retirar el programa DACA, “esa decisión generó angustia e incertidumbre para la comunidad porque los dreamers ya habían logrado estabilidad y sentir que pertenecían a un lugar”, señala Ricardo Ortiz, periodista y activista en Fuerza Migrante.

Pese a que DACA es un programa de permanencia temporal que se renueva cada dos años, “los dreamers no quieren una solución inmediata, ellos buscan una solución permanente que incluya a sus padres también”, explica el periodista y activista.

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Sueño posible

Deyvid Morales Pantoja

28 años

Guerrero, México – Salt Lake City, Utah.

Foto: Lorena Jiménez

Deyvid llegó a Estados Unidos cuando tenía 9 años, cruzó por Nogales, Sonora y desde el primer momento sintió un shock cultural, emocional y educativo.

“Cuando entré a la universidad tuve que viajar desde Utah a Louisiana en camión y en una parada se subieron agentes de la patrulla fronteriza, me arrestaron por ser migrante y nunca llegué a la universidad.”

Después de 17 días detenido, la familia de Deyvid pagó una fianza para que pudiera salir de prisión y le aplicaran en su lugar, un programa de monitoreo para inmigrantes que consiste en no poder trabajar o salir de casa en ningún horario.

Cuando el programa DACA se anunció, Deyvid aplicó y un año después se convirtió en un dreamer, “desde el 2012 se nos dio la oportunidad de avanzar pero tenemos un límite, hasta no llegar a la residencia, no seremos libres, vamos a seguir en esta jaula de oro”.

La lucha dreamer tiene como meta una reforma migratoria que beneficie a toda la comunidad migrante, “para lograrlo, participamos activamente durante las campañas políticas de manera voluntaria, ya que no podemos votar, el voto es un privilegio que debe ejercerse con consciencia social”.

Durante el año que estuvo en arresto domiciliar, Deyvid Morales desarrolló aplicaciones móviles que aportan información a su comunidad. “DACA Scholers” y “Derecho de inmigrantes y ayuda” es el aporte que contribuye que la comunidad dreamer esté más informada.

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Jesús Eusebio Pérez

28 años

Atlixco, Puebla – Baltimore, Maryland

Foto: Lorena Jiménez

Jesús llegó a Estados Unidos sin saber inglés y sin la compañía de sus padres cuando tenía 4 años, “mis padres migraron primero y después una mujer me ayudó a cruzar para encontrarme con mis papás, durante el viaje, yo solo veía a mi madre al final del camino”.

Tras recibir el anuncio del expresidente Barack Obama sobre el DACA, Jesús aplicó con la esperanza de conseguir un mejor empleo, oportunidades académicas y poder viajar a México para conocer el lugar donde nació.

Para Jesús, los dreamers van más lento que una persona normal, “tenemos que tomar más recursos para cumplir nuestros sueños, en el país no tenemos ayuda federal para continuar nuestros estudios, necesitamos conseguir becas o universidades con programas para dreamers, nuestros sueños están paralizados”.

La madre de Jesús trabaja en el sector de limpieza y no ha dejado de hacerlo durante toda la pandemia, por ello la importancia de una posible reforma migratoria que apele a los derechos laborales de los dreamers y la comunidad en general, señala Jesús.

El significado de la palabra dreamer para Jesús es ser humano, “ningún ser humano es ilegal, no importa que estudiaste o cuánto dinero tengas, al final del día lo que cualquier persona quiere es llegar a casa y ver que tu familia está bien”.

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Letty Herrera Mendez

23 años

Oaxaca, México – Coachella, California.

Letty es licenciada en sociología. Poco antes de entrar a la universidad, se percató de que su status migratorio podría impedirle continuar con su carrera universitaria ya que no contaba con la ayuda federal de carácter económico por ser indocumentada.

En el 2012, Obama anunció el programa DACA al que Letty aplicó, con laque obtuvo las becas suficientes para poder pagar la universidad como residente, amparada en la ley AB540.

“A veces da miedo ser deportado por aplicar a DACA, pero, es una oportunidad y el Departamento de Migración prohíbe dar nuestra información a ICE”.

Al estudiar, Letty descubrió la palabra identidad, por lo que se define como dreamer aunque considera que este término divide a la comunidad,  “ha sido utilizado con fines políticos con la excusa de que si eres dreamer significa que no tienes la culpa de ser indocumentado porque llegaste al país siendo niño pero eres mejor porque estudiaste la universidad, lo que excluye al resto de la población migrante, a nuestros padres”.

Ser un dreamer durante la administración de Trump es vivir con angustia, preocupación e incertidumbre, sus amenazas de retirar el DACA significan que podría perder su empleo y la posibilidad de ser deportada, detalla la socióloga.

El sueño de un dreamer es obtener la residencia para poder comprar una casa, aspirar a tener un mejor trabajo e impulsar un negocio y reencontrarse con sus familias.

“Tuve la oportunidad de ir a México en el 2016, un día antes de que me regresara a Estados Unidos había fallecido mi abuela y no pude asistir a su funeral, los dreamers hemos estado en ‘pandemia mode’ porque vamos a funerales por videollamadas, fotos, videos”.

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Mariana Pineda Lapizco

21 años

Sonora, México – California, Estados Unidos

Mariana Pineda llegó a Estados Unidos a los 5 años sin saber inglés y hasta que ingresó a la escuela pudo comprender el idioma y descubrir su identidad.

Uno de sus temores más grandes ante la posibilidad de ser deportada es que en México la discriminación hacia la comunidad LGBTTIQ+, a la que pertenece, es más marcada que en Estados Unidos, en donde dice sentirse libre.

“En México hay mucha violencia, en Sonora el narcotráfico me atemoriza al igual que la violencia de género que inunda al país, me fui de mi país por la situación social y económica”.

Pese a su condición migratoria, Mariana Pineda no se siente identificada como dreamer, “somos humanos, la única diferencia entre ellos y yo es que yo no tengo documentos y ellos sí”.

Esta joven de 21 años afirma que el sueño de un dreamer es que haya una reforma migratoria que sea un camino a la ciudadanía y beneficie a toda la comunidad migrante, las elecciones son una esperanza de que la administración favorezca a su lucha.

“El resultado más favorable sería que no gane Donald Trump, las personas no saben que puedes votar por otro candidato porque solo nos venden dos opciones; republicanos y demócratas, pero en la planilla puedes poner a algún candidato alternativo. Yo no apoyo a ninguno por los recientes escándalos de abuso sexual”.

A 51 días de las elecciones electorales en Estados Unidos, “quien sea electo presidente debe impulsar una reforma migratoria ya que se trata de la minoría más grande e influyente del avance económico. La lucha del movimiento dreamer es por los derechos humanos más básicos de migrantes que quieren construir junto a los estadounidenses un mejor futuro y un mejor país.”, denuncia Ricardo Ortiz.

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