Estados Unidos tendrá elecciones el 5 de noviembre. Entre otros cargos estatales y locales, se votará para el de presidente, así como un tercio del Senado (33 de 100 asientos, más uno especial) y toda la Cámara de Representantes (435 escaños). Los candidatos presidenciales se darán a conocer oficialmente durante las convenciones de los partidos en el verano.

Sin embargo, los punteros (Joe Biden del partido Demócrata y Donald Trump del Republicano) han comenzado a utilizar algunos temas relacionados con México como uno de sus principales ejes de política exterior.

Entre los temas más recurrentes se encuentran la migración, el tráfico de fentanilo y el comercio entre ambas economías. Esto cobra un especial interés en el contexto de la revisión del TMEC en el 2026, ya que podría politizarse aún más en este proceso electoral. Este artículo tiene como fin analizar algunos aspectos relevantes con relación al tratado y sus implicaciones en las elecciones.

Revisión del TMEC y disputas comerciales

Según la cláusula de revisión (Artículo 34.7) del acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá, el 1 de julio de 2026, los países confirmarán por escrito si continúan o no con el T-MEC. Si una o más de las tres partes deciden no renovar el tratado, se iniciará un proceso que pudiera implicar un periodo de volatilidad e incertidumbre.

Para la mayoría de las disputas comerciales, el TMEC mantiene mecanismos similares de arreglos entre países que los de su predecesor, el TLCAN. Sin embargo, algunas de las nuevas provisiones evitan bloqueos unilaterales. Ahora, los paneles enfocados en la resolución de controversias sugieren un proceso mucho más transparente y expedito, asegurando la continuidad en las operaciones entre los países.

No obstante, es posible que la coyuntura geopolítica mundial —especialmente las tensiones entre Estados Unidos y China— y la compleja gestión de los riesgos operativos relacionados a la cadena de suministro impliquen una baja probabilidad sobre una presión comercial desmedida entre México y Estados Unidos. Aun así, en la actualidad existen dos disputas abiertas (en el sector eléctrico y en el agropecuario) que también podrían jugar un papel importante en la narrativa de los candidatos al momento de hablar sobre el comercio exterior y las implicaciones económicas y sociales que conllevan en Estados Unidos.

Los temas de migración y seguridad nacional como posibles palancas de negociación

Algunos modelos de inteligencia artificial —desarrollados por la Dirección General Adjunta de Análisis de Banorte— que utilizan métodos de procesamiento de lenguaje natural, han identificado temas recurrentes en las campañas electorales estadounidenses relacionadas con México. Entre los tópicos con mayor incidencia, especialmente por el líder en las encuestas, el expresidente Donald Trump, se encuentran la seguridad en la frontera (migración) y el tráfico de drogas. Un riesgo latente es que el ganador de la presidencia el 5 de noviembre podría utilizarlos como una palanca en la negociación de otros temas, entre ellos el comercial.

El riesgo de una narrativa mucho más astringente por parte de Trump

Los mismos modelos mencionados en el apartado anterior, pero ahora utilizando métodos de análisis de sentimiento, han mostrado que la retórica de Trump ha tenido una connotación mucho más negativa hacia México respecto a su campaña en 2016. De hecho, el candidato republicano ha sido muy claro en mostrar su molestia por algunas inversiones chinas que han llegado a México hace poco, especialmente en sectores clave como el automotriz. Esto ya desató una serie de amenazas de retaliación en caso de que México sea utilizado como una vía indirecta para introducir bienes a Estados Unidos en condiciones distintas a las que originalmente se le impondrían a China.

En economía internacional, hay términos como trade deflection y trade diversion, que podrían ayudar a entender la estrategia del país asiático para aprovechar a México como un punto clave en el comercio con Estados Unidos y la preocupación de los actuales candidatos, especialmente Trump. Este tema puede representar un riesgo en la relación comercial entre México y Estados Unidos, especialmente de cara a la revisión del TMEC en 2026. No obstante, probablemente sería mucho más acotado que en 2017, cuando inició el tortuoso camino de renegociar un tratado que había estado vigente por más de 20 años.

Esta visión un poco más promisoria se basa en varios factores. Por un lado, las tensiones entre Estados Unidos y China, así como la posibilidad de un escalamiento en la “guerra comercial”, implican la necesidad de una mayor integración comercial en el bloque que conforma el TMEC para compensar los cambios en la dinámica comercial entre ambas potencias. Otro factor importante es la serie de ventajas competitivas que tiene México y que podrían ayudar a Washington a continuar con programas como el Inflation Reduction Act o el Chips and Science Act. Un tercer factor que no podemos obviar hace referencia a los cambios de fondo incluidos en el T-MEC, que permiten vías adecuadas para la resolución de controversias y un comercio mucho más dinámico entre los tres países.

Mecanismos al interior del tratado

El Capítulo 31 del TMEC (Solución de Controversias) establece procedimientos para monitorear y hacer cumplir las reglas modernizadas y de alto nivel del tratado. Según los procedimientos revisados de solución de disputas, el panel se establece al momento de la entrega de la solicitud. De igual forma, el artículo 34 (Disposiciones Finales) sienta un precedente para que continúen provisiones suficientes para enmendar el tratado en caso de ser necesario, como por ejemplo el apartado 34.4 sobre enmiendas del acuerdo sobre la OMC.

Asimismo, algunos cambios en términos del contenido regional en industrias clave, como las reglas de contenido de origen estipuladas para la industria automotriz (de 62.5% a 75%), el contenido de acero y aluminio (70%) y otros commodities, requerimientos de esquemas salariales y otros aspectos que deben cumplirse en los bienes que se comercializan, son algunos ejemplos que muestran un mapeo claro de los requerimientos que se tienen que cumplir y que podrían funcionar como un contrapeso para cualquier decisión arbitraria de retaliación.

Como conclusión, será un momento de gran complejidad para la relación comercial entre ambas naciones, especialmente por los comicios del 5 de noviembre que podrían implicar un cambio de liderazgo. Además, esto se da en un contexto de factores geopolíticos y una gestión de riesgos operativos muy distintos a los que se observaban en 2017, cuando Trump fue presidente e inició la renegociación del tratado. México tiene una muy buena oportunidad bajo el nearshoring, y si bien la revisión del TMEC en 2026 es una prueba de fuego importante, la coyuntura internacional podría ayudarle. Pero no podemos descartar que dicha revisión será un factor clave a monitorear a lo largo de las campañas presidenciales en Estados Unidos.

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Alejandro Padilla es Director General Adjunto de Análisis Económico y Financiero de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de Grupo Financiero Banorte ni sus subsidiarias o filiales.

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*Alejandro Padilla es Director General Adjunto de Análisis Económico y Financiero de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de Grupo Financiero Banorte ni sus subsidiarias o filiales. Cuenta de Twitter: @alexpadillasan

 

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