Por Evelyn C. Ayala

Las pequeñas y medianas empresas (PyMes) quieren aprovechar el éxito del nearshoring en México. Su interés por exportar sus productos crece a la par de este fenómeno, pero algunas de ellas aún no cumplen a cabalidad con las exigencias que implica este intercambio comercial internacional.

Pablo Gopp, especialista de Thomson Reuters en gestión global comercial, asegura que México ha construido un escenario atractivo para los inversores. 

“Es un país que ya está preparado para el comercio exterior, el 80% de su Producto Interno Bruto (PIB) está vinculado a las exportaciones, y lo viene desarrollando desde hace ya más de 20 o 25 años”, dice.

Un estudio reciente del Banco Santander prevé que el nearshoring se convierta en un impulso adicional de hasta 8% en el PIB, durante los próximos seis años. 

“México podría pasar de representar un actual 14% de las importaciones de Estados Unidos de Norteamérica al 20% para el año 2030”, agrega el documento.

¿Quiénes pueden exportar?

Se puede exportar casi cualquier producto, siempre que cumpla con la normativa y legislación del país de origen y destino. Sólo se necesita iniciar una fase de reconocimiento del producto para comprender sus necesidades legales y logísticas.

Martin Pustilnik, CEO y cofundador de Mundi, una fintech que proporciona soluciones financieras para organizaciones que exportan, sugiere consultar la clasificación de productos del Padrón de Exportadores de México, para saber si un producto puede exportarse. 

“Existe una codificación numérica y con la descripción de las mercancías, el exportador potencial puede saber cómo clasificar su producto”, asegura. 

Se recomienda revisar los INCOTERMS o International Commercial Terms, que son reglas aplicadas desde 1936 en cualquier parte del mundo para las importaciones y exportaciones. Con ello, la Cámara de Comercio Internacional regula la responsabilidad de las empresas en términos de logística, transporte, marco legal, entre otros.

“Hace pocos años en el comercio exterior básicamente se pedían dos cosas: comprar y vender en el menor costo, en el menor tiempo y siendo lo más competitivo posible. Hoy se ha sumado, como un factor crucial que se trate de productos y procesos bien hechos”, explica Pablo Gopp.

Gopp recomienda resguardar toda la documentación digital de las declaraciones aduaneras de los últimos cinco años para evitar cualquier problema legal.

Los costos de exportar

Al hablar de costos, la demanda puede definir el precio al cliente y, por ende, la estrategia de exportación. 

Los mayores gastos en la exportación provienen de empaques adecuados y material de embalaje, transporte y los impuestos de todo el proceso. Considerar esto permite ver si el producto es competitivo frente a otros similares en el mercado. 

Gopp aconseja además pensar en los riesgos de la exportación: “¿mi producto tendrá algún tipo de multa o algún tipo de auditoría? Es importante considerarlo en esta lista de potenciales costos que tengo que afrontar al momento de hacer un producto competitivo para el mercado”.

“No invertir en tecnología en el área de comercio exterior es un riesgo importante porque justamente cuando sucede una fiscalización o una auditoría, muchas veces la autoridad sabe dónde están los errores principales”, advierte Gopp.

Por ello, se recomienda tener un agente aduanal para una asesoría especializada para realizar los trámites de exportación de acuerdo con el tipo de requerimiento que se aplique según el producto que se está comercializando, dice Pustilnik.

También leer: 10 herramientas digitales para exportar sin fallar en el intento

 

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