Por Charles Dalton*

 

En un contexto donde los hospitales de todo el mundo luchan por controlar la avalancha de pacientes y presiones médicas provocadas por los impactos del nuevo coronavirus, queda claro que la pandemia de Covid-19 generará nuevas tensiones en la infraestructura médica existente. La respuesta que el sector de la salud le dé a la pandemia ofrecerá lecciones que contribuirán a constituir nuestro pensamiento a largo plazo sobre el desarrollo de los sistemas hospitalarios de la próxima década.

Lo que la pandemia ya nos demuestra es que los hospitales continuarán desempeñando una función clave en el fortalecimiento y la configuración de los futuros sistemas de salud, tanto en los mercados maduros como emergentes. Ojalá que conforme existan ideas más claras sobre cómo funcionan los sistemas de salud, nos alejemos de la mentalidad tan común de trabajar en silos que impacten negativamente la manera de planificar y prestar servicios sanitarios en todos los niveles de atención. Es necesario adoptar una forma de pensar que valore una atención integrada donde el paciente tenga prioridad, los servicios se planifiquen según numerosos niveles de cuidado y el hospital siga siendo el eje donde todo confluya.

Una década no es un período largo en términos de planificación y reestructuración en materia de servicios de salud. Dado el incremento constante de las enfermedades no transmisibles en muchos países -especialmente en mercados emergentes, donde la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) proporciona servicios de asesoramiento y realiza inversiones en el área de los cuidados médicos-, la atención hospitalaria no sólo seguirá siendo necesaria, sino que probablemente aumente. Los hospitales tendrán que adaptarse y convertirse cada vez más en puntos de articulación de la gestión coordinada de la atención de salud.

Cuáles son los desafíos fundamentales y cómo abordarlos:

Desafío 1: La utilización más eficiente de los seguros de salud privados y públicos. En la próxima década se producirá un mayor aumento y consolidación de los seguros de salud. Los hospitales públicos y privados deben adaptar su manera de trabajar con las aseguradoras; sea a través de la correcta codificación de la atención prestada, sea mediante la facturación exacta de los servicios, o con un trabajo más estrecho en el análisis de datos con las entidades de seguros. Los modelos de cargo por servicios no son eficientes. Se producirá una mayor presión a favor de la compra de servicios médicos vía paquetes de atención y, en los mercados más sofisticados, se privilegiarán los pagos combinados con distribución de riesgos. Los hospitales sin los sistemas y las estructuras de funcionamiento apropiados tal vez tengan dificultades para competir o interactuar con los pagadores de manera adecuada, lo que originará una disminución de pagos o un mayor cuestionamiento a la atención.

Desafío 2: El aprovechamiento de la tecnología digital. La innovación está muy extendida en el sector de salud. Los hospitales y los profesionales del área deben aprovechar la adopción de tecnologías que mejoran la coordinación de la atención y la gestión de los pacientes, al tiempo que responden a las crecientes expectativas de los consumidores. El aprovechamiento de la tecnología digital conducirá, si se implementa adecuadamente, a un mejor acceso a los datos y a la mejor utilización de estos. En consonancia con el crecimiento de los seguros de salud, es probable que los hospitales se conviertan en puntos de articulación en un sistema donde la tecnología digital impulsa la mejor coordinación de la atención y existe el uso sistemático de los datos para planificar, configurar y pagar los servicios.

Desafío 3: La escasez de habilidades. No existe una solución mágica para la escasez de profesionales de la salud. Esto tendrá impacto en muchos países durante décadas. Los hospitales serán afectados y deben planificar en consecuencia. Este desafío también representa oportunidades, tales como aprovechar la telemedicina cuando sea apropiado, alentar la transferencia de habilidades entre profesionales de la salud, aumentar la capacitación para el personal (y ofrecerle oportunidades profesionales), incrementar el trabajo multidisciplinario y poner más énfasis en los procesos de calidad y evaluación para mantener altos estándares. Con el fin de apoyar estas ideas, en algunos de estos casos será preciso promulgar o actualizar las leyes.

La implementación de las medidas mencionadas requerirá una activa gestión de cambio. La prestación de los servicios de salud y la evolución de los sistemas sanitarios pueden verse bloqueados por la resistencia al cambio, por lo cual los gerentes y los profesionales del sector deben:

Entender que la norma ya no puede ser que las cosas sigan igual.

Comprender que no existe una fuente ilimitada de mayor financiamiento, por lo que se requiere utilizar mejor los recursos (en relación con el costo, la calidad y los resultados).

Aprovechar la tecnología y la innovación al igual que muchos sectores industriales lo han hecho.

Aceptar que los consumidores y los pacientes tienen altas expectativas cuando se trata de valor, servicios y calidad.

Abandonar posturas obsoletas sobre las funciones y responsabilidades del personal hospitalario y organizar las cosas de una manera más inteligente y eficiente.

El desafío general es aceptar el cambio con una actitud positiva. Los hospitales abarcan microecosistemas de personas, procesos y tecnologías que deberían integrarse perfectamente y ser capaces de evolucionar y gestionar los cambios necesarios.

  Contacto:

El autor es especialista superior en Salud de IFC, miembro del Grupo Banco Mundial enfocado al desarrollo del sector privado en mercados emergentes. Una versión de este artículo se publicó originalmente en la Revista de la Federación Internacional de Hospitales .

 
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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