Por Ezequiel Rubin* El turismo mexicano es único y es impresionante la forma en la que ha evolucionado. Si bien en los últimos años, destinos como Cancún, Acapulco, Puerto Vallarta e incluso la Ciudad de México se han posicionado como los favoritos de los viajeros nacionales, cada vez es más común el interés de los mexicanos por visitar otros lugares del país. Comento esto porque cuando recién llegué a México, me daba curiosidad escuchar que hay gente interesada en visitar algún pueblo mágico, e inmediatamente imaginaba que se trataba de lugares escondidos que impregnaban una especie de encanto y en realidad, no estaba equivocado. Sin duda, los Pueblos Mágicos es uno de los proyectos turísticos más importantes que tiene México e investigando un poco más, aprendí que este programa gubernamental creado en 2001 surgió con la idea de reconocer a localidades del país que tuvieran atributos culturales y arquitectónicos simbólicos, con hechos históricos trascendentales que representan una gran oportunidad para el turismo doméstico. Los primeros destinos en ser designados Pueblos Mágicos fueron Huasca de Ocampo (Hidalgo), Mexcaltitlán (Nayarit), Tepoztlán (Morelos) y Real de Catorce (San Luis Potosí); de ahí poco a poco se fueron sumando más al listado, hasta llegar a 121 pueblos con esta denominación. Esto claramente ha permitido que la oferta turística de México sea más diversa y que los viajeros mexicanos vivan experiencias únicas, de acuerdo con el tipo de viaje que busquen realizar; por ejemplo, si se quiere conocer más sobre la historia de México, se puede hacer a través de destinos coloniales como Dolores Hidalgo en Guanajuato; en cambio si se prefiere aprender sobre la riqueza artesanal mexicana, Santa Clara del Cobre en Michoacán es una gran opción. Así mismo, si el plan es estar en contacto con la naturaleza, Xilitla en San Luis Potosí o Bacalar en Quintana Roo son excelentes alternativas. De esta forma, el programa ha ayudado a impulsar en gran manera el turismo local, pues en promedio 8.5 millones de viajeros mexicanos llegan a hoteles ubicados en estos destinos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo. También, recientemente observamos que durante las vacaciones de verano 2019, algunos pueblos mágicos se posicionaron entre los favoritos de la temporada, como fue el caso de Loreto, el cual registró un crecimiento de más del 300% en reservaciones de hotel, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Pátzcuaro, Taxco y Parras de la Fuente, de igual forma tuvieron un incremento de reservas, con lo que podemos confirmar que los Pueblos Mágicos son parte vital para el desarrollo del turismo nacional. Otro de los beneficios que traen consigo los Pueblos Mágicos, es que permiten que los viajes nacionales sean más atemporales, es decir, que no se necesita de una temporada específica para viajar a ellos e incluso se pueden visitar los fines de semana, logrando un mayor dinamismo en la actividad turística. Así que, sin lugar a duda, el conservar las tradiciones y el acervo cultural a través del turismo, es de las mejores formas para atraer e impulsar los viajes domésticos, en donde el protagonismo que están ganando los Pueblos Mágicos es una realidad y parte de la evolución del turismo mexicano. *Country Manager de Despegar en México.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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