Por Natalí Faxas El arroz que se produce en tierra dominicana es autosuficiente para su consumo, aporta a la economía más de 472 millones de doláres al año, involucra alrededor de 300,000 personas, y arropa a 21 de las 31 provincias del país. Sin embargo, sus costos de producción son altos, su nivel de rendimiento es bajo, y la razón es la cantidad de productores pequeños. República Dominicana tiene 30,000 productores de campo, la mitad de ellos forman parte de la reforma agraria, y poseen menos de tres hectáreas. En total, cosechan en promedio 12 millones de quintales de arroz por año, mientras que en Estados Unidos 6,000 productores elaboran 178 millones de quintales al año. “Aquí se depende mucho de la mano de obra y la eficiencia es menor, porque con las labores manuales el proceso es más lento y más caro. El camino que nos queda para seguir en la actividad, es la mecanización, la tecnología genética y buscar variedades de producción de alto rendimiento”, reflexiona el asesor del Ministerio de Agricultura, Oliverio Espaillat, quien subraya la falta de maquinaria para automatizar los procesos de siembra, cosecha y producción de arroz en República Dominicana. Puedes leer:  El 70% de empleos en Honduras proviene de Mipymes El director ejecutivo de la Asociación Dominicana de Factorías de Arroz (Adofa), Heraldo Suero, justifica el alto costo y bajo rendimiento en el impacto social con los empleos que genera la industria: “No hay forma de ser competitivos, con mucha gente que maneje bajos volúmenes de producción”, menciona. “Mientras más directa la mano de obra, menos eficiente y productiva es”. Y como ejemplo, señala que un propietario no invertirá en una máquina de 500,000 dólares para arar su pedazo de tierra. Oliverio Espaillat, uno de los mayores productores del país, apunta que el costo de producción por tarea (área que equivale a 628.86 metros cuadrados) es de alrededor de 110 dólares, y se vende entre 120 y 150 dólares. “Todo depende de los factores climáticos”, advierte. El margen de beneficio es de alrededor de 20%. “Los productores hemos tenido que absorber la carga del dólar, los insumos, alza del equipo agrícola, de combustible. Hemos tenido que hacer una reingeniería, tratando de disminuir costos”, puntualiza Espaillat. El panorama puede tornarse más complejo. El tratado DR-CAFTA implica la eliminación progresiva de los aranceles al arroz, hasta liberarlo totalmente en 2025: “Si entra el arroz de Estados Unidos, producido con alta eficiencia y más barato, se va a volar la producción nacional”, augura Heraldo Suero.

 

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