- El primero es la apertura al desarrollo de la vasta cantidad de recursos que tiene México, incluyendo hidrocarburos y no hidrocarburos como viento, energía solar y geotérmica; los volúmenes y rentabilidad potencial de estos recursos ponen a México en una posición fuerte.
- El segundo es el fortalecimiento de la transparencia, que era una preocupación importante previo a la reforma energética. Actualmente se ha hecho un excelente trabajo al establecer las condiciones para llevar a cabo procesos transparentes durante las rondas.
- El tercero es el trabajo y dedicación para implementar un marco eficiente y efectivo de desarrollo de recursos tanto en hidrocarburos como en electricidad. Los elementos de políticas y regulaciones han sido bien diseñados y son competitivos con muchas otras geografías, en particular con las de América Latina.
México: Una reforma energética en aceleración
La dinámica de la industria energética a nivel global experimenta un momento de disrupción como nunca lo habíamos visto, tanto del lado de la demanda como del lado de la oferta.
Por Muqsit Ashraf*
La demanda de energía seguirá incrementándose, principalmente impulsada por el aumento en la demanda de electricidad derivada de una creciente clase media a nivel global. El mix de esta demanda también cambiará. En primer lugar, la demanda de carbón irá en declive en los próximos años; por otro lado, la demanda de petróleo seguirá creciendo, aunque, de acuerdo con la mayoría de las proyecciones, incluida la de Accenture, el “pico” de esta demanda se estima que llegará en un par de décadas. Este “pico” será impulsado por la revolución en el transporte de pasajeros, proveniente de la convergencia de vehículos eléctricos, vehículos autónomos y aplicaciones que fomenten el transporte compartido. Por último, el gas parece actualmente estar en una muy buena posición como fuente de combustible limpia, pero enfrentará cada vez mayor competencia de la energía eólica y solar en específico, cuyos costos se han reducido significativamente en los últimos años.
En cuanto a la oferta, el reto está más bien vinculado a un tema de abundancia, la cantidad de hidrocarburos disponibles a nivel global es más que suficiente para los escenarios de demanda. Las compañías petroleras se han fortalecido internamente y el precio de equilibrio se está robusteciendo con velocidad. El día de hoy, 60 dólares por barril podrían representar el mismo nivel de competitividad que los 100 dólares por barril hace algunos años. Por otro lado, la competitividad de otras fuentes energéticas sigue fortaleciéndose, lo que pone a la industria energética en un escenario de supervivencia del “más fuerte”. La curva de oferta energética es hoy extremadamente dinámica y con un portafolio de recursos mucho más diverso de lo que se había visto hasta ahora.
Algunos expertos plantean que el momento en el que se llevó a cabo la reforma no fue fortuito, dado que los precios de hidrocarburos cayeron poco tiempo después. Sin embargo, yo insisto en que la reforma se dio en el momento adecuado por tres motivos principales. El primero es que los hidrocarburos corren el riesgo de no ser explotados considerando la competencia que tiene México global y regionalmente (Colombia, Venezuela, Brasil y Argentina). En segundo lugar, para que los hidrocarburos de México sean competitivos en la curva de oferta energética, es necesario asegurar las mejores capacidades técnicas y operativas, para lo cual la inclusión de nuevos jugadores es crucial. Finalmente, la demanda eléctrica está incrementando, tanto en México como en otros lugares del mundo, por lo que esquemas agresivos de importación de gas del norte de la frontera aunado a nuevos esquemas de generación, distribución y venta de electricidad son mandatorios.
En una perspectiva de alto nivel, la reforma ha establecido unos cimientos sólidos impulsados por tres factores principales.