El director de cine Michel Franco se convirtió en el hombre más “polémico” de México por atreverse a filmar Nuevo orden, una distopía en el escenario de la capital del país en llamas por un estallido social: el ejército controla el país pasando sobre muertos y con la corrupción como testigo. 

Cuando el tráiler de la película se distribuyó, las redes sociales reaccionaron y acusaron a Franco de racista y hasta de estar contra el Gobierno Federal. Hoy, la película Nuevo orden escaló al debate nacional.

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Michel Franco nació en 1979; es director, guionista y productor. Destacan en su filmografía: Después de Lucía (2012), película ganadora del premio Un Certain Regard en el 65° Festival de Cannes, y Chronic (2015), película nominada a la Palma de Oro y ganadora del premio a Mejor Guion en el 68º Festival de Cannes. 

Como productor, destacan varias obras, en particular, 600 Millas (2015), dirigida por Gabriel Ripstein, y ganadora del premio a Mejor Ópera Prima en el 65º Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale). En 2017, su película Las hijas de Abril formó parte de la selección oficial de Cannes y recibió el Premio del Jurado. Su último trabajo es Nuevo orden, película que ya se vendió en más de 48 países, entre ellos, Rusia y China. La obra también ganó el Leoncino de Oro, galardón que otorga un jurado de jóvenes, y el León de Plata-Gran Premio del Jurado, en el Festival Internacional de Venecia.

La entrevista de Forbes México con Michel Franco se llevó a cabo antes de que se diera a conocer que su cinta no fue elegida por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográfica (AMACC) para representar a México en la próxima entrega del Oscar. La película Ya no estoy aquí, dirigida por Fernando Frías, fue la seleccionada. 

El inicio

Hasta los 15 años, Franco no había decidido qué estudiar o hacer de su vida. Se dedicaba a la música, su otra pasión, hasta que vio Los olvidados (Luis Buñuel), Naranja mecánica (Stanley Kubrick) y Las alas del deseo (Wim Wenders), entre otras. “Antes de eso, la verdad es que no tenía alguna fascinación por el cine o las cámaras, como otros [cineastas]. 

Fue hasta esos años en que me volví loco por esas películas; memoricé cada toma, cada diálogo y, cuando llegó el momento, me obsesioné con el cine, pero más por contar historias”, comentó. Su padre, Abud Franco, es empresario y deportista y, aunque al principio le ofreció a su hijo integrarse al negocio familiar, Michel lo desechó y pasó de la música al cine. 

“A los 19 años comencé a filmar y a buscar lo diferente, lo radical y lo rebelde, aunque, por definición, un director de cine es rebelde, porque es una carrera que siempre va a contracorriente y nunca es fácil”, señaló 

Para ti, ¿qué es ser creativo? 

Tú dices creatividad, pero yo siempre hablo de la tripa, y la mejor herramienta de un director de cine es el instinto. Y, claro, la creatividad te ayuda a salir adelante mientras tomas decisiones durante el rodaje. 

Te convertiste en un director tan querido como odiado… 

Prefiero ser querido, obviamente [risas], pero me gusta que mis ideas sean discutidas de manera seria, con pasión. Te hablaba de Los olvidados o de Naranja mecánica, porque descubrí que el cine es una especie de diálogo de ida y vuelta, donde el director tiene un lugar privilegiado, porque sus ideas son discutidas entre millones de personas, y eso puede durar décadas. Qué suerte tengo de estar en la agenda del país, en la discusión social y en la discusión política… Eso lo valoro mucho. 

¿Es sencillo conseguir el financiamiento de tus películas? 

Claro que no. Juntar dinero es lo más difícil; encontrar socios, desarrollar el esquema financiero y explicar tu idea que, a lo mejor, acaba siendo otra cosa. Pero ahora la gente confía más en mí que en la película que voy hacer, y la verdad es que luego mis películas no son tan caras como parecen. 

¿Te has enfrentado al rechazo? 

Claro. Por cada sí, te llevas nueve negativas, muchas puertas cerradas. Pero, cuando te dicen que sí, arrancas. Además, a lo largo de los años me he hecho de aliados, de un equipo que me apoya y de Videocine, que me sigue en las locuras. Es un trabajo colectivo. 

¿Qué es el cine para ti? 

Es un gran espejo para entendernos mejor como sociedad. Hago películas sobre los temas que me interesan y preocupan. Cuando voy al cine, me gusta ser confrontado como espectador, para que exista un diálogo profundo. Por eso, una película tiene que ser una sacudida muy fuerte sobre temas centrales e importantes. 

¿Haces cine de arte o comercial? 

No me gustan las etiquetas en nada y trato de escapar de ellas. Trato de que mis películas vea mucha gente [risas] y que vendan mucho. Mis películas se exhiben en muchos países y eso ayuda a que no se quede en el nicho de arte; pero yo siempre pienso en el espectador que va a ver la película. 

¿Eres un kamikaze, Michel Franco? 

Sí, estoy de acuerdo [risas]. Nuevo orden, por mucho, es la película donde más he arriesgado. También fue arriesgado estrenar en Venecia en la situación actual. Pensamos en guardarla, pero no: teníamos que sacarla ya, porque habla de temas que son relevantes, que están pasando en el mundo ahora, y era importante hacerlo. 

¿Pensaste que todo esto tomaría relevancia justo cuando estrenas la película?

No, no fue así [risas]. Me tardé seis años en hacerla. Pero es que la desigualdad social es el mal de nuestro país y de todo el mundo; no es nada nuevo. La militarización no es de este sexenio: viene de tiempo atrás, pero es verdad que el país se ha ido a la militarización. Pero la película no es partidista, ni sólo de México […] esto puede pasar en cualquier parte del mundo. 

*** 

Nuevo orden fue apoyado por el Estado mexicano, inversionistas privados y Francia. La respaldan también las actuaciones de Naian González, Diego Boneta y Darío Yazbek, entre otros actores. El filme recibió el Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Venecia 2020. 

¿Eres racista? 

No, definitivamente no. Soy judío y, como judío, creces con una conciencia especial sobre lo delicadas que son las etiquetas, sobre lo peligroso que es el racismo y permitir cualquier tipo de señalamiento por raza o por cualquier pretexto que pretenda la discriminación. Quien dice eso [que soy racista] no tienen la menor idea de quién soy. 

¿Y si tu película llega a ser elegida para representar a México en el Oscar? 

Es una ficción, no un documental. Es una película distópica, en donde todo se lleva al extremo. No hay que tomarla tan en serio en ese sentido, aunque, los elementos sí son muy actuales y reales, no sólo en nuestro país. En México nunca hemos vivido una dictadura militar como en Chile o Perú, y espero que no vaya a suceder en nuestro país y tampoco que estemos a punto de una explosión social. Nuevo orden es un ejercicio cinematográfico que bien podría ser otro país. No es un tratado de la realidad. 

¿Crees tú que Nuevo orden podría ganar el Oscar? 

Sí, sin duda, tendríamos muchas posibilidades. El distribuidor en Estados Unidos [Neon] es el mismo de la película Parásitos, y Cate Blanchett me dijo que me ayudaría a promoverla en Hollywood, entre otras personalidades importantes.

¿Y si la AMACC decidiera mandar otra película para representar a México en la categoría de Mejor Película Internacional en los 93 Premios Oscar 2021? 

Sería una pena que México no la postulara al Oscar… Pero, si no sucede, de todas maneras buscaríamos pelear en otras categorías. La película tiene la potencia necesaria para ganar, y Neon nos ha dicho que apostaría como lo hizo con Parásitos, porque entienden que la película habla de temas importantes para el mundo. 

¿Te sientes valorado en México? 

Sí, la mayoría de la gente celebra mi cine en el país y [también] los premios que, en los últimos ocho años, he ganado en Cannes y en Venecia. Eso no quiere decir que sea monedita de oro, pero me siento arropado por mi país. Pero entiendo que el cine que sacude siempre será polémico, y yo seguiré haciendo películas en mi país.

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