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Benito Juárez es promocionada como la mejor alcaldía para vivir. Y en cierta medida lo es: no sufre las barrancas del poniente, el hacinamiento del oriente, el ambulantaje masivo del centro, no comparte frontera con el Estado de México. Está asentada en el centro geográfico urbano de la Ciudad de México y eso la convierte en una de las demarcaciones con mejores vías de intercomunicación y de transporte, una sólida red de servicios públicos.

Esos atributos la convirtieron en la alcaldía del deseo para el desarrollo inmobiliario. De 2012 a la fecha la demarcación vivió un boom de construcciones: desde pequeños condominios residenciales hasta rascacielos como Mitikah o Manacar. Al brote de edificaciones siguió una ola de efectos colaterales: menor disponibilidad de agua, saturación del drenaje (y consecuentes inundaciones), más tráfico, más ruido, más población flotante, precios más altos de vivienda.

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En entrevista con Forbes México, la candidata de Morena a la alcaldía Benito Juárez, Paula Soto, repasa este tema y asegura que es uno de los grandes problemas en la que es considerada la mejor demarcación para vivir. En los últimos 12 años, dice, la población creció en 60 mil habitantes, en parte por las nuevas opciones de vivienda. “Aunque sea un cuarto de 60 metros cuadrados, con paredes de tabla roca, te sientes mejor” que viviendo en otra alcaldía.

Pero no todo es boyante en Benito Juárez, admite Soto Maldonado. Y se suelta: “hay edificios que no cumplen con el uso de suelo y tienen pisos construidos de más a los permitidos, cuando nos enteramos que se vende una casa nos duele el estómago, porque sabemos que se va a demoler y se va a construir un edificio, que si bien te va, tendrá uno, dos o tres pisos de más”. Tampoco se aplican las medidas de mitigación que los desarrolladores están obligados a cumplir, critica.

En Benito Juárez, dice, no solamente se han detectado irregularidades administrativas, sino también constructivas. Se refiere al caso del edificio de Zapata 56, en la colonia Portales Sur, una construcción nueva que colapsó durante el sismo del 19 de septiembre de 2017. “La corrupción mata”, pronuncia, el mantra que surgió tras el terremoto, pero que cobró vigencia en las protestas por el accidente en la Línea 12 del Metro.

A decir de Paula Soto –que en en 2017 decidió cerrar de manera definitiva su ciclo en el PAN para sumarse al proyecto de Morena– en Benito Juárez, donde justamente ha gobernado el blanquiazul en los últimos 18 años de manera ininterrumpida, se formó una red de complicidades entre la alcaldía, el gobierno de la Ciudad de México en la administración 2012-2018 y desarrolladores inmobiliarios que vieron en la demarcación suelo fértil para un boom inmobiliario.

“Se han permitido un sinfín de nuevas construcciones sin un plan de desarrollo urbano sustentable y sostenible. Para muestra el edificio de Popocatépetl 164, que tiene un uso de suelo habitacional mixto para 13 pisos y se construyeron 17 pisos, cuatro sótanos y un roof garden, lo que significa nueve pisos más de lo permitido. Esto genera falta de agua, hundimientos, más tráfico, esto no puede seguir un día más”, advierte.

La legisladora con licencia reconoce que no es fácil tener una radiografía detallada sobre el boom inmobiliario, pero estiman “que el monto que han generado la corrupción inmobiliaria puede ascender hasta más de tres mil millones de pesos en los últimos trienios. Lo que se ha producido con la explotación del suelo de Benito Juárez no se le ha devuelto a la alcaldía (…) Tenemos una lista de 87 desarrollos que no han integrado sus medidas de mitigación”.

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Otro problema vinculado con el boom inmobiliario que ha identificado en Benito Juárez es el despojo de viviendas. “Tenemos un problema con el despojo a las familias o personas adultas, de colonias tradicionales como Álamos, Independencia, Villa de Cortés, que de noche a la mañana se convierten en edificios. El tema de la corrupción inmobiliaria no solamente tiene que ver con usos de suelo, sino es toda una red de complicidades y de ganancias no reportadas”.

“Tener una radiografía de cómo opera la corrupción inmobiliaria, yo no sé si algún día lo logremos, porque se ha ido sofisticando, ya no solamente hablamos de violaciones de uso de suelo, de cómo adquieren los predios, de cómo surgen empresas constructoras de la noche a la mañana y desaparecen también de la noche a la mañana, o construyen y no vuelves a saber de esa constructora”, lamenta.

Se le cuestiona si en caso de ganar la contienda seguiría la misma ruta que siguió la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, para ordenar el desarrollo urbano, que fue cerrar la ventanilla, evaluar los grandes proyectos y generar condiciones para que cumplieran con los establecido en la normativa, y Paula Soto de inmediato responde afirmativamente.

“Hay mucho qué hacer en esta ciudad, esta alcaldía ya no aguanta más, no podemos seguir por el mismo camino que hemos tomado desde 2009. Se tiene que hacer un alto en el camino, darle un respiro a esta alcaldía, escuchar a quienes aquí vivimos sobre qué tipo de alcaldía queremos, hacer un estudio de lo que se ha hecho, pero cacería de brujas no, no llego con ánimo alguno más que de justicia, de cumplimiento a la ley y de transparencia”, abunda.

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