Nacer o vivir en uno de los mil municipios más pobres del país significa padecer desnutrición crónica, experimentar carencias educativas y finalmente ser más propenso a abandonar la escuela; una combinación perfecta para que las condiciones de pobreza sean permanentes para sus habitantes. En 1,030 municipios del país se concentra la pobreza crónica y la desigualdad extrema y 10,300,000 personas que viven en “pobreza por ingresos” que representan 75% de su población, advierte en un análisis el organismo Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. Estos municipios representan “auténticos laberintos de la desigualdad” y 80% de ellos están ubicados en Oaxaca, Puebla, Chiapas, Veracruz y Guerrero, advierte el organismo. “La pobreza de esos estados está totalmente vinculada a la realidad de estos territorios municipales. El problema es que en estos municipios la exclusión es estructural y la pobreza crónica y endémica”, señaló Lucila Sertvije, integrante de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. El análisis señala que estos territorios han permanecido por décadas casi en las mismas condiciones de desigualdad en el ingreso, servicios de salud y educativos en su población, considerados como “trampas de pobreza”. TAMBIÉN LEE: Desigualdad, pobreza y gobierno en México “Las trampas de pobreza son condiciones sociales y económicas que atrapan a las personas, porque producen un círculo vicioso de carencias que se acumulan durante el ciclo de vida y se heredan a la siguiente generación”, apunta el organismo. Este círculo vicioso inicia en los primeros años de vida de los habitantes al presentar desnutrición crónica, que en los estados del sur del país afecta a 17% de los niños menores de cinco años. La desnutrición crónica afecta el desarrollo de las capacidades del cerebro que se agravan con carencias que se acumulan como educación deficiente y mayor abandono escolar.
De cada 100 mexicanos que nacen pobres, 74 morirán sin progresar
El organismo hizo un llamado para generar políticas de Estado eficientes para resolver dicho fenómeno, que no precisamente se resuelve con “programas sociales dispersos y de bajo costo” o con transferencias económicas. En ese sentido el organismo propone romper el aislamiento de esos municipios con carreteras y caminos pero también con conectividad a internet y servicios, generar formas de asociación de comunidades y pueblos con macroproyectos relacionados con energía y riqueza natural y garantizar servicios de salud y educación sobre todo en el desarrollo infantil temprano.

 

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