El pasado 17 de abril de 2020 fue un viernes negro para Petróleos Mexicanos (Pemex). Dos de las tres principales agencias de riesgo crediticio, Fitch Ratings y Moody’s, degradaron su calificación con solo horas de diferencia.

La empresa productiva del Estado ahora es un “ángel caído”, expresión para las empresas deudoras que pierden su grado de inversión, después de que Moody’s colocó su nota en grado especulativo, el término formal para deuda financiera considerada como ‘bono basura’.

“Bajamos la calificación de Pemex y mantuvimos la perspectiva negativa de sus calificaciones luego de la rebaja de la calificación de México y su perspectiva negativa dada la importancia crítica de la fortaleza financiera y el respaldo del gobierno en la evaluación del riesgo crediticio de Pemex”, comentó Nymia Almeida, analista de Moody’s.

Desde junio de 2019, Fitch colocó en grado especulativo a los bonos de Pemex, y en abril de este año, los hundió dos niveles más hasta ‘BB-‘.

“El perfil crediticio individual de Pemex refleja su flexibilidad limitada para navegar en la recesión en la industria del petróleo y del gas dada su carga fiscal elevada, apalancamiento alto, aumento en costos de extracción por barril y necesidades altas de inversión para mantener la producción y reponer las reservas”, comentó Fitch en un documento. 

En marzo, S&P Global degradó la calificación de Pemex junto con la de México, pero conservando el grado de inversión (‘BBB’), ante los bajos precios del petróleo que ponen en riesgo la ejecución de su plan de negocios y un débil flujo de efectivo que limitará su capacidad de inversión.

El principal golpe por una calificación más baja son intereses crediticios más altos para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La empresa que dirige Octavio Romero Oropeza carga con un pasivo financiero de 105,000 millones de dólares (mdd), cifra que la convierte en la petrolera más endeudada del mundo, mientras los precios del petróleo han caído a su peor nivel en 20 años ante la destrucción de demanda por la pandemia de coronavirus covid-19.

Existen caminos para que la empresa productiva del Estado, de la mano del gobierno mexicano, mejore su perfil crediticio. Fitch enlistó cuatro factores:

  • Incremento en la calificación soberana de México
  • Garantía irrevocable por parte del Gobierno mexicano hacia Pemex para más de 75% de su deuda

Aquí más detalles: Para rescatar a Pemex, el gobierno debe asumir su deuda

  • Inyección relevante de capital, aunado a una reducción relevante en los impuestos de Pemex en conjunto con un plan de negocios que resulten en una generación de flujo de efectivo neutra o positiva. al mismo tiempo, invertir lo suficiente para reemplazar 100% de las reservas petroleras con estabilidad a la producción rentable
  • Nivel de apalancamiento ajustado de flujo de gasto operativo menor de 5 veces (x).

La postura de Moody’s sobre Pemex es menos flexible. “Es improbable una alza (de calificación) dada la perspectiva negativa de la calificaión Baa1 de México y las expectativas de Moody’s de una continuidad de flujo de efectivo negativo en Pemex”.

La perspectiva de la nota soberana de México, dice la calificadora estadounidense, puede regresar a estable si se recupera la confianza en la capacidad del gobierno para establecer políticas consistentes y mejoran las perspectivas de crecimiento económico del país a mediano plazo.

En cuanto a Pemex, Moody’s pidió un plan “creíble” que reduzca el apoyo recurrente y sustancia del gobierno hacia la compañía, mientras se abordan los problemas que enfrenta el sector actualmente.

S&P dijo que subirían la calificación de Pemex solo si elevan la nota crediticia de México, además de que se materialicen nuevos proyectos y contribuyan a incrementos mayores a los esperados en producción petrolera y flujo de efectivo, mientras sus iniciativas mejoran su rentabilidad y reducen sus necesidades de financiamiento en mediano plazo, llevando a un índice de deuda por ganancias antes de intereses, impuestos depreciaciones y amortizaciones por debajo de 5 veces.

El gobierno mexicano ha cerrado la puerta a posibles apoyos fiscales para las compañías, al tiempo que ha reiterado la continuidad del plan de Pemex para elevar su producción petrolera, sin más contratos de exploración y producción para empresas privadas.

Forbes México consultó a Pemex sobre el tema, pero no obtuvo respuesta hasta esta publicación

 

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