A pesar que la pandemia de Covid-19 generó una disminución en el consumo de carne, la industria mexicana logró aumentar la producción el año pasado entre 2 y 3%.

Esa situación presenta el reto de mejorar su posicionamiento y llegar al consumidor bajo las nuevas tendencias de consumo, aseguró el presidente de Consejo Mexicano de la Carne, Ernesto Hermosillo Seyffert.

En entrevista con Forbes México, el representante del sector destacó que en 2020 representaron el 23% de la producción del PIB de la industria alimentaria y el 32% del agroalimentario, además de generar alrededor de 80 mil puestos de trabajo en el país, generando una derrama economía de 326 mil millones de pesos.

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“Por el proceso que se vivió hubo un consumo y una demanda mayor, tuvimos un año donde hubo crecimientos, aproximadamente entre 2 y 3% dependiendo de la industria (pollo, cerdo o res)”, aseguró el recién nombrado presidente del Consejo.

Sin embargo, la demanda de carne de res bajó 0.2% y la de cerdo, 2.7%, mientras que el pollo registró un crecimiento de 1.6%.

En este sentido, señaló que, al ser una industria alimentaria, el quedarse en casa no fue una opción, por lo que tuvieron que implementar todas las medidas sanitarias requeridas en sus plantas, con chequeos a su personal hasta dos veces al día para disminuir los riesgos.

Hermosillo Seyffert aseguró que este 2021 continuarán con las medidas de higiene, ya que uno de sus principales objetivos es proteger a sus colaboradores; pero este año también buscarán impulsar nuevas propuestas de valor.

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Destacó que con la nueva realidad hay que atender a los consumidores con productos diferentes, en tiempos diferentes, ya que las formas de compra han cambiado en México.

“Vamos a explorar mucho las oportunidades de esta nueva realidad en términos de las apps y de las aplicaciones que pudiéramos ofrecer a nuestros consumidores, agilidad en la cadena de suministros”, afirmó el también director de Modelo de Gestión en Grupo Bafar.

Asimismo, consideró que la industria tiene que trabajar en fortalecer la legislación y las normas del sector, desarrollar la proveeduría local, mantener y aumentar sus fuentes internacionales de abasto para poderlo meter a la cadena, tener vinculación estrecha con la academia, además del posicionamiento de la proteína cárnica hacia los consumidores.

Sin embargo, destacó que la producción en general ha crecido en promedio 3.5% de manera anualizada en los últimos años, mientras que las importaciones aumentaron 1.7%.

“Nuestra cadena de valor no está estable, no producimos lo que consumimos, tenemos que hacer ciertas importaciones con las cuales no podríamos estar, tendríamos una serie de incrementos de precio, calidad e inocuidad”.

Y es que, destacó, la carne mexicana es garantía de calidad e inocuidad, además cuenta con certificaciones, lo que le da reconocimiento en los países a los que es exportada.

“Lo que tenemos que hacer es seguir trabajando en colaboraciones en términos de comercio exterior con lo países, certificación de plantas para que puedan recibir los productos”, sostuvo.

“Una industria más abierta, mucho más competitiva de lo que tenemos hoy, muy conectada, el país debe seguir trabajando en acuerdos, tratados, disminución de aranceles, abrirse al comercio internacional y con eso la cadena de valor debe estar estable y competitiva”.

El líder del Consejo Mexicano de la Carne destacó que el país tiene una ventaja debido a su ubicación geográfica, la cantidad de acuerdos comerciales, los microclimas, estatus sanitario y sobre todo fuerza laboral.

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