Durante mucho tiempo, Microsoft se ha posicionado como el proveedor de la tecnología de reconocimiento facial. Sin embargo, a medida que la compañía pidió una regulación más fuerte y asumió una mayor responsabilidad corporativa en torno a su uso, la revelación de nuevos correos electrónicos muestran que Microsoft también trataba de vender esta tecnología a la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).

Los correos electrónicos con fechas de entre septiembre de 2017 y diciembre de 2018, fueron obtenidos por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés), tras demandar a la agencia en octubre por proporcionar los documentos. En ellos se muestra que Microsoft sostuvo reuniones con agentes federales en su sede de la ciudad Redmond (ubicada en Washington), que promocionan sus capacidades de reconocimiento facial.

Estas reuniones tuvieron lugar al mismo tiempo que Brad Smith, el presidente de Microsoft, pidió al gobierno estadounidense que introdujera una regulación para imponer límites sobre cómo el gobierno usa la tecnología de reconocimiento facial. “La única forma efectiva de administrar el uso de la tecnología por parte del gobierno es que se haga de forma proactiva”, escribió Smith en una publicación de blog en julio de 2018.

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De acuerdo con registros, el esfuerzo fracasó debido a que la DEA optó por no contratar a Microsoft, tras citar las críticas que el FBI había recibido por el uso de la tecnología. Por su parte, Microsoft y la DEA no respondieron comentarios.

Las revelaciones de la ACLU se producen luego de que Amazon y Microsoft anunciaran la semana pasada que no venderían tecnología de reconocimiento facial a los departamentos de policía, en medio de las fuertes protestas que sacuden a Estados Unidos por la muerte de George Floyd y que pedían el fin de la brutalidad policial y el racismo. Sumado a que IBM anunció que terminaría su programa de reconocimiento facial por completo.

Sin embargo, ni Microsoft ni Amazon dijeron si esas medidas se extendían a no vender su tecnología a las agencias federales.

“Es muy preocupante, especialmente por la situación actual en Estados Unidos”, dice Kade Crockford, directora de ACLU Massachusetts. “No existe una regulación o ley federal que determine cómo las agencias gubernamentales pueden usar estas tecnologías”.

Recordemos que desde hace mucho tiempo el reconocimiento facial ha demostrado ser un punto crítico para los defensores de la privacidad a quienes les preocupa que esta tecnología viola los derechos de privacidad.

En particular, su uso por parte de la policía se ha analizado frecuentemente tras los informes de que identifica erróneamente de manera desproporcionada a las personas de color o afroamericanas, a un ritmo mayor que a las personas blancas. Recientemente, los legisladores han pedido el fin del uso encubierto de la DEA por usar la tecnología de reconocimiento facial en los manifestantes.

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Desde que Microsoft  anunció que ya no vendería la tecnología a los departamentos de la policía, Smith ha pedido normas más estrictas sobre su uso gubernamental. “No venderemos tecnología de reconocimiento facial a los departamentos de policía en EU hasta que tengamos una ley nacional que la dirija, basada en los derechos humanos”, dijo Smith, la semana pasada.

Por: David Jeans y Rachel Sandler / Forbes Staff USA

 

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