Las actividades humanas y empresariales exigen una mayor consciencia colectiva para actuar con responsabilidad frente al mundo que nos rodea. No es ningún secreto que los recursos naturales disponibles están limitados, y fenómenos como el cambio climático afectan la vitalidad no solo de la industria y las empresas, principalmente nos afecta a todos como seres humanos. Por esta razón, hoy más que nunca es fundamental que las organizaciones, grandes y pequeñas, actúen a favor de la sustentabilidad. Este camino puede llegar a ser complejo por las necesidades que observamos en el mundo, desde el ahorro de energía, manejo de desechos, uso de materiales sustentables, entre otros. No es sencillo mantener un rumbo enfocado. Sin embargo, ¿por cuál podríamos apostar ciegamente? sin dudarlo, por ser un elemento fundamental, necesario para cualquier industria: por el agua.

Pongamos un poco de perspectiva sobre esta riqueza natural, que es la más utilizada y con impactos más significativos para cualquier industria y ámbito de la vida. Primeramente, de acuerdo con un reporte de la Organización Mundial de Salud y UNICEF, se estima que más de dos mil millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable y que más de la mitad de la población sufre una grave escasez de agua en algún momento del año. Además, por si fuera poco, los desastres relacionados con este recurso, como las sequías, inundaciones, entre otros, representan el 70% de todas las muertes a causa de desastres naturales, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Un mal manejo y gestión del agua puede tener consecuencias fatales.

Esto sin contar el uso industrial y empresarial de este recurso. La gran mayoría de las industrias, dependen del aprovechamiento del agua al ser un recurso imprescindible para sus operaciones y rentabilidad. Según datos de la ONU, el 80% del agua mundial se va al uso agrícola e industrial. De igual forma, según un reporte comisionado por la Oficina Federal Sueca para el Medio Ambiente (FOEN por sus siglas en inglés), el 69% de las empresas consultadas reportan exposición a riesgos relacionados con el agua que podrían afectar su negocio. A medida que crecen las demandas de la población y de la industria, el uso de este recurso también aumenta. Entonces, ¿qué pueden hacer las industrias para mitigar este impacto? Y ¿cómo aseguramos un manejo eficiente de este recurso tan crucial?

Tomemos como ejemplo nuestra propia industria de los semiconductores, misma que requiere una gran cantidad de agua para satisfacer la producción necesaria para los chips, que son esenciales para las demandas sociales y digitales de la actualidad. Después de vivir una intensa digitalización en todos los ámbitos de nuestras vidas durante la pandemia, y de experimentar los estragos de una escasez de semiconductores, hoy más que nunca tenemos claridad sobre qué tan imprescindible es la producción de chips, que son la base de toda la tecnología que nos rodea. Aunque no lo percibimos a simple vista, la correcta gestión del agua en esta industria es, sin duda, la clave no solo para la innovación tecnológica del futuro, sino para asegurar la calidad de vida de las personas. 

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Para atender este tema, en la industria de semiconductores hemos emprendido el camino hacia lograr la meta de ser agua neta positiva (o net positive water en inglés). En pocas palabras, este concepto se refiere a reducir el uso de agua dulce en las operaciones y restaurar más agua dulce de la que se utiliza a través de esfuerzos de conservación, prácticas de gestión eficientes y colaboración con organizaciones ambientales y comunidades locales, logrando así un saldo cero de desperdicio de agua. Esta meta requiere un esfuerzo masivo y, como industria, es vital que nuestros esfuerzos estén respaldados por la cooperación y los aprendizajes compartidos en tres ámbitos: conservación, colaboración y adopción de tecnologías.

Cuando hablamos de conservación, no solo nos referimos a limitar el uso de este recurso, sino también a implementar procesos para usar el agua de manera más eficiente, aprovechando al máximo la cantidad disponible. Para lograr esto, quiero enfatizar la importancia de establecer objetivos de ahorro y de uso del agua que sean claros y medibles y, sobre todo, que abarquen absolutamente todas las áreas de una empresa: desde la fabricación, hasta los espacios de oficina. La conservación del agua debe buscarse de manera holística, y no solo como un requisito o un dato a reportar al final del año. 

Sumado a estos esfuerzos, la colaboración es un complemento importante para lograr el máximo potencial del agua neta positiva. Mientras las empresas grandes son quienes generalmente tienen la oportunidad de implementar los procesos más avanzados de conservación y buen manejo de agua, son las organizaciones sin fines de lucro, las pequeñas empresas sociales y los gobiernos locales quienes tienen el poder de generar un impacto positivo para las comunidades que realmente se ven necesitadas de este recurso.

Tan solo en México, esto se ha vuelto un tema de urgencia. En los últimos 20 años, la disponibilidad anual por habitante en México ha pasado de 10 mil metros cúbicos (m3) promedio en 1960, a 4 mil m3 en el 2000 y 3.2 mil m3 en el 2020. El deterioro y explotación de los cuerpos de agua, sumado al aumento de la población y al incremento de las sequías, provocará que para 2030, la disponibilidad en México descienda por debajo de los 3 mil m3 por habitante al año, según un estudio de 2021 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Crear sinergia entre las empresas grandes de diferentes industrias y los organismos cercanos a la comunidad es fundamental para que los esfuerzos de conservación tengan un impacto realmente positivo.

Al ver este panorama, lograr el agua neta positiva puede parecer cerca a lo imposible. Es sin duda un esfuerzo lleno de desafíos, pero el camino para lograrlo se facilita cuando se acompaña de la adopción de tecnologías que ayudan a reinventar la forma en que usamos, administramos y conservamos el agua. Desde el uso de Inteligencia Artificial y Big Data para determinar los mejores patrones de riego en zonas agrícolas, hasta servicios de la Nube al Edge que aseguran que el agua potable llegue a quienes más lo necesitan, la innovación es parte del secreto detrás de cuidar de nuestro recurso más valioso.

El camino que estamos emprendiendo como sociedad hacia un mundo más sustentable, inclusivo e innovador es un esfuerzo integral que debe ser impulsado y mejorado desde todos los aspectos. Cada individuo y cada organización tiene un papel importante que desempeñar para crear el futuro que queremos, y la adopción de tecnologías es el mejor recurso para acelerar el recorrido que tenemos por delante. El momento para que las empresas comiencen a implementar estrategias de conservación de recursos es ahora. Hagamos de este desafío un compromiso colectivo en beneficio de las próximas generaciones, de la mano de la tecnología.

Contacto:

Santiago Cardona, director general de Intel para Hispanoamérica

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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