El drama relacionado al riesgo de un posible impago por parte del gobierno de Estados Unidos finalizó el fin de semana pasado con la firma del presidente Biden de un proyecto de ley sobre el acuerdo de suspensión del límite de deuda de 31.4 billones de dólares hasta inicios del 2025. Esta situación generó nerviosismo en los mercados financieros a pesar de que el resultado era ampliamente esperado, al igual que en otros episodios previos.

No obstante, hay algunas secuelas en la parte fiscal que podrían afectar a EU hacia delante. Algunas de ellas están relacionadas al perfil de riesgo crediticio del país, al efecto sobre el desempeño de la actividad económica de cara a los comicios del 2024, además de las implicaciones de liquidez sobre el mercado ante la mayor emisión de Treasuries. Este artículo analiza algunos aspectos que vale la pena seguir monitoreando en lo que resta del año.

La percepción sobre la calidad crediticia de Estados Unidos podría cambiar. A pesar del acuerdo bicameral, la situación fiscal en EU es insostenible a lo largo del tiempo. Es muy difícil poder coincidir con los defensores de la Teoría Monetaria Moderna (MMT por sus siglas en inglés), quienes aseguran que los altos niveles de endeudamiento pueden mantenerse debido a que el dólar es una moneda de reserva y el país cuenta además con el banco central más importante (i.e. Fed) cuyo balance podría ayudar a mitigar cualquier problema de incidencia fiscal. Más allá de ello, la realidad es que el apalancamiento de Estados Unidos ha sido masivo. La deuda federal como porcentaje del PIB ha pasado en los último 20 años de 59.9% a 127.7%. 

Recordemos que la agencia calificadora S&P Global Ratings redujo su calificación en un nivel –perdiendo el tan valorado estatus de AAA– durante una disputa sobre de límite de deuda similar en 2011. A pesar de que finalmente se llegó a un acuerdo en ese entonces y se evitó el incumplimiento, el rating no regresó a su nivel original. Una situación similar podría experimentarse en este 2023 pero ahora con Fitch Ratings, quien ha advertido sobre la preocupación de la situación fiscal norteamericana.

El mercado tendrá que asimilar una mayor emisión de deuda. El Tesoro Norteamericano tendrá que salir a emitir US$114,000 millones en instrumentos de corto plazo en los próximos días, en donde se espera un mayor rendimiento y una demanda más moderada. Además, quitando el efecto de muy corto plazo y la distorsión durante las negociaciones del límite de deuda, es posible que el programa de colocación de deuda sea más agresivo en lo que resta del año.

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Además, esta situación podría generar un incremento en el costo de financiamiento del gobierno de EU Esto se debe en parte al efecto del apretamiento de liquidez en los mercados financieros internacionales, con otros emisores que estarán compitiendo por dinero en un entorno con condiciones más complejas. La situación de liquidez se complicó durante el periodo en el cual el Fed ha incrementado tasas de interés (i.e. marzo de 2022 a la fecha), pero podría tornarse más retador en estos momentos por el lado fiscal en EU.

Estados Unidos mantiene un buen dinamismo económico, pero los vientos en contra podrían acentuarse. Como ya hemos analizado previamente, la fortaleza del mercado laboral y del consumo privado en Estados Unidos le han permitido transitar de una mejor manera los riesgos de recesión globales (para más detalles, ver mi artículo EE.UU.: economía resiliente, pero con nubarrones en el horizonte). Sin embargo, hay varios temas, como la situación de la banca o los efectos rezagados de la política monetaria restrictiva del Fed, que podrían significar riesgos para el crecimiento. 

Otra arista importante relacionada al tema central de este artículo es la negociación entre Republicanos y Demócratas para alcanzar un acuerdo sobre la suspensión del límite de deuda. La negociación implicó reducciones en una serie de gastos (e.g. apoyos médicos, alimenticios, gasto corriente e inclusive en infraestructura) que podrían implicar un menor impulso económico por el lado fiscal y abonar a la expectativa de una mayor desaceleración de la actividad en la segunda mitad del año.

Como conclusión, Estados Unidos enfrenta un panorama muy retador en el frente de política fiscal. Desde ahora, las miradas están puestas en el proceso electoral del 2024, en donde se votará, entre otras cosas, por el cargo de presidente. Las propuestas fiscales podrían determinar mucho de la sostenibilidad de las cuentas públicas en Estados Unidos en el futuro. Por lo pronto, los tomadores de decisiones han comenzado a cuestionarse si el perfil de riesgo crediticio de la economía más grande del mundo ha cambiado por el lado fiscal. En caso de ser así, las posibles consecuencias podrían representar un cambio estructural para los mercados financieros globales.

Contacto:

*Alejandro Padilla es Director General Adjunto de Análisis Económico y Financiero de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de Grupo Financiero Banorte ni sus subsidiarias o filiales.

Cuenta de Twitter: @alexpadillasan

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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