DW.- Alrededor de 300 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa lanzaron este viernes bombas molotov contra la sede del Congreso del estado de Guerrero, con lo que incendiaron parte de la fachada y causaron daños en oficinas.

La protesta tuvo lugar durante la mañana luego de que los estudiantes rechazaran las nuevas investigaciones que ha planteado el gobierno federal tras el hallazgo de los restos de uno de los 43 estudiantes desaparecidos en 2014.

“Ninguna pandemia podrá callar el grito por la presentación con vida de nuestros 43 hermanos”, expresa un comunicado divulgado por la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (F.E.C.S.M.), grupo vinculado a los jóvenes de Ayotzinapa.

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En el mitin que tuvo lugar durante la protesta este viernes, la madre de Christian Alfonso Rodríguez −una de las víctimas cuyos restos fueron identificados el 7 de julio pasado− señaló que el movimiento de los 43 estudiantes sigue vivo.

“La lucha nos da lo que la ley nos niega” y la icónica frase del movimiento “ni perdón, ni olvido” fueron parte de sus consignas, mientras los estudiantes colocaban colchones bañados en gasolina alrededor del edificio para posteriormente prenderles fuego. Este acto ocasionó la quema de parte de la fachada y algunas oficinas de los diputados.

Los estudiantes acusaron al presidente Andrés Manuel López Obrador de usar el caso “como cortina de humo” durante la pandemia por Covid-19 y exigieron avances contundentes en la investigación del caso Ayotzinapa.

Gobernador defiende investigación

En tanto, el gobernador Héctor Astudillo condenó los actos vandálicos y aseguro que el gobierno federal está dando seguimiento a las nuevas líneas de investigación con compromiso.

“Ha costado mucho trabajo, mucha laboriosidad política estabilizar el estado”, dijo en relación a estos altercados.

Pese al descontento de este grupo de estudiantes de Ayotzinapa, el hallazgo de restos ha sido visto por organismo y expertos como una nueva oportunidad para esclarecer definitivamente el caso.

A mediados de julio, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó su “profunda solidaridad” con los familiares de Rodríguez y señaló que el hallazgo “es un primer paso para conocer la verdad” de lo sucedido durante la noche del 26 de septiembre de 2014.

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