Podría decirse que la empresa canadiense SkyWatch nació de manera casi accidental. Su cofundador, James Slifierz, relata que todo empezó queriendo resolver un problema común para los astrofísicos: tener acceso a la data de los observatorios de la NASA.

Entre 2014 y 2015, se dieron cuenta de que, además de contar con los datos obtenidos por las agencias espaciales, la observación de la Tierra era más eficiente a través de satélites de órbita baja. En ese entonces, la industria espacial empezó a ganar la atención de los inversionistas de venture capital.

“En 2016, lanzamos la primera API [Application Programming Interface] para observación, y fuimos la primera compañía en lanzar una aplicación de data comercial satelital. Empezamos a hacer accesible la space data para que estuviera disponible a través de aplicaciones en smartphones”.

Actualmente, la compañía ha recabado 28 millones de dólares (mdd) en capital para operar su negocio. La última ronda fue una serie B, el 15 de junio, por 17.2 mdd, aportados por la firma Drive Capital.

En el primer semestre de 2021, SkyWatch reportó un crecimiento de ingresos superior al 450% con respecto al mismo periodo del año pasado. En este lapso, la firma anunció también el lanzamiento del primer satélite habilitado para TerraStream, así como un contrato para la puesta en órbita de 40 satélites para empresas de Polonia, México y Canadá.

Slifierz explica que los nuevos emprendedores que incursionan en el rubro de los small sats, o satélites de órbita baja, tienen a su favor que la comunicación durante la pandemia ha tenido que ser virtual.

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“Las alianzas que estamos generando tal vez no se habrían dado en un entorno distinto, porque antes, para hacer negocios espaciales, ibas a las ferias internacionales. Predominaba la idea de que tenías que conocer a la gente en persona. Hoy estamos cerrando grandes acuerdos y alianzas con emprendedores de todo el mundo a los que conocemos a través de plataformas de videoconferencias. La pandemia nos ha hecho mucho más eficientes y ha abierto puertas de comunicación que antes no existían. Es curioso, porque esto también es, en parte, gracias a la tecnología espacial satelital”.

ADIÓS A LAS BARRERAS

James Slifierz explica que las recientes noticias sobre la llegada de millonarios al espacio dejan de lado un dato muy importante: La participación de privados reduce las barreras de entrada en materia de costos para otros participantes.

“Creo que lo que no se toma en cuenta en la historia de los millonarios es que están evidenciando que el espacio está disponible para las personas, pero, lo más importante, están dejando claro que el costo de tener satélites en el espacio también está cayendo drásticamente. Ir al espacio es importante [en sí mismo], pero hay cosas que los satélites pueden ayudar a hacer: Monitorear la Tierra desde el espacio nos da oportunidad de monitorear las condiciones de agua, por ejemplo. Las comunicaciones mejoran. La tecnología GPS es otro ejemplo. ¿Cuántas empresas dependen hoy de esta aplicación?”, comenta.

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Foto: © Lloyd Hipel

El emprendedor canadiense asegura que se ha reducido en 100 veces el costo de poner un satélite en órbita en los últimos 10 años.

“Como resultado de esa caída en costos, ahora también puedes levantar capital semilla para una compañía que busque ir al espacio. Eso era algo sumamente difícil hace 10 años, porque ir al espacio requería inversiones de cientos de millones de dólares, además de que, para ir, debías hacerlo en conjunto con el gobierno… o ser parte del gobierno”.

El CEO de SkyWatch explica que los costos también han caído porque existe nano infraestructura que ha permitido reducir considerablemente el tamaño de los satélites, lo cual los hace más baratos de producir y de transportar.

EL APETITO DE LOS INVERSIONISTAS

Muchos inversionistas que entraron a la industria de forma temprana, ahora están viendo ganancias e, incluso, reinvirtiendo. Hay más interés, pues el nivel de riesgo hoy luce menor, explica James Slifierz.

“Es interesante [la situación actual]. Antes, lucía muy incierto si habría dinero de vuelta. Hoy, hay valor real y una economía espacial que es comercial. La parte emocionante de que las barreras caigan es que más países, más geografías, tendrán posibilidades de participar en este mercado”, reflexiona.

“Antes, pensar que una empresa, en otro país que no fuera Estados Unidos, pudiera levantar millones de dólares en inversión, sonaba lejano; hoy, no. SkyWatch, como compañía, está más emocionada que nunca por el número de firmas con las que podemos establecer alianzas”, asegura.

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Actualmente, James Slifierz estima que hay cerca de 100 firmas de venture capital alrededor del mundo interesadas en financiar proyectos de tecnología espacial. Para el emprendedor, este segmento ofrece una oportunidad grande para dar movimiento a las economías locales. “Estos avances pueden tener un impacto fuerte en la educación, por la cobertura de internet. Para los emprendedores, hay oportunidades reales que antes no existían; e, incluso, estas compañías pueden desarrollarse en su propio país, crear empleos de forma local. Creemos en un mundo donde la tecnología es accesible y democrática; es algo emocionante, que representa algo positivo para muchos países”, concluye.

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