A pesar de la incertidumbre económica que se ha registrado desde el inicio de la gestión de la presente administración pública, México ha demostrado contar con una economía fuerte que mantiene fundamentales económicos sólidos, como estabilidad de precios, finanzas públicas sanas, apertura económica con el exterior y autonomía de la autoridad monetaria, entre otros. Pero, lo que costó mucho construir se puede destruir muy fácilmente, si no se tiene cuidado con mantener el Estado de derecho. El contexto económico internacional resulta desafiante para un México en el que se prevé una desaceleración del ritmo de crecimiento, motivada, en buena medida, por el resultado de la guerra comercial entre nuestros dos principales socios comerciales: Estados Unidos y China. De prevalecer dicho contexto, se registrará una volatilidad en los mercados financieros, se ralentizarán la inversión y el intercambio comercial, y todo ello agravará aun más la desaceleración económica mundial. En adición a lo anterior, se prevé que, en el año 2019, la actividad económica en Estados Unidos se desacelere, derivado de los desajustes en materia fiscal, así como del potencial impacto de una política monetaria restrictiva, lo que pondría fin al ciclo económico expansivo de la Unión Americana. Y cuidado, porque México es una economía actualmente dependiente de la estadounidense y costará tiempo lograr fortalecer el mercado interno y la diversificación comercial con el mundo. Con la administración entrante, México también inicia un sexenio complejo. La economía mexicana se encamina a una desaceleración. Para el año que terminó, se estimaba un crecimiento económico de 2% y, para el año 2019, se prevé que oscile en un rango de entre 1.8 y 2.0 %. Adicionalmente, la decisión propuesta de ajustar la administración federal a un plan de austeridad busca reducir el dispendio general y reorientar los recursos hacia programas prioritarios. A su vez, las expectativas inflacionarias aún no tienden al objetivo del banco central, explicadas en buena parte por el alza de precios en energéticos que, aunando a las presiones de depreciación del peso y la tendencia a la normalización monetaria internacional, contribuyen al aumento de la tasa de interés objetivo que ha dictado el Banco de México. Todo esto nos lleva a actuar con cautela. Las empresas deben ahorrar y mejorar su productividad, así como mantener un flujo de caja controlado; y las familias, no gastar más de lo que ingresan, en general evitar inversiones de alto riesgo y especulativas, pues pueden venir tiempos difíciles de vacas flacas. La generación de empleo es la clave para alcanzar un verdadero bienestar social. En este sentido, México ha conseguido avances significativos en este tema; por ejemplo, nuestro país destaca entre los miembros de la OCDE con la cuarta tasa más baja de desempleo (ubicada en 3.2%), pero es la más baja de la historia. En materia fiscal, este gobierno ha propuesto aumentar la recaudación reduciendo la evasión, suprimiendo las exenciones y aumentando el uso de impuestos medioambientales, y perseguir el lavado de dinero y a los corruptos que están en todas partes, como en la economía informal. El presupuesto federal aprobado para 2019 tiene criterios de estabilidad económica, tanto de ingreso como de egreso, y se deberá esperar a ver cómo lo ejerce el gobierno federal y la eficiencia que tendrá en su ejercicio, tanto directo, como a través de los gobiernos estatales. Frente a un entorno económico mundial complejo, se deberán tomar decisiones fundamentadas en análisis rigurosos y realistas. Para 2019, habrá que “ajustarse el cinturón”. A la vez, una política industrial holística debería convertirse en acelerador y pilar fundamental que impulse con éxito un crecimiento económico para los próximos años, para lograr, al final del sexenio, un crecimiento de por lo menos el 4% del PIB. Vienen tiempos difíciles, pero la esperanza muere al último. Demos el beneficio de la duda a este nuevo gobierno.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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