El pasado 10 de junio, Argentina ordenó “la reducción progresiva y la prohibición de los plásticos de un solo uso en las áreas protegidas” del país. La medida afecta a 35 parques naturales, que tendrán un plazo de seis meses para adaptarse a la nueva reglamentación, una vez se reanuden las actividades al público, actualmente paralizadas a raíz de la crisis sanitaria mundial. 

Pese a la pandemia, los residuos no paran de crecer. Para 2050, la ONU calcula que habrá más plástico que peces en el océano. Asimismo, según un informe de esta organización, El Caribe es el segundo mar más contaminado de plásticos en todo el mundo. Por ello, diversos gobiernos han desarrollado una legislación que prohíbe la utilización de plásticos de un solo uso. Así, Jamaica, Belice, Barbados, Trinidad y Tobago, Dominica, Granada, Bahamas, así como Costa Rica, prohibieron a partir del 1 de enero de 2020 la importación y el uso de plásticos de un solo uso y poliestireno.

Por otro lado, mientras que la medida argentina entra en vigor, desde el pasado mes de abril, el uso de plásticos está prohibido en todos los parques naturales de Colombia. La medida deja fuera a bolsas, envases, botellas, vasos, platos, pitillos, bandejas y cubiertos de plástico de un solo uso en espacios como el Parque Sierra Nevada de Santa Marta, Parque Nacional Natural Gorgona, Macuirao las playas del Tayrona, entre otros.

Veto a un “visitante” perjudicial

“La prohibición de los plásticos de un solo uso en las 58 áreas protegidas que conforman la red de parques nacionales es un muy buen primer paso para la prohibición de este tipo de material en el país”, dijo a DW Tatiana Céspedes, vocera del área de campañas de Greenpeace Colombia.

“Puede ser una iniciativa muy interesante en parques con mucha afluencia de turistas de origen urbano”, dijo a DW Francisco Seijo, profesor de Políticas Medioambientales del Instituto de Empresa. “Si se aplica bien y con sentido, puede ser un ejemplo para el resto de la región”, consideró. No obstante, se cuestionó la facilidad de aplicación de la medida en países con dependencia turística como México y en áreas donde habitan pueblos indígenas. 

Céspedes, abogó por una extensión de la medida en todo el país debido al aumento dela producción y venta de plásticos de un solo uso durante los últimos años “En 2018, Colombia produjo 90 mil toneladas de bolsas plásticas, 2 mil toneladas de pitillos y 23 mil toneladas de tapas plásticas. Colombia genera unos 12 millones de toneladas de residuos sólidos al año y solo recicla 17%”, explicó. “Es preocupante saber que el 83% restante va a parar a nuestros ecosistemas como los océanos y manglares”, alertó.

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Poniendo fin a la invasión del plástico

La gran cantidad de residuos y el peligro que representan para la biodiversidad de las especies del parque natural hicieron maniobrar alConsejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos. Así, desde agosto de 2018, no se pueden vender ni usar sorbetes, envases de polietileno expandido, bolsas y botellas de plástico en las islas Galápagos (Ecuador).

“El Parque inició con actividades de limpieza costera desde los años 90, cuando nadie hablaba aún de la basura marina. En los últimos 4 años, este tema tomó fuerza en la misma población al evidenciar tanto impacto sobre la biodiversidad de Galápagos”, dijo a DW Jorge Carrión, director del Parque Nacional Galápagos cuando se puso en marcha la medida.

Carrión lamentó que “el 90% o incluso un mayor porcentaje de los residuos en las costas no corresponden a las actividades internas de las islas, sino que vienen acarreadas por las corrientes marinas, provenientes desde todo el continente americano y últimamente una gran cantidad de residuos con marcas asiáticas”.

Un paso de un largo camino con doble beneficio

Por este motivo, el exdirector del parque natural ecuatoriano reclamó iniciativas transfronterizas “para que a través de alianzas regionales podamos dar soluciones con un mayor alcance”. En la misma línea, Céspedes, abogó por un mayor compromiso de los países con un modelo que vaya más allá de la implementación de leyes. “Deben invertir en soluciones de raíz a problema, reemplazar lo desechable por sistemas sostenibles como el reuso y exigir una responsabilidad de las corporaciones y de los gobiernos”, afirmó recordando que “es alarmante saber que en tan solo 10 países latinoamericanos han generado mecanismos legales para la prohibición de plásticos de un solo uso”.

Esta medida podría aportar otras ventajas ya que “una de las grandes causas de incendios accidentales es la quema descontrolada de residuos”, recordó Seijo. Así, la eliminación de este material en los vertederos puede prevenir incendios ya que “la quema de plástico suele alcanzar  altas temperaturas y genera más llamas y más posibilidades de propagación de incendios forestales descontrolados”. Se trata de otro de los grandes retos medioambientales de la región.

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