En un mapa latinoamericano del aborto, por ejemplo, sabemos que competimos con África en cuanto a competir por las mayores restricciones. Legal: Guyana, Puerto Rico, Cuba y Uruguay. Permitido por causales: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, Venezuela y Costa Rica. Ilegal: El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua y República Dominicana. Más uno: El caso particular de México.
Eso es lo que dicen los códigos penales de los países, pero la realidad genera variables: República Dominicana (aborto ilegal): se puede interrumpir un embarazo con receta de misoprostol emitida por médico privado. Costa Rica (aborto permitido por causales): aunque el uso de misoprostol sea perfectamente legal, es penado moralmente por lo las farmacias no lo venden para no ser investigadas.
Tampoco ninguna institución médica (privada o estatal) lo usa para estos fines. Es decir, aunque el aborto en costa Rica es legal por ciertas causales desde hace más de 50 años, el pánico moral impide que los gobiernos quieran enfrentar la batalla médico-ética e implementar la ley. México: cada estado se regula de manera independiente, y únicamente en la Ciudad de México el aborto es legal. Es decir, el no legalizar totalmente el aborto lleva a un sinfín de interpretaciones subjetivas que acaban sólo sometiendo la vida y la salud de las mujeres.
La cuarta ola del feminismo ya perfiló su conquista icónica. Si en la primera ola fue la educación, en la segunda fue el sufragio, en la tercera fue la política. Sobre esa base Latinoamérica se perfila como el escenario clave para la cuarta ola del feminismo: aborto legal que en realidad es una declaración de soberanía sobre nuestros cuerpos. Se podría decir que perdimos un capítulo de lo que se perfila como “la conquista” anecdótica de un futuro próximo, de la 4ta Ola del feminismo histórico. Pero la fuerza regional que cobramos las mujeres en Latinoamérica es imparable. Ganó la percha, perdió la salud, pero los dinosaurios van a desaparecer, nosotras seremos su peor pesadilla. Esto es justo como un tsunami, cuando la marea se repliega en aparente calma. Nadie, jamás, nos va quitar lo luchado. Nadie podrá parar la oleada verde de la nueva generación. Y lo estamos haciendo a nuestra manera, compartiendo nuestras historias aborto una a una. Lo personal, hoy más que nunca es político. Un meme del 8A se pregunta: De esas chicas de pañuelo, tomadas del brazo, pintándose unas a otras en medio de la marea verde, con o sin el permiso de sus padres: ‘¿Cuál de ellas será mi presidenta?’ *Guionista y Directora de Cine. Contacto: Correo: [email protected] Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.