Por María Isabel Studer Noguez* La producción pesquera representa para México 17 mil millones de dólares anuales y da trabajo a casi 90 mil personas. En particular, en el Golfo de California se concentra el 70% de esta producción. Por otro lado, Cancún y La Rivera Maya, los más importantes centros turísticos del país contribuyen a la economía nacional con 10 mil millones de dólares al año gracias a los más de 9 millones de turistas anuales que reciben. No obstante, la viabilidad económica de estas industrias está en riesgo como consecuencia de los efectos del cambio climático en las costas, arrecifes y atractivos turísticos naturales. Por estar situado entre dos océanos y ser el quinto país más biodiverso del mundo, con 70% de variedad de especies, México presenta una alta vulnerabilidad al cambio climático. Las consecuencias ya se están sintiendo: el aumento de la temperatura en los océanos está provocando la migración geográfica de especies marinas propias, y las cada vez más frecuentes tormentas y huracanes que arreciaron en el Caribe Mexicano en el mes de septiembre, hace que potenciales visitantes se decanten por otros destinos menos expuestos a las adversidades del clima. Precisamente, hace 10 años, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) advertía que, de no tomar cartas en el asunto, la pérdida de especies y el deterioro de los ecosistemas causadas por el cambio climático afectaría significativamente a los flujos de bienes y servicios que los ecosistemas proporcionan a la sociedad. En concreto, el pronóstico apuntaba a un aumento de la temperatura del planeta entre los 2.6 y los 4.8 grados, sumado a un aumento del nivel del mar entre los 45 y los 82 centímetros. Conservar los recursos naturales, la mejor inversión De vuelta a la actualidad, durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP23, se revisarán los esfuerzos que las naciones del mundo están realizando para evitar que la temperatura global aumente en 2ºC para finales de siglo, tal y como se comprometieron hace dos años con la firma de los Acuerdos de París. Dichos esfuerzos consideran cada vez más la implementación de políticas públicas y acciones que maximicen el potencial de los recursos naturales como agentes mitigadores del cambio climático.

Foto: Carlos Aguilera.

Como parte de su compromiso con conservación de la naturaleza, The Nature Conservancy (TNC) ha sido una organización clave para la puesta en marcha de este tipo de medidas en México. TNC ha demostrado que invertir en la conservación de arrecifes, manglares y dunas ayuda a que estos ecosistemas cumplan su labor como barreras naturales altamente efectivas frente a fuertes oleajes, inundaciones, tormentas y huracanes. Tal es el caso del Arrecife Mesoamericano, el segundo arrecife más largo del mundo después del Arrecife de Gran Barrera en Australia. Permitir su degradación sólo pone en riesgo la seguridad y el bienestar de alrededor de dos millones de personas. Por eso, nuestra organización está explorando soluciones innovadoras que, entre otros elementos, incluirían pólizas de seguro que canalizarían recursos para restaurar los daños que el Arrecife pueda experimentar tras una adversidad climatológica severa. Por otro lado, y considerando además los problemas de sobrepesca que padece México, los cuales tienen un costo anual de 950 millones de pesos, TNC está llevando a cabo de la mano del sector público, el privado y la sociedad civil, iniciativas para el mantenimiento o incremento de la productividad pesquera. Para ello, está colaborando en el establecimiento de una red de zonas de recuperación pesquera que contribuyan a la conservación de la biodiversidad marina y a que las personas y la naturaleza puedan adaptarse al cambio climático. Una herramienta clave, en este sentido, es Fishpath, una tecnología innovadora que se está implementando junto con Conapesca e Inapesca en un proyecto piloto para mejorar las estrategias y toma de decisiones en la pesquería del Huachinango. Asimismo, de la mano con Fundación Televisa, TNC y sus socios locales han avanzado en la materialización de la Iniciativa Marina para el Golfo de California y el Pacífico Sudcaliforniano, por la cual se está promoviendo la conservación de los servicios ambientales que reducen la vulnerabilidad de sus habitantes y sus medios de vida ante las afectaciones por alteraciones climáticas. El cambio climático amenaza a muchas especies y ecosistemas que son la base de importantes bienes y servicios para México y sus habitantes. Invertir en su conservación no solo redundará en un claro beneficio, sino en generar aliados naturales que cumplirán una significativa labor de mitigación del cambio climático. Perderlos es un costo que no podemos asumir. *María Isabel Studer Noguez es Directora Ejecutiva The Nature Conservancy México y Norte de Centroamérica.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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