Por Felivia Mejía  Cuando apenas salía de la adolescencia y aún no terminaba la escuela secundaria, José Santos Taveras fue nombrado administrador del acueducto de Villa González, en el municipio Santiago de los Caballeros, al norte de República Dominicana. En aquel año 1964 no imaginaba que tres décadas más tarde su éxito empresarial se daría precisamente en la distribución de agua, sólo que embotellada. Todo comenzó en 1989, cuando el empresario fundó la compañía Agua de Ósmosis CxA, que en 1995 cambió al nombre de Planeta Azul S.A., la cual hoy lidera el mercado, al vender alrededor de 120,000 botellones de cinco galones diarios y más de un millón de botellas de 16 onzas en temporada de calor y entre 80,000 y 100,000 botellones en invierno. Al cierre de 2017 alcanzó activos con un valor de 38 millones de dólares (mdd), además de que cuenta con 33 socios y un consejo de Dirección. A esto hay que añadir que genera 850 empleos directos y más de 8,000 indirectos y que tiene una flotilla que supera los 150 camiones que distribuyen el producto a una red de más de 8,000 bodegas, que a su vez lo llevan al consumidor final. Planeta Azul está en el mercado correcto. Basta ver que a diario se expenden 400,000 botellones en el país, lo que representa 10,400,000 botellones al mes, de acuerdo con datos de la Asociación Dominicana de Embotelladores de Agua Purificada (Adeagua). Sólo en el Distrito Nacional se vende el 50% del total de botellones por día (200,000 unidades). Puedes leer:  Esta empresa costarricense está reciclando todos los residuos que genera De cara al futuro, este mercado proyecta grandes oportunidades de expansión si tomamos en cuenta que alrededor del 80% de la población consume agua embotellada, como indican las estimaciones del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa). Dos décadas atrás la cifra rondaba el 60%. Pero Planeta Azul no está sola. Desde 1966 tiene como competencia directa en botellones y botellas de 16 onzas a Agua Crystal, marca que también se distribuye en la región Este y en algunas provincias del sur, aprovechando la logística de Grupo SID, al que pertenece desde 2002, luego de que el Grupo Armenteros le vendiera el 77% de las acciones de esa embotelladora. El siguiente jugador en el mercado de botellas de 16 onzas es Agua Dasani, de la empresa de refrescos Coca-Cola, distribuida por Bepensa Dominicana. Y finalmente está Agua Alaska. En el mercado de botellas de 16 onzas, Adeagua estima que se expenden en el país más de un millón de paquetes de 20 unidades cada mes. Primeras gotas Mientras hablamos, José, un hombre de amplia sonrisa y fácil conversación, nos muestra un libro que está a punto de llevar a la imprenta, el cual narra la historia de Planeta Azul, como un legado para sus descendientes. La ruta del coraje se titula el texto que él mismo escribió, en el que expone al detalle cómo surgió la embotelladora. El empresario narra que antes de emprender en el negocio del agua embotellada se desempeñó como funcionario público entre 1968 y 1987, periodo en el que trabajó como gerente en la desaparecida empresa estatal Quisqueya Motors (venta de vehículos importados y piezas); como embajador alterno de la República Dominicana ante Naciones Unidas, en Nueva York; superintendente de bancos y hasta gobernador del Banco Central de la República Dominicana, entre otros. Después de este último trabajo, José decidió retirarse de sus funciones en el sector público e iniciar su propia empresa a los 40 años. Con los ahorros que tenía y un préstamo bancario compró por 30,000 dólares una estación de combustibles que en menos de un año bajo su administración triplicó su rentabilidad. Cumplidos los nueve meses de esa adquisición, en 1987, aceptó una oferta de compra de su estación por medio millón de dólares. Con ese dinero en manos, emprendió al año siguiente el negocio de venta de tratamiento de agua bajo el sistema de ósmosis inversa, animado por unas personas que le habían vendido un purificador de agua para el uso de su hogar. Con esos vendedores se asoció en partes iguales para formar la compañía Agua de Ósmosis CxA. “A mi esposa y a mí nos gustó tanto el sabor del agua purificada por ósmosis que pensamos que sería un buen negocio, tomando en cuenta que en la ciudad el agua que se sirve del acueducto no es tan recomendable para tomar”, explica. El 7 de mayo de 1990 don José convocó a una reunión cuyo único tema era tratar una oferta de venta de acciones hecha por los representantes del vendedor de los equipos de purificación de agua: “Luego de cumplirse con las formalidades de lugar, mi esposa [Argentina] y yo adquirimos la totalidad de su participación en la empresa, es decir 401 y 498 acciones respectivamente. Pasión y esfuerzo Casi tres décadas después tienen pendiente concluir la tarea de expansión y diversificación de sus productos. A esta interrogante, José responde que no hay prisa para comercializar hielo, agua mineral, carbonatada o saborizada: “Todo tiene su tiempo, cada cosa. Las seis serán a las seis, aunque te levantes a las cinco”, dice. Afirma que están concentrados en mantener la calidad del producto actual y en lograr que cuando se hable de agua purificada la gente sólo piense en Planeta Azul. “Lo que pasa es que ahora es que estamos realmente ya solidificando nuestra situación… preferimos ser un ámbar ciento por ciento puro, que un diamante mal tallado”, sostiene. En cuanto a la exportación de sus productos, por ahora don José no contempla esa posibilidad, porque considera que en República Dominicana aún le queda un amplio mercado que explotar. Aunque han hecho algunos envíos en momentos de crisis que han tenido algunas islas cercanas, como cuando el año pasado el huracán Irma devastó Puerto Rico, y entre muchos servicios afectó el de agua potable. En ese momento enviaron más de 100 furgones a la Isla del Encanto con 2,400 paquetes de botellitas cada uno. Planeta Azul incursiona en mercados internacionales: el costo de transporte es muy elevando y las ganancias que pudieran obtener no compensan los gastos que representa exportar. Además, indica el ejecutivo, Centroamérica, que es el mercado más próximo, está muy bien servido por empresas de respetada producción. Lamenta también que en República Dominicana los gobiernos no apoyen el desarrollo empresarial como ese sector amerita, a diferencia de lo ocurrido en algunos países centroamericanos, donde los empresarios reciben importantes incentivos. “El nuestro apoya a las empresas en titulares de periódicos, pero en la realidad, una empresa que pague impuestos por adelantado, que pague por ganancias que todavía no ha tenido, usted la está descapitalizando”, opina. No obstante, esos retos por vencer, Planeta Azul sigue a la vanguardia para mantener su liderazgo en el mercado.

 

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