Por Liz Basañez*

Hablar de corrupción no es un tema sencillo porque el ser humano tiene un deseo insaciable por poseer cosas y si necesita elegir entre varias alternativas siempre va a optar por sus propios intereses privados (y más fáciles), se llama natura humana.  En este tenor, aunque el corrupto diga abiertamente no serlo, muchos pueden verse reflejados en este tema.

No podemos olvidar que la ambición del ser humano no tiene límites y los corruptos son quienes obtienen mayores beneficios en un menor tiempo. Y esto es un gran reforzador para seguirlo realizando, para seguir funcionando mediante sobornos o permisos laxos por encima de la norma o la ley.

Desafortunadamente, en términos psicológicos, la corrupción se puede contagiar tan fácilmente, como la risa o el pánico. Sobre todo, si se vive en un ambiente sin transparencia ni rendición de cuentas, con economías con sueldos de miseria, pues también correlaciona con el subdesarrollo.

Los países más transparentes son Nueva Zelanda y Dinamarca. Los que presentan mayor índice de corrupción son Siria y Sudán del Sur.

México se encuentra en el sitio 135, después de Brasil, Argentina y Honduras, lo que lo coloca como uno de los países más corruptos de América Latina. (Fuente: International Transparency, 2019).

A pesar de que todos nacemos y valemos igual, no todos tenemos las mismas creencias.

Las personas que se comportan habitualmente corruptas son personas más egoístas y quieren lo mejor para sí mismas a corto plazo y por encima de los demás.

¿Cómo piensa un corrupto?

  • “El que no transa no avanza”.
  • “Un político pobre es un pobre político”.
  • “Es más fácil “arreglarse” con las autoridades que cumplir con las leyes”.
  • “Más vale tener dinero que tener la razón”.

¿Cómo piensa el corrupto cuando siente incomodidad por lo que hizo?

  • El que causa el problema de la corrupción es el gobierno, no yo”.
  • La corrupción siempre ha existido y no va a cambiar, porque yo haga esto. No la voy a empeorar tanto… qué tanto es tantito”.
  • Si otros lo hacen y no les pasa nada, por qué no lo voy a hacer yo… no es justo que ahora yo me “amuele” por otro”.

Es decir, el corrupto se justifica, consigo mismo (para reducir su disonancia cognitiva) o ante los demás (como un mecanismo de defensa). Además de minimizar la vulnerabilidad de sus actos.

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Ahora bien, hablemos de las CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE UN AMBIENTE CORRUPTO:

  • La corrupción afecta al hombre en su desarrollo psicológico y filosófico.
  • Promueve el cinismo y nihilismo.
  • Merma en los individuos su confianza y suspicacia.
  • Crea un clima desesperanzador.
  • Genera un círculo vicioso de que a la corrupción se hace frente con corrupción. 
  • Da lugar a que no se respeten las leyes.
  • Genera sensación de desorganización, de que todo está regulado por el azar por lo tanto el gobierno no se ve como eficaz.

 “La peor enfermedad en el mundo hoy es la corrupción.  Y hay una cura: la transparencia       Bono (Ted Talk, 2013)

 

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*La autora es Psicóloga Cognitivo Conductual.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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