La Inteligencia Artificial (IA) es probablemente la innovación tecnológica más grandiosa de las últimas décadas. Desde los inicios de la ciencia computacional, la noción de una tecnología poseedora de inteligencia y autonomía nos ha cautivado, dando pie a un extenso ensayo de ideas sobre su uso e impacto, y de cómo podemos alinear nuestros valores humanos con algo que, a pesar de ser un producto de nuestra creatividad e ingenio, es en esencia tan diferente.

Actualmente, la IA está impulsando el desarrollo de los ecosistemas tecnológicos que necesitamos para resolver algunos los retos más grandes de la humanidad. Ya sea ayudando a la preservación de ecosistemas mediante el seguimiento y reconocimiento de patrones de comportamiento, hasta el soporte a la industria de la salud para desarrollar tratamientos más precisos a distintas enfermedades. Por ello, me parece vital que empecemos a ser claros y transparentes sobre su importancia. Se trata de una tecnología que ninguna empresa o gobierno debería pasar por alto si quieren permanecer a la vanguardia competitiva y entregar experiencias innovadoras y relevantes para todos.

Es muy común que las nociones sobre su uso nos lleven a imaginar escenarios muy cercanos al género de ciencia ficción, que parecieran muy lejanos en el tiempo. No obstante, se trata de una realidad que está transformando radicalmente la vida de todos – y es una tecnología que la usamos a diario sin darnos cuenta – especialmente después de la aceleración tecnológica que vivimos como consecuencia de la pandemia por el Covid-19.  

Hoy, es fácil encontrar aplicaciones de Inteligencia Artificial que sobresalen en el reconocimiento de patrones y en la búsqueda de información en bases de datos. De esta forma, todos los días interactuamos con algún proceso que la incluya, ya sea como parte del servicio de atención al cliente en un sitio de venta en línea, consultando el clima con nuestro asistente de voz, en los sistemas de seguridad del banco, u organizando nuestra biblioteca de fotos en nuestro teléfono móvil.

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

A diferencia de otras innovaciones tecnológicas en nuestra historia, la IA empieza a dar pasos visibles en un contexto que se caracteriza por ser profundamente dinámico y complejo. Y ante una situación así, debemos plantearnos cómo, y en qué grado, podemos aprovecharla para impulsar el crecimiento de nuestros negocios. En la medida en que podamos apoyarnos en su uso para analizar la enorme cantidad de datos e información que nuestras actividades generan día con día, podremos entender, crear y diseñar mejores soluciones que impacten de manera positiva al mayor número de personas posible, incluso en situaciones y contextos retadores como los que vivimos en 2020.

Por ejemplo, de acuerdo con recientes predicciones globales de IDC, gracias a la adopción acelerada en IA, en 2022 las empresas extenderán sus servicios para responder a las nuevas condiciones hasta en un 50% más rápido que las que no inviertan en su uso. Ese tiempo puede ser la diferencia entre si un negocio sobrevive y crece, o simplemente desaparece.

El gran impacto que hoy vislumbramos con la IA está en la automatización de procesos y funciones en distintas industrias, como en el ensamblaje y la gestión de algoritmos en tareas repetitivas, que es en donde se destacan las máquinas y en donde los seres humanos no deberíamos usar nuestro tiempo e intelecto. A medida que el uso de IA se complementa con tecnologías como la analítica de datos y el aprendizaje autónomo, se abre una enorme oportunidad para que las empresas impulsen el desarrollo y diseño de las nuevas habilidades, con una fuerte orientación a las áreas STEM, lo cual es una necesidad apremiante en el mundo laboral actual.

De hecho, la escasez de personas capacitadas en carreras STEM es una tendencia cada vez más notoria y que ha llevado a que precisamente hoy los negocios extendamos nuestro rol, no solo como empleadores, sino como educadores. El futuro del trabajo se está definiendo en este momento y, aunque sabemos que necesitamos más gente en estas áreas, debemos también impulsar el desarrollo habilidades suaves como la creatividad y la percepción de las emociones, que son esenciales para la experiencia humana y también difíciles de automatizar. Del mismo modo, el pensamiento creativo aplicado a la resolución de problemas y la inteligencia emocional serán, cada vez más, un diferenciador clave entre humanos y herramientas impulsadas por IA. Es decir, que la inteligencia humana siempre tendrá un diferencial vs la artificial, y debemos buscar enfocar nuestro intelecto en donde más hace la diferencia.

Sigue la información sobre los negocios y la actualidad en Forbes México

Por esta razón debemos seguir uniendo esfuerzos para seguir atendiendo algunos retos importantes en esta transición. Uno de ellos es el evangelizar sobre los beneficios del uso de IA y alinear los valores de convivencia entre humanos y herramientas tecnológicas, lo que nos ayudará a garantizar un despliegue y oferta de soluciones con altos estándares éticos.  También es importante que pongamos como objetivo el diseñar soluciones y productos que sean amigables y fáciles de usar. Necesitamos absorber la complejidad y asegurar una ejecución sencilla para los usuarios que no posean conocimientos técnicos.

Ante este panorama, tenemos claro nuestro rol por seguir desarrollando los procesadores más potentes y las infraestructuras necesarias para manejar el inmenso flujo de datos que se generan cuando se usan estas soluciones. En términos simples, entre más fuerza bruta soporte a estas soluciones de IA, más lejos pueden llegar. Al agregar capacidades de IA, las empresas liberan recursos valiosos que pueden enfocar en aumentar su rentabilidad y competitividad. Será en este esquema híbrido en el que aprendamos a colaborar con las nuevas herramientas que hemos creado, que daremos orden y sentido a los grandes retos del futuro, y a generar un inmenso valor para los negocios y la sociedad en general.

Suscríbete a Forbes México

Contacto:

*Santiago Cardona, director general de Intel México

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

Las 5 herramientas clave para el CXO (Chief Experience Officer)
Por

La experiencia del cliente como factor clave en los resultados de negocio.