Si se escribe en redes sociales o en Google el nombre de Ingrid Escamilla, una mujer de 24 años asesinada por su pareja en el departamento en el que ambos vivían, se encuentran imágenes del cosmos, paisajes naturales o dibujos de su rostro. Fue gracias a un movimiento convocado por mujeres usuarias de Twitter que se logró cambiar el algoritmo para evitar que al teclear este nombre se encontrarán fotografías de su cuerpo desollado, que se sospecha, fueron filtradas por elementos de la policía de la Ciudad de México.

Este es apenas uno de los movimientos a través de redes sociales que han sido impulsados por mujeres y colectivos de feministas que denuncian la violencia a la que están sometidas de forma cotidiana o que buscan convocar a protestas en espacios públicos.

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Con el apoyo de etiquetas mejor conocidas como hashtags, estos grupos han logrado que las protestas en el espacio virtual “salten” a las calles, la agenda pública y la atención de los medios de comunicación explica Claudia Pedraza, doctora en Ciencias Políticas y Sociales especializada en temas de género y medios de comunicación.

Pedraza explica que tanto la marcha del 8 de marzo como el paro nacional de mujeres convocado para el 9 de este mismo mes, precisamente a través de redes sociales, son el resultado de una serie de luchas históricas y movilizaciones en los últimos 10 años, sin embargo, nunca habían sido tan visibles como las ocurridas en 2019 y este año gracias a su difusión en redes sociales.

La especialista apunta al estudio publicado por Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) que señala que en la Ciudad de México se llevaron a cabo 124 protestas de mujeres tanto en espacio digitales como en la calle de 2007 a 2017, la mayoría de ellas en las fechas en las que históricamente se conmemoran luchas laborales o por alguna coyuntura política.

“En 2016 que fue la Primavera Violeta, el 24 de abril, fue la primera marcha que se hizo fuera de los días institucionalizados que tuvo una gran convocatoria, se colocó esta exigencia pública, porque hasta antes de esto las marchas estaban muy focalizadas en temas específicos, por los feminicidios de Ciudad Juárez, el caso de Yakiri Rubio (joven encarcelada en 2013 por asesinar a uno de sus violadores), en la despenalización del aborto, pero el 24A es la primera marcha contra las violencias machistas”, detalla.

Desde aquella “primavera violeta” las redes sociales se convirtieron en la plataforma de un sin número de movimientos en contra de la violencia que viven las mujeres mexicanas, además de visibilizar casos específicos como el de Fátima, una menor de siete años asesinada por dos adultos en febrero de este año, en cuyo casos e señaló la negligencia gubernamental para establecer protocolos de búsqueda.

Entre los “movimientos digitales” más significativos durante los últimos años en México están el Me Too Mexicano, Si Me Matan, Mi Primer Acoso y el convocado para evitar que las imágenes del cuerpo de Ingrid Escamilla se visualizarán.

Me Too Mexicano, visibilizar el acoso laboral

En marzo de 2019 a través de las etiquetas y cuentas en la red social Twitter #MeTooPeriodistasMexicanas #MeTooEscritoresMexicanos y #MeTooMúsicaMX #MeTooAcadémicos mujeres de diversos ámbitos profesionales denunciaron el acoso sexual que vivieron en sus empleos normalizado por años.

Los testimonios, la mayoría de ellos anónimos, provocaron un debate en torno a la validez de las denuncias a través de redes sociales y no ante las autoridades correspondientes; sin embargo,  los argumentos de las mujeres que denunciaron a sus acosadores era la ineficacia de las autoridades al momento de atender estas acusaciones.

Este movimiento se inspiró del nombre popularizado en Hollywood en 2018 cuando salieron a la luz una serie de denuncias de actrices de cine en contra del poderoso productor Harvey Wainstein que cometió abusos sexuales y laborales sin consecuencia alguna durante años.

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Si Me Matan, la revictimización de las autoridades

Un mensaje de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJDF) en el que señalaban que el día en que fue asesinada Lesvi Berlín Osorio se estuvo drogando con su pareja en Ciudad Universitaria, campus al que no pertenecía como estudiante; fue la chispa que provocó la cólera de miles de usuarias de redes sociales en contra de las autoridades capitalinas por considerar que responsabilizaba a la mujer de 22 años de su asesinato en mayo de 2017.

Con la etiqueta #SiMeMatan usuarias de Twitter relataban sus costumbres como salir de fiesta por las noches, su forma de vestir o tendencia a protestar como un posible argumento que utilizarían las autoridades o la sociedad para responsabilizarlas de los ataques que se pudieran cometer en su contra.

Mi primer acoso, testimonios de la violencia sexual

Previo a la marcha del 24 de abril de 2016, conocida como Primavera Violeta, la periodista Catalina Ruiz-Navarro publicó una serie de historias de mujeres que denunciaban su primera experiencia de acoso o abuso sexual con la etiqueta #MiPrimerAcoso que se viralizó en un par de horas.

Luego de un análisis de los testimonios la periodista señaló para diversos medios que el promedio de edad en que las mujeres mexicanas habían sido acosadas por primera vez era siete años.

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