“El compromiso es un acto, no una palabra”: Jean-Paul Sartre.
Ser comprometido en el trabajo tiene que ver con la voluntad de ejercer un esfuerzo en pro de los objetivos de la organización, influyendo en el comportamiento de un colaborador hacia un determinado curso de acción. El compromiso se relaciona con un estado mental positivo, de realización personal, caracterizado por la persistencia, energía y resiliencia mental mientras se trabaja. El ser comprometido implica invertir de uno mismo en el trabajo, con pasión, entusiasmo, orgullo e inspiración. Es cuando trabajamos y lo disfrutamos tanto, que se nos pasa el tiempo realizando nuestras tareas, y cuando las terminamos, sentimos orgullo y trascendencia por el resultado. El compromiso, cuando es llevado en este sentido positivo, trasciende hasta generar un lazo emocional hacia la organización, manteniendo comportamientos positivos hacia ella y generando sentido de pertenencia. A su vez, ello trae resultados positivos hacia la organización como baja rotación y mejor desempeño y hacia el colaborador como mayor satisfacción laboral, una alta satisfacción hacia la propia vida y un mejoramiento en la salud física y mental.“Sin dolor, no hay recompensa”: Frase popular.
El lado obscuro de la alta inversión en el trabajo se explica a través del “trabajolismo” o adicción al trabajo. Se refiere a la tendencia de trabajar excesiva y obsesivamente, manifestándose a través de conductas compulsivas. Es cuando no podemos dejar de pensar en nuestro trabajo, pendientes 24/7 de nuestro correo electrónico, viviendo preocupados, estresados y ansiosos por satisfacer las demandas de nuestros cargos. A diferencia del compromiso, el “trabajolismo” no se disfruta, sino se padece, trayendo a su vez, consecuencias negativas a nivel individual y organizacional (aunque no lo pareciera). Para los colaboradores este concepto se relaciona con mayores problemas interpersonales en el trabajo, menor percepción de satisfacción en la vida, mayor conflicto en el balance de vida, mayor tensión en el trabajo y un decremento en la salud física o mental, derivado de los altos niveles de estrés y burnout. ¿Qué pueden hacer las organizaciones al respecto? Para no caer en el lado obscuro del trabajo duro y promover que las personas inviertan en su trabajo desde el compromiso, las organizaciones pueden ser agentes fundamentales para redirigir los esfuerzos personales a partir de la creación de entornos positivos y constructivos:- Generar culturas de Alta Confianza y de alta valoración al bienestar de las personas.
- Evaluar qué tipo de comportamientos o resultados son incentivados o recompensados en tu organización.
- Mantener a los colaboradores retados a través de objetivos reales y alcanzables.
- Asegurarse que los líderes de la organización sean empáticos con los colaboradores, manteniendo una comunicación constante en el equipo de trabajo.
- Monitorear el tipo de beneficios que brindas a los colaboradores.
- Mantener canales de apelación vigentes, beneficios orientados a la salud física y mental, así como esquemas de trabajo flexibles, son altamente valorados por las personas y les ayudan a mantener una calidad de vida óptima.
- Cuidar que se recompense el trabajo y el alcance de objetivos, más que el presentismo.