La Secretaría de Marina (Semar) sembrará bloques de concreto en 225 kilómetros cuadrados de la zona de tolerancia cero del Golfo de California para evitar que la vaquita marina y la totoaba caigan en las redes de los barcos del crimen organizado.

“El proyecto consiste en el sembrado de 193 bloques de concreto adaptados con ganchos, con una separación de 1.1 kilómetros, con el objetivo de deshabilitar las redes de enmalle, incluyendo las agalleras tipo chinchorro y mixtas utilizadas para la captura de totoaba”, dice el plan de la Semar en poder de Forbes México.

Según la dependencia a cargo de José Rafael Ojeda Durán, el sembrado de los bloques es una medida disuasiva de las actividades de pesca en el Golfo de California, las cuales están prohibidas por llevar a una inminente extinción a la vaquita marina.

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“Ante la situación actual que predomina en el norte del Golfo de California, relacionada con la amenaza de extinción de la vaquita marina y la pesca ilícita de totoaba, se desarrollará (el sembrado de bloques) para contribuir al atrape, bloqueo y desgarre de redes que se encuentren tendidas en la zona de tolerancia cero y así proteger y conservar a la vaquita marina en su hábitat”, explica la Semar.

La construcción y puesta de los bloques de concreto en el Golfo de California tendrá un costo de 27 millones 594 mil pesos, que correrán a cargo de la Marina.

Desde hace varios años, la pesca de tipo artesanal ha sido la principal actividad en la zona del Alto Golfo de California por parte de los pobladores de San Felipe, Golfo de Santa Clara y Puerto Peñasco.

Un 97% de la pesca y de los permisos otorgados se realizan con artes de pesca que involucran redes y sólo 3% se practica sin redes y se refiere a especies como pulpo, jaiba, almejas y  callo, de acuerdo con información aportada por la dependencia.

Para la pesca de la totoaba se utilizan redes totoaberas o agalleras, que también capturan de forma incidental a la vaquita marina. 

Durante la pesca de camarón, por sí misma, no se capturan vaquitas de la misma forma que ocurre con las redes agalleras: “La pesca de escama ha privilegiado por excelencia el uso de redes de enmalle. Las especies más importantes en este sector son la curvina, chano y sierra”.

“Si bien las redes de enmalle son fáciles de usar y garantizan capturas abundantes, también son las artes de pesca menos selectivas y que conllevan mayor pesca incidental de diversas especies, desde las no utilizadas comercialmente hasta las especies en categorías de riesgo como es el caso de la vaquita marina. La curvina golfina es un pez emparentado con la totoaba y que utiliza el mismo hábitat”.

La pesca de curvina merece especial importancia  autorizada por el gobierno, a pesar de que el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (CIRVA) ha recomendado prohibir su pesca por el potencial que tiene para enmascarar la captura de totoaba.

El material más empleado en la construcción de los paños de redes es la poliamida (PA) o nylon torsionado, teñido y tratado de color negro, hilo No. 18 (1.4 mm de diámetro) en el cuerpo e hilo No. 30 (2.0 mm de diámetro) en el bolso. 

“El sembrado de los bloques de concreto representa a largo plazo, una estrategia de bajo costo para la protección de la vaquita marina, en razón de que se espera que las redes que pudieran ingresar en la zona de tolerancia cero queden atrapadas en los ganchos de los bloques, lo que contribuirá a la recuperación de la población de la vaquita marina”, asegura Semar.

Hay evidencia de la eficiencia y eficacia del funcionamiento de la colocación de estructuras en el mar para preservar las reservas de peces y asegurar la pesca para las comunidades que habitan en la costa, detalla el proyecto “Sembrado de bloques de concreto en la Zona de Tolerancia Cero”.

También existe evidencia de la eficiencia y eficacia del funcionamiento de este tipo de estructuras, llevadas a cabo en proyectos similares en otras partes del mundo.

El gobierno de Gibraltar decidió colocar 70 bloques de hormigón en el fondo marino limítrofe en la zona poniente de la Bahía de Algeciras en 2013, como parte de la estrategia de protección marina.

Los bloques han impedido que los barcos tiren las redes, ya que se quedan enganchadas en los “pinchos de hierro que tiene los bloques” o ganchos, agrega la Semar.

Otro ejemplo es el proyecto de Posición y monitoreo de arrecifes antiarrastre en Cabo de Trafalgar realizado en el Golfo de Cádiz, al sur-oeste de España; éste logró disuadir la pesca de arrastre ilegal.

El 20 de abril de 2018 quedó establecida el Área de Refugio para la Protección de la Vaquita Marina y el 24 de septiembre de 2020 se estableció la zona de tolerancia cero.

La zona de tolerancia cero se ubica dentro de la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de  California y Delta del Río Colorado.

Por las dimensiones de los bloques, que pesan entre 2 y 3 toneladas, resultará costoso y tardado que los pescadores los retiren, explica la entidad encargada de salvaguardar los mares de México.

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Así son los bloques antirredes

A cada bloque se le sueldan dos ganchos de retención, elaborados con varilla de acero corrugado de una pulgada y media de diámetro. Cada gancho tendrá 3.5 metros de largo por 1 metro de ancho, las puntas de las varillas serán dobladas hacia dentro con el fin de atrapar y desgarrar las redes.

A cada varilla se le aplicará un recubrimiento anticorrosivo y antivegetativo de alto desempeño para uso marino, de la marca International con código Intertuf 262 o Intershield 300 HS, compuesto de base y agente de curado, con el fin de extender durabilidad, mitigar la corrosión y evitar daños ambientales. 

Los bloques están construidos de cemento Portland compuesto clase resistente CPC-30-RS-BRA F´c=350 kg/cm2, los cuales cumple con las normas de construcción N-CTR-PUE-1-02-002/06 de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para su empleo en puertos y la NMX-C414-ONNCCE de la Industria de la Construcción- Cementantes Hidráulicos-especificaciones y métodos de ensayo.

Los materiales más usados en la construcción marítima son las unidades prefabricadas de concreto u hormigón formado esencialmente por un aglomerante (cemento tipo Portland) al que se añade grava o gravilla, arena y agua.

Dichos bloques serán transportados en el buque ARM Montes Azules (BAL-01) a la zona de tolerancia cero. Cuando lleguen serán traspasados y concentrados en el buque balizador Virgo BB-03, que realizará el sembrado.

El personal del buque balizador Virgo BB-03 colocará las pinzas de sujeción al bloque y con la grúa hidráulica y las eslingas de lona reforzadas se bajará cada bloque de manera lenta y controlada, a una velocidad de 8.4 m/s.

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