El mantra de esta administración ha sido alcanzar la soberanía energética. Para lograrlo, inició la construcción de la refinería Dos Bocas, en Tabasco, y compró la de Deer Park, en Texas, entre otras relevantes obras y ajustes; pero también aumentó la deuda y le liberó montones de dinero a Petróleos Mexicanos (Pemex), una empresa que se ha convertido en barril sin fondo.

En su favor, se puede decir que por segundo año consecutivo Pemex reportó una utilidad neta en los primeros seis meses de 2023, de 82,200 millones de pesos. Sin embargo, entre el 1 de enero de 2011 y el 30 de junio de 2023, Pemex acumula pérdidas por 2.85 billones de pesos.

De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), al 30 de junio de 2023 el saldo total de la deuda financiera bruta de Pemex fue de 1.89 billones de pesos, lo cual equivale al 6.1% del Producto Interno Bruto (PIB) del país estimado para 2023. 

Hace unos días, la calificadora Fitch indicó en un informe que Pemex, es la empresa estatal de energía más endeudada del mundo, con 25,000 millones de dólares en deuda de corto plazo y 4,000 millones de dólares en bonos que aún vencen en el 2023. 

Pemex tiene pendiente amortizar la mitad del saldo total de su deuda en un plazo de cuatro años, ya que tendrá que pagar el 51.6% es decir 973,500 mdp de su deuda.

Además, el saldo de las obligaciones que Pemex debe pagar a proveedores y contratistas en el plazo de menos de un año al cierre del primer semestre de 2023 es de 231,200 mdp. Este monto es 423.7% (187 mmdp) superior al reportado al 30 de junio de 2011 (44,100 mdp).

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A pesar de tener el respaldo financiero del gobierno federal, existe preocupación de que incurra en impagos porque el estado operativo, laboral y económico sigue deteriorándose. 

En cuestiones operativas, la petrolera ha alcanzado los menores niveles de producción de los últimos 20 años, con 1.8 millones de barriles de petróleo al día. Sólo en junio de este año Pemex registró compras en el extranjero de 540 millones de pies cúbicos de gas natural; 620,000 barriles de petrolíferos y 25,000 toneladas de petroquímicos. 

Por si fuera poco, los costos de extracción de Pemex aumentaron a 26.15 dólares por barril en el 2022, lo que equivale a 36.6% respecto del costo de 19.14 dólares por barril que registraba el año anterior. La inflación, los mayores desafíos en la explotación de los hidrocarburos, los accidentes y las ineficiencias siguen pasando factura a las finanzas públicas que mantenemos quienes cubrimos nuestros impuestos.

La soberanía energética que prevalece en la narrativa gubernamental es sólo un espejismo que se quiere mantener con la idea romántica de tener un sector público estratégico en manos del Estado, aunque sea una empresa enferma en fase terminal porque por años ha estado en quiebra técnica.

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