Por Alfredo Hernández* Históricamente, las disparidades en cuanto al combate a la corrupción y el soborno, y otros delitos como malversación de activos, fraudes contable y fiscal, y el cibercrimen, han sido considerables entre México, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, todo apunta a que el Gobierno mexicano continuará promoviendo las medidas necesarias para cambiar esta situación, además de los efectos que podría traer consigo el Capítulo 27, incluido en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). El documento Corrupción y soborno: el reto de las organizaciones en México de cara al T-MEC, elaborado por PwC, revela que 85% de las organizaciones en nuestro país cree que las disposiciones en materia anticorrupción del nuevo acuerdo comercial generarán un mejor clima de negocios o no lo impactará negativamente. Aunque este resultado podría calificarse de optimista, es necesario preguntarse, ¿qué tan preparadas están las organizaciones para encarar los cambios regulatorios en materia anticorrupción? Urgente, activar mecanismos anticorrupción Desalentar la corrupción es un problema complejo, y dependerá de la puesta en marcha de mejores prácticas y de fortalecer la integridad corporativa para fomentar la transparencia, ya sea reforzando controles internos, como programas de cumplimiento o evaluaciones de riesgo, o adoptando estándares internacionales en materia anticorrupción. Con base en los resultados de la Encuesta de Delitos Económicos 2018, edición México, de PwC, el 87% de las organizaciones afirma contar con programas formales de ética y cumplimiento; no obstante, solo el 31% indica haber realizado una evaluación de riesgos antisoborno y anticorrupción. Este dato obliga a un análisis más exhaustivo sobre si estos programas están funcionando y si cumplen las directrices de calidad correctas, ya que esto demostraría sus alcances reales y, sobre todo, su efectividad dentro de las organizaciones. Corrupción en aumento Datos reveladores de la Global Economic Crime and Fraud Survey 2018 (GECS), de PwC, muestran que los delitos relacionados con la corrupción y el fraude siguen aumentando en Latinoamérica (de 28% en 2016 a 53% para 2018) y Norteamérica (de 37 a 54% en el mismo periodo). Sin embargo, en México la situación es aún más preocupante, ya que los delitos de soborno y corrupción, fraude y otros aumentaron de 37% en 2016 a 58% en 2018, donde el perpetrador interno se mantiene como el principal causante, registrando el 63% de los casos en 2018. Cabe destacar el papel que la alta dirección debe jugar en este ambiente de complejidad, ya que en esta recae las responsabilidades en la actuación de sus empresas y la decisión sobre qué controles y programas deben ser los adecuados para desincentivar la corrupción de acuerdo con su modelo de negocios. Del mismo modo es necesario vigilar más estrechamente el soborno y la corrupción entre privados, puesto que es un tema del que no se ha hablado tanto, pero que definitivamente es igual de importante por sus dimensiones. Transparencia Internacional, en un informe publicado en 2018, informó que la corrupción entre entidades privadas es más común de lo que se pensaba y las repercusiones de no atenderla podrían derivar en una alteración de los mercados y la competencia. Es vital la apertura de diferentes frentes contra estos delitos para contener gradualmente las consecuencias devastadoras de la corrupción: el fortalecimiento del Sistema Nacional Anticorrupción, el cumplimiento de disposiciones internacionales, la reforma a leyes tan importantes como la Ley General de Responsabilidades Administrativas (LGRA) o la reciente tipificación de la corrupción como delito grave, además de la adopción por parte de las empresas de políticas internas robustas y de una cultura de integridad corporativa, serán los pilares hacia un combate efectivo y decidido contra la corrupción en el marco del nuevo T-MEC. *Alfredo Hernández es socio de Forensics, PwC México.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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