Si Donald Trump ha tenido que retractarse de parte de su política de “tolerancia cero” ha sido porque la separación de niños y padres migrantes indocumentados en la frontera sur ha quebrantado una institución fundamental en la moral estadounidense: la familia. “En América, muchos odian la idea de separar a los niños de sus padres, tanto si son conservadores como si no. Los americanos reaccionan ante algo tan inmoral porque ellos valoran la familia”, explica el experto en marcos mentales George Lakoff en entrevista para Forbes México. El profesor de la Universidad de California escribe en su libro “No pienses en un elefante: Lenguaje y debate político” que los estadounidenses, voten azul o rojo, entienden la política como una metáfora de la estructura familiar. En el bando conservador, por ejemplo, el gobernante es el homólogo político del padre de familia autoritario, que conoce el bien y el mal y, con base en ello, imparte disciplina y castigo a los hijos. “En América, en 19 de los 50 estados existen leyes que permiten a los profesores golpear a los alumnos con palos porque hay un estricto sentido del bien y el mal”, explica el investigador de Lingüística y Ciencia Cognitiva.

George Lakoff (imagen) lanzó en 2018 Framelab, una agencia de comunicación y especializada en marcos mentales. Foto: Cortesía George Lakoff.

La disciplina es clave para entender el desarrollo personal ante los ojos de los afines a Trump, porque consideran que de ello depende el éxito o el fracaso individual. Por eso, en términos generales, la mentalidad republicana considera que los pobres merecen la pobreza, así como los ricos se han ganado la abundancia. “Él considera que sus votantes, blancos y ricos, merecen la prosperidad. Por eso actuó así (separando familias en la frontera), porque su visión es que los latinoamericanos son inferiores”, argumenta Lakoff. La moral conservadora estructura la sociedad jerárquicamente: Dios por encima del hombre, el hombre por encima de la naturaleza. También, los empleadores se consideran moralmente superiores a empleados, adultos a niños, heteros a homosexuales y, en lo que incumbe la política migratoria americana, americanos blancos superiores al resto. “No buscamos imponer nuestro estilo de vida a todo el mundo, sino brillar como ejemplo a seguir para todos”, afirmó el presidente de los Estados Unidos en su discurso inaugural, en enero de 2017. Este entendimiento de las relaciones entre agentes también permea en el ámbito comercial. “Él habla de justicia, porque para Trump, los más poderosos deberían obtener más beneficio económico. Por esto, prefiere negociar tratados individuales en vez de colectivos, porque en estos últimos el poder de América se diluye”, argumenta el experto en marcos mentales.   Cómo identificar el código moral Lakoff explica que la moral tras un discurso político se identifica por el vocabulario utilizado. Así es cómo este experto se ha dedicado a desarmar la retórica del presidente desde 2016, divulgando estrategias para no caer en las “trampas de Turmp” en su blog y en colaboraciones con diferentes medios.

Trump's social media outbursts control the news cycle.He knows this. But we have the power to stop him.Let's use…

Posted by George Lakoff on Thursday, November 30, 2017
Lakoff se fija, por ejemplo, en el repetido uso de la palabra “alienígena” (alien) en los comunicados oficiales del Departamento de Seguridad Nacional, que también aparece en la orden ejecutiva que Trump firmó este 20 de junio para terminar con la separación de familias en la frontera sur. En el Diccionario de Oxford aparecen tres acepciones para este vocablo: perteneciente a un país extranjero, desconocido y perturbador o de mal gusto, y procedente de otro planeta. Para el experto, la Casa Blanca se refiere a esta última en su designación de los extranjeros como alienígenas. “Piensa en los inmigrantes como personas que no son de su especie, no comparten su valores ni tienen propiedades humanas”, explica Lakoff, aunque este término ya se empleaba en la era Obama y que puede leerse, por ejemplo, en textos oficiales referentes al programa DACA. Otro ejemplo reciente fue el tuit en el que Trump decía que los inmigrantes “infectaban” los Estados Unidos. “Los demócratas tienen un problema. No les preocupa la criminalidad y quieren que los inmigrantes ilegales, independientemente de lo malos que sean, entren en masa e infecten nuestro país”. Este término activa el marco, estructura mental que otorga significado a la realidad y que se activa por medio de vocablos, de enfermedad y epidemia. Por esto, invita a creer que la solución es la expulsión de los extranjeros del país. “El objetivo es preservar la América conservadora blanca. Éstos son los auténticos americanos y que representan el 37% de los ciudadanos”, añade. George Lakoff no cree que Trump haya radicalizado su discurso, sino que la realidad migratoria en la frontera con México le da la oportunidad de manifestarlo en público. Pero considera que la controversia en torno a la separación de familias migrantes indocumentadas le perjudicará en las elecciones de noviembre. También puedes leer: “Realmente no me importa”, el lema de la chamarra de Melania Trump en su visita a niños migrantes

 

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