El Tribunal Supremo de Estados Unidos aceptó este miércoles estudiar un recurso de uno de los acusados por el asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021, que podría tener implicaciones en el proceso judicial al que se enfrenta Donald Trump debido a estos altercados.

El imputado, Joseph Fischer, apeló al Alto Tribunal para que desestime el cargo que le implica en la obstrucción del procedimiento con el que el Congreso de EU certificaba la victoria electoral del actual presidente, Joe Biden, tras numerosos discursos incendiarios de Trump que apuntaban a fraude en las urnas.

El Supremo, de mayoría conservadora, emitirá un fallo dentro de su actual mandato, que finaliza oficialmente en junio, después de la fase de argumentos orales que podría prolongarse durante meses.

Fischer es un exagente de policía al que se le acusa de mantener una disputa física con las fuerzas del orden el 6 de enero y de instigar a la turba para que usara la fuerza mientras los alentaba con “ir a la guerra” o llevar a los miembros del Congreso “a la horca” si Trump no salía reelegido.

Sus abogados han alegado que tan solo accedió al Capitolio durante 4 minutos y una vez que el Congreso había entrado en receso ante lo sucedido.

Otros dos acusados del 6 de enero, Edward Lang y Garret Miller, interpusieron previamente recursos similares al de Fischer, que ahora dependerán del fallo del Tribunal Supremo sobre el caso de este último.

Lang y Miller habían cuestionado en instancias inferiores que pudieran ser juzgados por una actitud “corrupta” porque la ley no contempla como tal la agresión física a agentes de la autoridad.

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El juez del distrito de Columbia Carl J. Nichols desestimó los cargos en este sentido para Fischer, Lang y Miller, pero un tribunal de apelaciones acabó dando la razón a la acusación del Gobierno estadounidense.

La decisión de la Corte Suprema estadounidense podrían afectar al futuro legal de Trump, que, además de enfrentarse al mismo delito que ellos, también está acusado de injerencia electoral por este caso en un juicio contemplado para marzo.

Ahora, la defensa del exlíder del Ejecutivo estadounidense podría agarrarse a esta situación para buscar nuevamente que se posponga el proceso hasta después de las próximas elecciones presidenciales, que se celebrarán en noviembre de 2024 y en las que Trump es el precandidato republicano favorito.

La fecha del juicio es el 4 de marzo, un día antes del supermartes, lo más parecido que hay en Estados Unidos a una primaria nacional, pues más de una decena de estados tanto republicanos como demócratas celebrarán simultáneamente procesos internos para elegir a sus candidatos.

Solo en Washington DC, Trump se enfrenta a cuatro cargos: conspiración para defraudar a EU, conspiración para obstruir un procedimiento oficial, obstrucción e intento de obstruir un procedimiento oficial y conspiración contra derechos.

Con información de EFE

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