Tus hijos podrían vivir toda su vida sin abrir una cuenta en el banco, pagar con Visa o pedir una hipoteca.
Esto es así porque la tecnología
blockchain está rompiendo con el actual sistema financiero intermediado por bancos y empieza a dibujar una realidad de sistemas financieros.
“Hubo gente que no tuvo teléfono en casa y pasó de no estar comunicada a tener un smartphone”, afirma Pablo González, cofundador de
Bitso, plataforma mexicana de compra y venta de criptomonedas.
Una cosa parecida podría suceder en el ámbito financiero: personas que actualmente sólo manejan efectivo podrían pasar a usar el smartphone para realizar pagos en línea. De ser así, significaría que la tecnología de bloques de datos abriría alternativas más allá de la bancarización para las políticas de inclusión financiera de países como México.
Se escribe Blockchain, se pronuncia revolución
En México hay 25.1 millones de personas sin ningún producto financiero, aproximadamente el equivalente a toda la población de Corea del Norte. Esto representa el 32% de la población adulta en México, según la
Encuesta de Inclusión Financiera 2018 del Inegi.
El número de participantes en el mercado financiero mexicano llevó al Gobierno de Peña Nieto a establecer la inclusión financiera como una prioridad. Para ello, creó el Consejo Nacional de Inclusión Financiera.
Expertos afirman que es más fácil iniciarse en blockchain que conseguir la inclusión financiera a por medio de los bancos.
“Una forma de bancarizar es construir una carretera en Huauchinango, llevar una sucursal y que la gente de ahí abra una cuenta”, explica Felipe Vallejo, director provisional de la recién creada asociación de usuarios de cadenas de bloques del país:
Blockchain México.
“Es más fácil llevar la señal de Internet que una sucursal a un sitio determinado”, concluye Vallejo.
En México hay 71.3 millones de usuarios en el país, un 63.9% de la población de 6 o más años, según datos del Inegi.
Además, casi 9 de cada 10 usuarios se conectan a Internet a través del celular. Este es el dispositivo con más penetración del país, pues el 72.2% de los ciudadanos de 6 o más años poseen uno.
¿Por qué ven futuro en el blockchain?
Blockchain es una herramienta en la nube que permite que todos los participantes de un sistema – de pagos en criptomoneda, por ejemplo – accedan a la información registrada de las actividades que en él se dan.
Funciona como un documento Excel de Google en la nube. Esto permite que nadie quede ajeno a cualquier cambio que se produce en lo que se registra. Es más, no se puede introducir ningún cambio en los datos sin la autorización de todos los miembros de la cadena.
Por el momento, la aplicación más inmediata de esta tecnología son las criptomonedas, pero analistas ven potencial en otras industrias.
“Cuando dices moneda la gente piensa en dinero. Pero en realidad es un registro, como las marcas o las patentes. Los casos más concretos están en el sector financiero. Pero estas tecnologías tardan, veremos cómo se meten en todas las industrias”, afirma Vallejo.
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Blockchain México nació para crear un marco de buenas prácticas en el uso de esta tecnología y para promoverla en todas las industrias. Esto, porque confían en su potencial transformador.
“Es difícil decir exactamente por qué apostamos por el blockchain. Es como el Internet: al principio nadie sabía bien qué era ni para qué serviría, lo estamos descubriendo”, afirma Pablo González.
Según Blockchain.com, el número de monederos de criptomonedas ha crecido en 189% en menos de dos años a nivel global, y el número de transacciones realizadas con esta tecnología tiene un crecimiento anual del 55% desde 2016.
Tus padres recibían el saldo de su cuenta de ahorro por correo postal y ahora lo consultan en la pantalla de su celular.
Tus hijos, tienen la oportunidad de tener un monedero con Bitcons en su smartphone para pagar las compras de Amazon; un crédito de un banco sueco; una base de cadenas de bloques de información donde checan los movimientos del mercado financiero en el que participan y reservarse algo de efectivo para ir a por tacos.
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