Uber triunfa en Brasil, pero en el camino perjudica a las automotrices
Dos tercios de los 600,000 conductores de Uber en Brasil no son dueños de sus vehículos, pues es más accesible rentar uno con empresas de alquiler.
Reuters.- Al igual que muchos conductores de Uber en Sao Paulo, la ciudad que más usa la aplicación de transporte en el mundo, Augusto Caio Pereira no posee el automóvil que maneja a diario en medio de los atascos notorios de la metrópoli.
En cambio, alquila el auto más vendido de Brasil, el Chevrolet Onix Hatchback, por 390 reales (93 dólares) semanales a Localiza Rent a Car, la principal compañía de alquiler del país.
“Me gusta decir que lunes y martes conduzco para pagar el costo del automóvil”, incluida la gasolina, comenta Pereira, de 23 años. “Y los miércoles, jueves y viernes son para mí”.
Pereira perdió su trabajo en un estudio de abogados hace unos meses, uniéndose a los 12 millones de desempleados de Brasil. Ahora conduce a tiempo completo.
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Al igual que él, dos tercios de los 600,000 conductores de Uber en Brasil no son dueños de sus vehículos, dijo un ejecutivo a los empresarios de alquiler de automóviles en octubre. Esa cifra, previamente no reportada, es una de las proporciones más altas del mundo para Uber.
El acceso barato a automóviles nuevos está impulsando el crecimiento de Uber y de firmas de alquiler de automóviles en Brasil, así como elevando las ventas de los fabricantes de automóviles, un 7% más este año.
Sin embargo, el crecimiento de las ventas también oculta una crisis más profunda para fabricantes de automóviles como General Motors: sus márgenes están implosionando a medida que las empresas de alquiler engullen cada vez más automóviles a precios con descuento.
Los pedidos mayoristas, conocidos como ventas de flota, están en un nivel récord y representan el 46% de todas las ofertas en Brasil, frente a 25% en 2012, según la asociación de concesionarios Fenabrave. Pero las ventas minoristas, de precios más altos, se han derrumbado casi a la mitad en el mismo tiempo.
Los ejecutivos de Detroit a Wolfsburg están muy conscientes del impacto corrosivo de las ventas de la flota. Desde 2015, firmas con plantas en Brasil, como Volkwsagen y Ford , han recibido más de 50,000 millones de dólares en subsidios de sus oficinas centrales, según datos del Banco Central de Brasil, el triple de lo recibido entre 2010 y 2014.
“La única razón por la que pudimos seguir operando en los últimos años es porque nuestras matrices nos ofrecieron préstamos o capital inyectado”, dijo este año Luiz Carlos Moraes, presidente de la asociación brasileña de la industria automotriz Anfavea.
Mientras tanto, las tres principales compañías de alquiler tuvieron ganancias récord en todos menos un año desde 2015, según los estados financieros.