Por Jonathan Heath* Las exportaciones totales de México en 2017 rebasaron por primera vez los 400,000 millones de dólares (mmd), al registrar 409,500 millones en el año. Esta cifra representó un crecimiento de 9.5% respecto al año anterior, la primera tasa positiva desde 2014 y la tasa más elevada desde 2011. Fue resultado de un incremento de 8.7% en las exportaciones no petroleras y un avance de 25.5% en las petroleras. Este último, en atención a una recuperación importante en el precio promedio de exportación por barril de petróleo. Estas cifras reflejan la entrada de dólares por las exportaciones realizadas, más no el impacto que tendrán las exportaciones en el crecimiento del PIB, ya que para las cuentas nacionales sólo se registra el volumen exportado. Por ejemplo, los dólares recibidos por las exportaciones petroleras aumentaron 25.5% en el año, resultado de un incremento aproximado de 28.6% en el precio y una disminución de alrededor de -3.4% en el número de barriles exportado. Por lo mismo, aunque hubo una entrada mucho más significativa de dólares, el petróleo exportado tuvo un impacto negativo en el crecimiento del PIB en 2017. En principio, se podría pensar que la recuperación en el precio del petróleo es buena noticia para México, sin embargo, no es el caso. Al incrementar el precio internacional del petróleo, también aumenta el precio de las gasolinas en los mercados mundiales. Dado que México importa una cantidad significativa de la gasolina que consumimos, se registraron 42,000 millones de dólares en este rubro en 2017, casi igualando la marca de 42,700 mdd de 2011. Sin embargo, la cantidad importada en 2011 fue cuando el precio del petróleo se ubicó por arriba de los 100 dólares por barril y el precio de la gasolina registró niveles máximos. Ahora en 2017, se importó mucho más volumen a un precio mucho menor al que existía hace seis años. El resultado es que el balance petrolero registró un déficit récord de 18,400 mdd, una diferencia de 37,800 mdd con el superávit máximo que se alcanzó en 2006, de 19,400 mmd. Dado que exportamos cada vez menos petróleo crudo y cada vez importamos más gasolina, el precio internacional ya no nos favorece cuando es elevado. Pasar de ser exportador neto petrolero a importador neto es un cambio estructural muy importante para el país. Afortunadamente, ha coincidido con otro fenómeno nunca observado antes: en 2017, por primera vez en la historia moderna, se registró un superávit no petrolero. Las exportaciones no petroleras crecieron 8.7% en el año para alcanzar 385,900 mdd, mientras que las importaciones aumentaron 6.4% para llegar a 378,400 mddy así registrar un superávit no petrolero de 7,500 mdd. De esta manera, el déficit comercial total del país fue de 10,900 mdd (menos de 1.0% del PIB), a pesar de tener un déficit petrolero récord. ¿De dónde viene este superávit? Básicamente del sector automotriz. Las exportaciones automotrices han crecido 43.3% de 2012 a 2017 para representar ahora casi 35% de las exportaciones manufactureras del país. En el mismo lapso, las exportaciones manufactureras no automotrices han crecido 11.3%. Los productos automotrices en su conjunto arrojan un superávit mayor a los 45,000 mdd al año. En otras palabras, México se ha transformado de ser un país exportador neto de petróleo a un exportador neto de productos automotrices. Si no fuera por este sector, tendríamos un déficit muy abultado, que seguramente hubiera presionado enormemente al tipo de cambio. Esto nos lleva a reflexionar sobre el rumbo de las negociaciones del TLCAN y el objetivo principal de Estados Unidos en disminuir el déficit que tiene con México. Específicamente implica disminuir drásticamente nuestro superávit automotriz. El problema es que no tenemos con qué reemplazarlo, por lo que un TLCAN 2.0 con una transformación radical en este sector podría, potencialmente, traer peores consecuencias que incluso ya no tener un tratado. *Asesor Económico de American Chamber/Mexico   Contacto: Twitter: @jonathanheath54 / @AmChamMexico Página web: www.jonathanheath.net  / www.amcham.org.mx Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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