- El no aceptar la necesidad de reformar el 102 Constitucional para generar una verdadera, auténtica y operativa Fiscalía General de la República.
- Pretender derogar la reforma educativa y decir que van a hacer otro tipo de evaluaciones.
- Anunciar la creación de Coordinadores Federales Generales en cada entidad federativa (con la consecuente acumulación de poderes en pocas personas).
- Seguir incorporando personas con agendas muy contrastantes y de difícil lectura para llegar a resultados claros y oportunos.
¿Y ahora qué? con la corrupción y la impunidad
Parte inequívoca del mandato ciudadano es hacer justicia y exigir investigaciones puntuales para que toda aquella persona que la haya hecho, la pague. No merecemos menos.
Por Juan Francisco Torres Landa R.
Estamos viendo el nuevo panorama en nuestro país, después del tsunami que se manifestó con claridad el domingo 1 de julio. Ahora hay que revisar cómo quedó el tablero político en México, ya que la ola masiva dejó prácticamente todo el territorio en color guinda y no tenemos tiempo que perder.
Si actuamos de manera pasiva, nos enfrentaremos a importantes riesgos. Por ello, una de las grandes lecciones que debemos aprender de las últimas décadas, y en particular de los últimos años, es que tener una ciudadanía complaciente es un ingrediente que permite que quien ocupe el poder transitoriamente, abuse del mismo, y en la mayoría de los casos, para servirse de éste y privilegiar a los suyos en el uso y abuso del erario público. Esa pasividad no puede ser nunca más un fenómeno con el que nos sintamos cómodos o satisfechos.
Pareciera que el mensaje de rechazo a la corrupción e impunidad es el más potente que lanzó recientemente el electorado, falta ver cómo lo entienden las aún no son declarados oficialmente ganadores, ya hay algunas señales confusas de lo que pretenden hacer.
Si bien dicen que no van a fallar en ser intolerantes con la lucha contra la corrupción e impunidad, nos dan sorpresas adversas como: