A diferencia de la mayoría de los startups exitosos hoy en día, dirigidos por estadounidenses desde alguna ciudad de EU, este sitio especialiazado en subir y compartir música fue fundado pos dos suecos y es operado desde Europa. Conozcan su historia.   Por Ryan Mac   Alexander Ljung luce un poco perdido en el cruce de Wilshire Boulevard. Su chamarra Nike es un estándar en Los Ángeles, pero el cigarrillo y el ceño fruncido traicionan las raíces europeas de este joven de 31 años de edad, director general de SoundCloud. Es el fin de semana de los Grammy y Ljung, a 6,000 millas de su casa en Berlín, no está aquí para recoger un premio, sino para vender a ejecutivos de sellos discográficos, artistas y aficionados su creciente plataforma online de distribución de audio, que ya proclama como el futuro YouTube del sonido. Cualquiera que sea el caso, SoundCloud se está haciendo notar. Si has escuchado hace poco un fragmento de sonido en una red social como Facebook o Tumblr, lo más probable es que te haya llegado a través de las omnipresentes ondas color naranja de sus reproductores de medios, ya sea que hayas sintonizado el último sencillo de Drake o el podcasts de NPR. A diferencia de Spotify y Pandora, proveedores de contenido para una experiencia de escucha pasiva, “SoundCloud permite a cualquier persona en el mundo compartir un archivo de audio que haya creado, ya sea música, grabaciones de sus hijos en su teléfono o los discursos de Obama”, dice Ljung. “También permite que cualquiera pueda seguir la aplicación móvil o en internet y encontrar esos sonidos increíbles.” Pero, al igual que muchas grandes ideas, SoundCloud tuvo una época en la que le fue difícil conseguir tracción. Crear plataformas sociales para medios visuales es más fácil de producir una para audio, que es menos tangible y una experiencia sensorial más pasiva. MySpace, originalmente destinado a conectar a los usuarios con los músicos, sólo despegó como una red de persona a persona antes de ir a rehabilitación bajo el cobijo de Justin Timberlake. Odeo, el malogrado servicio de podcasting, nunca llegó a despegar hasta que dio un giro hacia el texto y se convirtió en Twitter. La clave, dicen Ljung y su cofundador Eric Wahlforss, de 33 años, es convertir el sonido en algo con lo que la gente pueda interactuar, de ahí que existan las funciones de publicar comentarios y las formas de onda de pista que permiten a los usuarios “ver” sus sonidos. Eso, junto con la ubicuidad de los teléfonos inteligentes y de Internet móvil, permite a cualquiera grabar, publicar y transmirit directamente contenido que alguna vez tenía que ser grabado en un CD o descargado al iPod. Hoy SoundCloud tiene 38 millones de usuarios registrados, tal vez el 5% de ellos paga por el servicio. El modelo freemium te da acceso a un registro de canciones, fragmentos de audio y podcasts sin precedentes en Internet. Nada tiene licencia, y todos los usuarios pueden subir contenido único, siempre propio. Los archivos de audio son después alojados en el sitio de SoundCloud y puede accederse a ellos a través de reproductores altamente visuales que permiten publicar comentarios e interactuar, y que también pueden compartirse como widgets en distintas plataformas de contenidos, desde WordPress hasta Facebook. ¿Quieres más espacio para subir tus archivos? Por  4 dólares al mes  recibe cuatro horas de sonido, 12 dólares mensuales te darán capacidad ilimitada. Por todo eso, SoundCloud aún no ha obtenido ganancias. Cerró el 2011 con 10 millones de usuarios, una pérdida de casi 5 millones de dólares (mdd) tras reportar ingresos por 6 mdd. El año pasado, después de triplicar su base de usuarios, obtuvo cerca de 20 mdd en ventas, estima Forbes. Mientras estudiaban en el Instituto Real de Tecnología de Estocolmo, Ljung, un ex estudiante de ingeniería de audio y Wahlforss, un amateur de la música electrónica, concibieron la idea de una sencilla herramienta de intercambio de sonido que permitiera a la pareja enviar fragmentos de canciones entre sus MacBooks. Compraron el dominio soundcloud.com por 400 dólares. “Las cosas a su alrededor a los servicios de archivos enviando tiempo baratos y MySpace eran un horrible desastre,” dice Wahlforss. Con SoundCloud, “estábamos rascándonos nuestra propia comezón.” Los dos suecos se trasladaron a Berlín en 2007, refinando el producto en oscuros cafés y en el departamento que compartían en el bohemio barrio de Prenzlauer Berg. Tenían poco dinero, Ljung recuerda haber armado escritorios con madera de desecho que encontraron en la calle, pero pronto tuvieron una base social en la escena de la música electrónica underground de Berlín, donde los artistas estrenaron canciones vía SoundCloud. Aficionados, sí. Grandes patrocinadores, no. SoundCloud fue lanzado en octubre de 2008 con 20,000 usuarios y la ayuda de los inversionistas de capital semilla de Wahlforss, a quienes conocían de un previo en un startup de mapeo. Pero no picó nungún pez de los fondos de capital de riesgo para la ronda de Serie A. Incluso con un pequeño equipo de menos de diez empleados, Ljung se preguntó si la empresa podría sobrevivir. Siguieron adelante, aplazando los salarios antes de cerrar una ronda de financiamiento con Doughty Hanson Technology Ventures, con sede en Londres, por más de 3 millones de dólares en abril de 2009. El dinero y la exposición de boca en boca impulsaron el crecimiento. SoundCloud alcanzó la marca de 1 millón de usuarios en mayo de 2010 atrayendo a artistas tradicionales como los Foo Fighters, que aprovecharon esta página como una herramienta de promoción. Un año más tarde el número de usuarios se quintuplicó justo antes de una ronda de financiamiento de 10 millones de dólares en Union Square Ventures e Index Ventures. Hoy SoundCloud llega a oyentes en unos 200 países, crece en cerca de 70,000 usuarios al día. A ese ritmo la empresa podría llegar a 55 millones de usuarios a finales de año. Sus sedes se encuentran un poco mejor en estos días, también, repartidas en tres oficinas en el distrito (“central”) de Mitte, en Berlín, hogar de Silicon Allee. (También tiene oficinas en San Francisco.) Oficinas estruendosamente naranjas chocan con edificios de la era comunista y los restos del Muro, visibles desde las ventanas. Las salas de conferencias de cristal llevan el nombre de músicos destacados como Kurt Cobain o Ella Fitzgerald. Incluso los artistas menos conocidos consiguen exposición en la plataforma: el promedio de reproducciones por músico aumentaron seis veces en los últimos 14 meses, hasta unos 12,000 al mes, de acuerdo al experto en música digital Next Big Sound. En una época en que “la música libre es sólo una parte del negocio”, dice Ryan Raddon, un DJ más conocido como Kaskade, SoundCloud es el lugar donde la comunidad se ha reunido para cargar, promover y compartir la música. “Espero que se convierta en el estándar de la industria.” SoundCloud espera no ser encasillado como sólo un sitio de streaming de música. Ése es un sitio lleno de gente donde Spotify y Pandora han enterrado sus banderas y Apple y Amazon están al acecho. En cambio, Wahlforss y Ljung están apostando que hay mucho más valor en la creación de una plataforma donde todo el sonido se democratiza y, con el tiempo, pueda apalancar los negocios. Para ello SoundCloud hizo recientemente un rediseño completo, agregó características para mejorar la red social y mantener a los usuarios haciendo clic a lo largo y ancho del sitio. Junto con las mejoras visuales como fotografías mejoradas y reproductores más elegantes, la nueva versión permite republicar (una especie de retweet en Twitter o reblog en Tumblr), “me gusta” y una función de tracks relacionados para mejorar la experiencia de descubrimiento de música. SoundCloud también está probando asociaciones promovidas para traer fuentes adicionales de ingresos, dando munición a los críticos que lo acusan de “hacer una Zuckerberg.” Con pesos pesados detrás de él, el sitio tiene ahora que hacer dinero de alguna manera. Una ronda de serie C, en enero de 2012, dirigida por Kleiner Perkins, llevó los fondos totales de SoundCloud a cerca de 45 millones de dólares. ¿Cuánto vale la empresa? Los cofundadores, normalmente dispuestos a hablar, callan. Sin embargo, con base en los flujos de ingresos proyectados y comparaciones con compañías como Pandora y Spotify, se estima que su valor ronda entre los 350 y los 400 millones de dólares, una cifra corroborada por fuentes cercanas a la compañía. Un patrocinador es mucho más optimista. “Creemos que va a valer la pena tanto o más que Pandora y Spotify y todos esos chicos”, dice Hany Nada, de GGV capital, que también es un inversionista en Pandora, cuya capitalización de mercado reciente fue de 2,200 millones. “Hay cosas en SoundCloud que no puedo encontrar en ningún otro lugar.”

 

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