Aunque la impresión 3D irrumpió en el mainstream hace un par de años, se trata de una tecnología que ha estado disponible desde hace más de dos décadas. Su súbita popularidad se debió en parte a que programas como The Big Bang Theory simplificaban su complejidad y también a que compañías como Makertbot anticipaban la inminente llegada de las impresoras de escritorio a los hogares de todo el mundo. Esa visión resultó estar equivocada. Hoy, Stratasys, la compañía que inventó la impresión 3D, también conocida como manufactura aditiva, agradece que el fervor popular por esta tecnología se haya diluido.  “A nosotros nos beneficia que se pase el hype porque la gente empieza a encontrar la utilidad en nuestros productos, tenemos a un mercado que ya ha madurado, en el que tienes que explicar mucho menos de qué se trata y hay mucho más conocimiento del tema”, dice a Forbes México Carlos Ramírez, gerente regional de Stratasys para América Latina. Para Ramírez, la firma que representa tiene dos tipos de usuarios: “Los Makers que tienen conocimiento de la tecnología y los que no la conocen y necesitan guía. Para los segundos tenemos software, apps, contenido, clases, diseño y todo el respaldo de la marca de haber creado esta tecnología. Ayudamos a los profesores a que aprendan y también lo hacemos con la gente de la industria, ¿qué industria? La que quieras, todas las armadoras de autos, maquila, fábricas de electrodomésticos o de instrumentos musicales o salud, desde el punto de vista de prototipado rápido”, sostiene. Stratasys, que desde 1989 se dedica al desarrollo y fabricación de impresoras 3D, tiene presencia en México desde hace 11 años y operación directa desde hace cuatro. Su tecnología ha sido clave para el desarrollo de varios sectores industriales, entre ellos el automotriz y aeronáutico, los que, asegura Ramírez, aún no han desplegado más que parte de su potencial de negocio. Lee también: Robohand: Prótesis 3D (ahora sí) para todos “En años pasados el principal cliente fue el sector de educación y el resto se dividió entre consumo, electrónica de consumo y automotriz, quizá un poco aeroespacial, pero 2016 la tendencia hacia la industria automotriz fue muy marcada, representó 60% de las ventas en dólares”, dice Ramírez. Las universidades con áreas de investigación (entre ellas la UNAM y el IPN), explica el directivo, son también grandes clientes de la compañía, pero al enfocarse en equipos menos costosos son superadas por las transnacionales de la industria. Aun así, Ramírez reconoce que 2016 fue un año muy complicado: “2015 fue un año excelente y puso el listón muy alto, 2016 fue complicado, nos pegaron muchos los recortes y la primera mitad fue muy difícil, pero al final logramos cerrarlo bien, casi plano con 2015.” No obstante, Makerbot, la división de impresión 3D de escritorio, corrió con una suerte distinta. “En 2015 apenas empezábamos, de 2015 a 2016 crecimos más de 770% porque realmente no había nada, en 2016 crecimos 202%. Somos la marca que más impresoras de escritorio ha vendido alrededor del mundo, con más de 100,000 unidades, y ahora Latam comienza a adquirir una relevancia porque ya estamos contribuyendo a la casa matriz”, dice Felipe Rosales, gerente regional de Makerbot para la región. Makerbot, que nació como un intento de aprovechar las patentes vencidas de manufactura aditiva de Stratasys para adaptarlas a una impresora de escritorio, fue –irónicamente— adquirida por ésta en 2013. Desde entonces, la proporción de las aportaciones que hacen al negocio es de 70-30, con la mayor parte empujada por Stratasys.   Un año brillante, a pesar de los tropiezos Para ambos ejecutivos, 2017 se perfila como un gran año para el mercado de la impresión 3D. Esa idea se mantiene a pesar de que Ford, una de las grandes marcas en la industria automotriz (su principal fuente de ingresos), haya decidido no construir una nueva planta en San Luis Potosí. A Ramírez esa decisión no le quita el sueño: “Es algo que igual no veríamos en los próximos cuatro o cinco años. El proceso de construcción y establecimiento de redes de proveeduría toma tiempo, mira a Audi, hace años que llegó y apenas comenzó a fabricar, pero aún no está en marcha esa maquinaria que significa tener a Audi en México, sí ha habido empleos e inversión que impactan al país, pero su efecto pleno aún está por verse”, dice. El directivo añade que hasta 2015 era difícil que la gente se acercara a ellos, “pero ahora las empresas se acercan a nosotros, Ford fue un caso de esos. El mercado ha cambiado un poco. A veces es complicado convencer a alguien cómo puede transformar sus procesos”. Lee también: Impresión en 3D, ¿qué diablos es eso? Rosales de Makerbot ve la oportunidad en la crisis: “¿Qué ocurrirá con el resto de las armadoras? Aún no se sabe, pero es poco probable que vayan a recibir más dinero para que inviertan en México, la única forma de alcanzar su margen [de ganancia] será ahorrando, y ahí es donde van a empezar a ver tecnologías como la nuestra, para reducir sus costos”. Para Rosales, la inestabilidad que ha afectado al peso y fortaleció al dólar a finales de 2016 y 2017 está injustificada y probablemente se irá disolviendo a lo largo del año, por lo que el panorama luce halagüeño. “Nuestra industria apenas está en desarrollo y es capaz de crear ahorros, por lo que nuestra perspectiva es de crecimiento. Stratasys espera crecer entre 20 y 30%”, dice Ramírez, mientras que Rosales prevé una expansión de triple dígito para Makerbot en el año. ¿De dónde provendrá ese crecimiento? Muy probablemente de la industria automotriz, pero también del sector aeroespacial, el que, según Ramírez, “Tiene sus retos. Para entrar en esa industria debes certificar materiales, piezas y lo bueno es que ya hay casos que nos ayudan, Airbus y Boeing ya usan productos, así como para manufactura como para productos de uso final o la United Launch Alliance que ha ahorrado muchos costos con esta tecnología”. Al final, ambos ejecutivos agradecen que los mitos que rodearon a la impresión 3D en los últimos años se hayan diluido. Rosales afirma que ahora, “ya sabemos qué se puede hacer con estas tecnologías, ésa es la base sobre la que estamos construyendo todo lo que estamos haciendo”.

 

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