Hacer Jack Daniel’s es un proceso artesanal que desde 1866 se ha hecho de la misma forma que lo hacía Mr. Jack: fabricando su propio carbón de maple, haciéndolo pasar por el mismo proceso de filtrado único al que llamó “Charcoal Mellowing” -donde el whiskey pasa a través de tres metros de carbón para darle el sabor, color, y aroma que hoy lo caracteriza-, y finalmente ensamblando sus propias barricas donde cada gota de whiskey descansa, mientras madura a su propio ritmo hasta que decide estar listo.
Y aunque este proceso no ha cambiado ni una sola vez en 150 años, sí podemos decir que sólo ha sido afectado en una ocasión al mezclar un toque de miel y mucho Jack, lo que dio como resultado a Jack Daniel’s Tennessee Honey. Hacerlo no es fácil, pero solo la mejor miel es la que llega a una botella de Honey para revelar exquisitas y nuevas notas al paladar.
A pesar de ser uno de los whiskeys más nuevos de la familia, hemos descubierto muchas formas de cómo poder disfrutarlo, recomendamos ampliamente mezclarlo con mineral y un poco de refresco de limón, tomarlo como shot congelado o en las rocas.
Sin duda, la bebida perfecta para quienes disfrutan de un whiskey con un toque inesperado.